viernes. 29.03.2024
lula

@jgonzalezok / Las investigaciones de corrupción en Brasil han alcanzado de lleno al ex presidente Lula 2003-2010), que fue llevado compulsivamente por efectivos de la policía federal para declarar en la llamada Operación Lava Jato, que investiga el millonario esquema de corrupción ligada a la empresa estatal Petrobrás. El ex presidente brasileño fue despertado a las seis de la mañana por efectivos policiales que se presentaron en su casa por orden del juez Sergio Moro, para ser llevado a la fuerza a declarar en una unidad de la policía militar en el aeropuerto de Congohnas, en Sao Paulo. Quedó en libertad después de casi cuatro horas declarando en dicha dependencia.

Unos 200 policías y 30 agentes de la agencia tributaria fueron movilizados para allanar su apartamento en Sao Bernardo do Campo, en el conurbano de Sao Paulo, así otros domicilios ligados a miembros de su familia y el Instituto Lula.

Para justificar las decisiones tomadas en torno al ex presidente, el Ministerio Público Federal afirma que además del cartel de grandes empresas que corrompieron a políticos y funcionarios de la estatal Petrobrás, hubo también un grupo de empresas que integraron una fuerza de tareas para lavar dinero sucio en beneficio de Lula y su familia.

El testimonio del ex presidente del Senado y militante del PT, Delcídio do Amaral, que se acogió a una delación premiada, fue decisivo para actuar contra Lula. Habría acusado al ex mandatario de tratar de comprar el silencio del ex presidente de Petrobrás, Néstor Cerveró, detenido desde hace meses. También dijo que tanto Lula como la actual presidente, Dilma Rousseff estaban al tanto del esquema de sobornos y sobrefacturación en la Petrobrás.

En los próximos días también podría complicar la situación del ex presidente brasileño la declaración de Léo Pinheiro, ex presidente de la constructora OAS, una de las que más contratos de obra pública tuvo durante el gobierno de Lula. También aceptó contar lo que sabe a cambio de una reducción de su pena. Pinheiro estaría detrás del triplex en la playa, que habría entregado personalmente las llaves a Lula.

Lula se mostró especialmente indignado con la actuación del magistrado Sergio Moro, al afirmar que no necesitaba haber mandado a la policía para llevarlo a declarar: “solo necesitaba invitarme, iría a Curitiba (donde está el juez Moro), a Brasilia, solo necesitaba ser convocado”.

“Quedé golpeado, ofendido, me sentí ultrajado, pero esto es lo que tenía que suceder para que el PT levante la cabeza”, añadió Lula. Se mostró dispuesto a hablar a partir de la semana que viene por todo el Brasil: “quien quiera un discurso de Lula, solo tiene que pagar el pasaje de avión. No sé si seré candidato en 2018, pero estas cosas aumentan la tensión de la gente”. Lula se mostró duro con los medios y con la justicia. Habló de “espectáculo mediático” y afirmó que “hoy, quien condena a las personas son los titulares (de la prensa)”. Sobre el juez Sergio Moro dijo que era arrogante y prepotente y lo acusó de estar trabajando asociado con los medios. Y afirmó que el PT es víctima de una conspiración de las élites, en respuesta a los avances sociales promovidos por el partido.

Un comunicado policial señaló que en una república, incluso los más ilustres y poderosos personajes tienen que estar sometidos al escrutinio de la Justicia y que en este caso se actuó en base a decenas de testimonios y una extensa evidencia documental: “El ex presidente merece respeto, por la dignidad del cargo que ocupó, pero esto no significa que es inmune a una investigación”.

En la mira de la justicia hay dos propiedades que atribuyen a Lula y que habrían sido obsequio de empresas beneficiadas por contratos públicos. Se trata de un triplex en Guarujá, una popular playa en el litoral del estado de Sao Paulo, y una finca en Atibaia, en el mismo estado, del tamaño de 23 campos de fútbol.

Lula volvió a negar que fuera el dueño de la propiedad de Atibaia, aunque pasó allí buena parte de los fines de semana de los últimos dos años. Su esposa, Marisa, se encargó de comprar muebles para dicha propiedad. “Ahora no puedo usar la chacra porque es un crimen. No es mía porque no la pagué y no la compré. Si no la pagué ni la compré no es mía. Cuando tenga una escritura a mi nombre, ahí pasa a ser mía”. 

Además se investiga si Lula recibió pagos por supuestas donaciones o conferencias, por valor de ocho millones de dólares, que habrían hecho las mismas empresas bajo sospecha en el escándalo de Petrobrás. Hay dudas de que tales conferencias realmente fueron realidad.

Esta nueva fase en el caso de la corrupción en Petrobrás pone en evidencia la profundidad de la crisis política que vive Brasil. Hubo enfrentamientos entre militantes del PT y manifestantes que protestaban contra Lula. En la noche del viernes, y a través de las redes sociales, se convocó a que la gente saliera a las ventanas de sus casas para aplaudir a la Policía Federal, coincidiendo con el comienzo del Jornal Nacional, el principal telediario de la cadena Globo, el de más audiencia del país.

La presidente, Dilma Rousseff, convocó este viernes a los ministros políticos del gabinete para analizar la situación. Dilma misma enfrenta una posibilidad de juicio político, una economía en serio declive, más bien franca recesión, y la crisis del virus Zika.

El principal partido de oposición, el PSDB, hizo un llamamiento para realizar elecciones anticipadas: “Se acabó la República, es el fin del gobierno”, dijo el diputado Miguel Haddad, que también dijo que la mandataria no tiene más autoridad moral para gobernar.

El Supremo Tribunal Federal investiga a 38 legisladores del PT; más de 20 empresarios y ex directivos de Petrobrás, además de algunos lobbystas, están detenidos. Lo mismo que el ex tesorero del PT, Joao Vaccari Neto, y el conocido publicista Joao Santana, que asesoró en numerosas campañas políticas en todo el continente. 

Conmoción en Brasil por las imágenes de Lula siendo llevado por la fuerza a declarar