viernes. 29.03.2024
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@jgonzalezok / Por primera vez, después de más de diez años de gobiernos encabezados por sus padres, Máximo Kirchner apareció en público y fue el protagonista de un acto político, con un discurso que lo mostró por primera vez a los ciudadanos, que solo conocían su figura y acostumbrados a su bajo perfil. Podría ser un intento de posicionarlo –o al menos probarlo- para las elecciones del año próximo.

Fue en un acto organizado por La Cámpora, la organización juvenil en la que no tiene ningún cargo formal, pero de la que se dice que fue inspirada por él. El motivo, recordar el cuarto aniversario del último acto en el que participó su padre, el fallecido presidente Néstor Kirchner. Aquél acto fue en el estadio Luna Park, poco después de salir de terapia intensiva y un grave problema de salud, que acabaría con su vida días después. Un acto convocado con el lema “Néstor le habla a la juventud, la juventud le habla a Néstor”, que sería el origen de la ola de militancia juvenil en el kirchnerismo.

Con la concentración de este sábado, los militantes de La Cámpora demostraron su poder de movilización y llenaron el estadio de Argentinos Juniors, en el barrio porteño de La Paternal. Según la agencia oficialista Télam, serían unos 40.000 militantes. Formalmente, el desempeño como orador de Máximo Kirchner fue notable. A pesar de cierto nerviosismo, dijo su discurso sin leer, y muchos encontraron cierto parecido en la voz a con la de su padre. El contenido fue el que se podía esperar del hijo de Néstor y Cristina e inspirador de La Cámpora.

No podían faltar las críticas a los medios de comunicación, a la oposición y a los “poderes concentrados”. Lo más sorprendente y novedoso fue que reflotó el tema de la reelección de su madre, imposibilitada por la Constitución para acceder a un tercer mandato consecutivo. Aunque es un tema definitivamente archivado, porque el gobierno no cuenta con la mayoría parlamentaria suficiente, lanzó: “Creo que Cristina se va a enojar, pero es lo que pienso y lo voy a decir: si Cristina está tan mal o es tan mala o no sirve, por qué si están tan interesados en terminar con esta experiencia política, si quieren acabar con el kirchnerismo (…) por qué no dejan y compiten con Cristina, le ganan a Cristina y sanseacabó”.

El acto fue convocado bajo la consigna “Bancando (apoyando) lo irreversible” y contó con la presencia de la plana mayor del kirchnerismo puro. Además de todos los referentes de La Cámpora, estuvieron el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, el ministro de Economía, Axel Kicillof, la ministra de Cultura, Teresa Parodi, el secretario de los servicios de inteligencia, Héctor Icazuriaga, el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez y el ex dirigente piquetero Luis D´Elía, entre otros.

El acto, a poco más de un año de las próximas elecciones, significa el comienzo de la toma de posición frente a lo que se supone será el fin del ciclo kirchnerista, inevitable por la ausencia de un candidato propio con peso. Fue también una demostración de fuerza frente a otras agrupaciones del oficialismo. Junto a las presencias mencionadas, también fueron notables las ausencias. Entre ellas, las de algunos precandidatos peronistas, como el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, o el ministro del Interior, Florencio Randazzo.

Máximo Kirchner estuvo siempre en un segundo plano y su voz solo se había escuchado durante unos segundos en un documental sobre su padre. Reside en Santa Cruz, la provincia patagónica donde creció y donde cuida de los negocios familiares. Se asegura que ejerce un importante papel como consejero de la presidente. Dado el carácter desconfiado de Cristina Fernández, sería de los pocos que pueden hacer sugerencias a la mandataria. Gracias a él, La Cámpora no hace más que sumar poder. Incluso se menciona a uno de sus dirigentes, Mariano Recalde, actual presidente de Aerolíneas Argentinas, como posible jefe de Gabinete, en sustitución de Jorge Capitanich.

Desde hace tiempo se venía anunciando que el hijo de la pareja presidencial se lanzaría abiertamente a la actividad política. El año que viene podría ser la oportunidad, aunque las encuestas que se han hecho para ver cómo medía no han sido alentadoras. Una de sus posibles aspiraciones sería ser intendente (alcalde) de la capital de la provincia de Santa Cruz, Río Gallegos, a semejanza de su padre, que empezó así su carrera política. Pero sus convecinos no le tendrían mucho aprecio, según esos sondeos.

En los próximos meses vendrá la batalla por la conformación de las listas electorales. Durante estos años llegaron confeccionadas desde la Casa Rosada, primero por Néstor, después por Cristina. La Cámpora cree llegado su momento y presiona por copar con nombres propios las papeletas, para asegurarse un nicho en el futuro parlamento. Muchos gobernadores se resisten, temerosos de su propia supervivencia política, que no quieren atar al gobierno saliente. Pero el gran desafío es para Daniel Scioli, el candidato mejor posicionado dentro del oficialismo, que ha sido expresamente rechazado por todos los referentes kirchneristas. 

Los argentinos conocen la voz de Máximo Kirchner