viernes. 19.04.2024
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El gobierno de Macri se presentará en Washington con la oferta de alcanzar el equilibrio fiscal en 2019

@jgonzalezok | Mauricio Macri ha puesto fin al gradualismo económico, que caracterizó los primeros dos años y medio de gestión y reconoció que Argentina está en emergencia. En un mensaje al país, de 22 minutos de duración, afirmó: “El golpe que recibimos en estos cinco meses es duro. El mundo nos dijo que vivimos arriba de nuestras posibilidades. Creímos con excesivo optimismo que podíamos ir despacio, pero tenemos que ir más rápido”.

Ante una nueva negociación con el FMI para asegurar el financiamiento de 2019, el gobierno de Macri se presentará en Washington con la oferta de alcanzar el equilibrio fiscal en 2019. Para ello acudirá a una herramienta fundamental, de la que había renegado: la imposición de retenciones (impuestos) a la exportación, un mecanismo usado por el anterior gobierno de los Kirchner. Pero justificado ahora por Macri en esta situación de emergencia: “Sabemos que es un impuesto malo, malísimo, que va en contra de lo que queremos fomentar, más exportaciones para generar más trabajo en cada rincón de la Argentina. Pero les tengo que pedir que entiendan, que es una emergencia y que necesitamos de su aporte”. El objetivo es lograr una recaudación extra, del 1% del PIB.

Para contrarrestar la dureza de estas medidas anunció aumentos en los principales programas sociales y un refuerzo en los programas alimentarios en todo el país, destinados a comedores populares y escuelas. También se reforzará el programa Precios Cuidados, con productos subsidiados en los supermercados. No obstante, el presidente admitió que aumentará la pobreza, que durante el primer período de su gobierno había logrado disminuir.

Macri también decidió aplicar el recorte al gabinete. Pasó de los 19 ministros a solo 10. Un equipo compacto para afrontar la situación de emergencia, según dijo el propio mandatario, aunque se trata de un recorte simbólico, ya que los ministerios que desaparecen se convertirán en secretarías de Estado, en algunos casos con los mismos titulares. Continuará el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, que ahora encabezará un ministerio con el nombre de Economía. Y también Marcos Peña, como jefe de Gabinete, a quien se le considera el otro yo de Macri. En ambos casos se había especulado con su recambio o con su reubicación en otros puestos.

Entretanto, el gobierno sinceró sus previsiones macroeconómicas. Espera para este año una inflación del 42% (la mayor desde 1990) y una caída del PIB del 2,4%. Para el 2019 calculan una inflación del 25% y un crecimiento del 0 %.

El presidente Macri reconoció que los últimos cinco meses fueron los peores de su vida, después del secuestro que sufrió en 1991. Se refería a los seis días que estuvo encadenado en un sótano, con temor a que lo mataran, antes de ser liberado luego de pagarse un rescate de seis millones de dólares.

Para Macri, la situación que vive el país “es un fracaso que en 70 años no podamos resolver nuestro equilibrio fiscal y que nos haya hecho convivir la misma cantidad de años con la inflación, que hace que tengamos que estar siempre con el corazón en la boca y con tantas personas sin un trabajo de calidad”.

Con esta crisis, Argentina llegará al 2019, año electoral, con una situación socioeconómica más que complicada. Aunque al gobierno le preocupa aún más la etapa anterior, de aquí a fin de año. Se teme que la situación social se deteriore tanto que haya saqueos, como sucedió en crisis anteriores, con la ayuda de sectores del peronismo. De hecho, ya hubo estos días algunos incidentes en las provincias de Mendoza y Chubut. Para tratar de evitar estas situaciones se están tomando medidas, sobre todo en el conurbano bonaerense, donde está la franja de pobreza más importante del país.

La imagen de Macri sigue desgastándose, según la última medición de la consultora Management & Fit. Esto complica sus perspectivas de reelección, aunque en el banquillo del gobierno hay recambio, en la figura de la actual gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal.

En la oposición todavía están tratando de encontrar una personalidad que pueda tener alguna posibilidad. El problema es la expresidente, Cristina Fernández. Es la que más mide en las encuestas, pero tiene un techo muy rígido, en torno al 30%. La oposición la necesita para ganar, pero también es un obstáculo. Tiene un vía crucis judicial por delante que la va a perseguir durante años.

Este mismo lunes, la ex presidente tuvo que comparecer nuevamente ante el juez Claudio Bonadio, que investiga el llamado caso de los cuadernos de la corrupción. Acusada de ser la jefe de una asociación ilícita, contraatacó y volvió a esgrimir la teoría de la cortina de humo: “En medio de las peores noticias económicas y cuando el dólar se aproximó a los 40 pesos, fue necesario que se me citara por séptima vez a este juzgado. Ello, bajo el pretexto de ampliar mi declaración indagatoria”.

Desde el kirchnerismo se apuesta al desgaste del gobierno, pensando que es la solución para cortar las investigaciones de la Justicia sobre el saqueo al que fue sometido el país. Y hay sectores, incluso, que piden la cabeza de Macri, literalmente. Luis D´Elía, dirigente piquetero y uno de los más ardientes defensores de Cristina Fernández, pidió el fusilamiento del presidente en la Plaza de Mayo. Lejos de ser una exageración retórica, lo justificó acudiendo a la historia, preguntando cuántas personas habían fusilado en la guerra de la Independencia algunos próceres, como el general José de San Martín.

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