viernes. 26.04.2024
niños ucrania
Imagen: Unión Europea

Rusia no es lo que fue la Unión Soviética. La Federación Rusa son los despojos de la URSS tras la Tercera Guerra Mundial. Una Guerra que nunca fue declarada y en la que teóricamente no se dispararon los fusiles. Me refiero a la carrera armamentista en que se vio inmersa con los Estados Unidos sobre todo a partir de 1949, y de la que dependía su supervivencia. No es nuevo, ya aconteció con el imperio asirio en la antigüedad. Llegó un momento en que el gasto militar era inasumible porque consumía más recursos de los que producía el sistema. El régimen sencillamente se desmoronó. El Muro de Berlín es la imagen quizás más representativa. Una sinécdoque. Ni el resto de las Repúblicas soviéticas querían seguir perteneciendo a una Unión que hasta el momento les había resultado ventajosa y que ya no podía ser generosa con ellas. La privatización de los activos fue consecuencia del derrumbe. Ante la inminente caída, los integrantes de la nomenklatura arramblaron con lo que pudieron. Al final de las guerras siempre se produce el saqueo. En este caso autosaqueo, fagocitación, canibalismo económico... Y de las ruinas de un capitalismo de Estado resurgió el capitalismo tradicional, de toda la vida, en manos de magnates de nueva generación con una trayectoria tan sucia o más que el resto de las oligarquías que en el mundo han sido y son.

Tampoco los rusos y sus dirigentes son lo que fueron. Aunque irremisiblemente siempre queda algo. De eso los españoles sabemos un poco porque todavía tenemos un “franquito” en nuestra Constitución, en nuestras instituciones, en las calles y hasta en nuestras consciencias y nuestros miedos. Desgraciadamente, Rusia apenas se liberó del estalinismo y la burocracia de partido para reincidir en su culto a los sátrapas neozaristas como Putin, que, evidentemente, es un personaje oscuro, tortuoso, amoral y peligroso.

Rusia en el momento actual no es la potencia que fuera. Quizás nunca lo fue en la medida que se decía y nos hicieron creer. Bien pudiera haber sido falseada desde Occidente su auténtica realidad para que constituyera una excusa para el buen desenvolvimiento de los negocios armamentísticos. Es muy posible que hasta ellos se creyeran la imagen que desde Occidente se emitía. Algo así como verse en un espejo cóncavo que habían dispuesto sus enemigos.

En este conflicto nos han conseguido engañar a todos haciéndonos creer que solo hay un culpable y nosotros 'pasábamos por allí'

En el momento actual, el PIB de la Federación Rusa es inferior al de Italia y solo supera al español en un 3,6%. Eso sí con una población de 144 millones de habitantes (el noveno con más población del mundo). Y estos son datos concluyentes para creer que Rusia no debiera estar interesada en iniciar un conflicto armado que, de tener cierta continuidad en el tiempo y el espacio, no podría financiar. A Rusia sólo le queda la capacidad de disuasión que le proporciona un armamento nuclear cada día más desfasado y obsoleto. Quizás incluso caducado y sustituido por otro de attrezzo. El presente de Rusia recuerda la leyenda de Harzenbusch del ventero enano que daba voces y no se mostraba a los clientes para mantener el orden en su establecimiento. ¡Hasta que los arrieros descubrieron que no era el gigante violento por el que se hacía pasar desde el piso superior! Y así lo confirma la propia evolución de las operaciones militares que daría risa de no tenerse en cuenta los muertos y heridos, la destrucción y el sufrimiento en general.

No obstante, lo anterior, lo cierto es que Occidente ha perpetuado las hostilidades propias de la guerra fría hacia Rusia. Una de cuyas manifestaciones es que la OTAN haya sido mantenida activa, pese a la inexistencia del atrabiliario comunismo que amenazaba a Occidente; pese al desmantelamiento del bloque militar contrario, el Pacto de Varsovia; pese a que Rusia mantiene un sistema político y económico, con todas las corruptelas que se quiera, análogo al de algunos países que son miembros de la OTAN… ¿O es que la Turquía de Erdogán o la Hungría de Orbán tienen regímenes homologables con las democracias occidentales?

Durante estos años, se ha mantenido la amenaza a Rusia desde Occidente, sin que el papel de Europa haya sido distinto del que, con carácter subordinado a los americanos, desempeñó siempre. La OTAN ha posicionado sus tropas a las puertas de todas las fronteras occidentales de Rusia. Y Rusia se ha quejado reiteradamente de política tan poco amistosa. De la amenaza que representan esas tropas en sus fronteras. Desde que España se uniera a los quince miembros de la OTAN en 1982, se han integrado Polonia, Hungría, Chequia, Bulgaria, Estonia, Letonia, Lituania, Rumanía, Eslovaquia, Eslovenia, Albania, Croacia, Bosnia y Herzegovina, Georgia y Macedonia del Norte. Actualmente se debatía la integración de Suecia, Finlandia, Serbia y Ucrania. Al propio tiempo, Biden instó la activación de la SEATO, que opera en el Pacífico, con la declarada finalidad de “parar” a Rusia y a China.

En este contexto, no somos ajenos a la guerra de Ucrania. Me refiero a USA y Europa, a los miembros de la OTAN. De hecho, estos Estados deberían felicitarse por el desencadenamiento de la misma y sus previsibles resultados, como intentaré aclararles más adelante. Todo lo demás es pura hipocresía. Llevamos “tocando las narices a Rusia” con Ucrania mucho tiempo. La hemos intentado atraer hacia la Unión Europea y la OTAN. Nos hemos inmiscuido en su política interior e incluso hemos coadyuvado de manera decisiva al Golpe de Estado de 2014 (el Maidán) en que, de manera irregular y saltándose la Constitución, la Duma ucraniana cesó al Presidente electo, del Partido de las Regiones prorruso, e impuso un Presidente pro-OTAN. Los propios políticos ucranianos se han prestado temerariamente a este peligroso juego. Además, todo lo anterior se ha hecho con plena consciencia de que el anormal de Putin acabaría reaccionando como lo ha hecho. Que repetiría exactamente lo que aconteció con Crimea. Esta guerra es un dejà vu. Y cuando ha acontecido, le hemos dicho a Ucrania “lo sentimos, no es Ud. miembro de nuestro Club”. Como si eso hubiera importado donde no importaba (Yugoeslavia, Libia por ej.). Hemos despertado a la fiera y la bestia se ha comportado como tal. 

Mr. Biden es radicalmente distinto a Mr. Trump en materia de política nacional. Es una “paloma”. Pero uno y otro, y todos los presidentes habidos de Estados Unidos, en política exterior se han manifestado como “halcones”. Donald Trump en concreto admiraba y compartía las ideas y actitudes de Putin, que intentaba importar a los USA. En definitiva, la aplicación del capitalismo liberal más extremo y duro. Pero en el ámbito nacional. En el plano internacional, la prioridad era el mantenimiento de la hegemonía americana, seriamente amenazada sobre todo por China. El mantenimiento del Imperio. De hecho, aprovechó todas las circunstancias para provocar conflictos con China. Recordemos el de Huawei y el 5G. De alguna manera, lo acontecido en Ucrania no es tan original. Es la misma política de provocación que vienen practicando USA con Taiwán respecto de China. Quizás alguien debería jugar al juego de las siete semejanzas entre una situación y otra y así podría explicarse la actitud equívoca y ambivalente de China, que podría beneficiarse del desgaste de los Imperios americano y ruso y hacer valer su hegemonía creciente en lo tecnológico y en lo militar con un mercado interior inmenso y unas tasas de crecimiento brutales. Sólo le limita el envejecimiento de su población por la política del hijo único, que están en trámite de solucionar.

De este modo, bien podría concluirse que Rusia ha mordido la manzana (Ucrania) que le vienen poniendo los americanos. Las víctimas no son de la OTAN, luego no son nuestras. Y todas las batallas que encierra esta guerra son victorias para el Imperio occidental.

En lo militar, porque la OTAN, instrumento militar del imperialismo en Europa, vuelve a adquirir el sentido que parecía que había perdido; el interés por sumarse a la misma se ha extendido ampliamente entre los Estados europeos no miembros; se ha demostrado (¿?) que la neutralidad, tan atractiva para los europeos continentales, es un sinsentido ante el peligro ruso y en su día chino… ¡y del pacifismo ni hablamos!; los miembros de la OTAN han aceptado finalmente lo que Trump quiso imponerles y rechazaron (el 2% del PIB en gasto militar), entre ellos nuestro Gobierno de progreso; se habla de una “equivalencia de ámbitos” entre la OTAN y la Unión Europea que supondría convertir a la OTAN en el Caballo de Troya de los USA en Europa; el complejo militar-industrial del armamento se frota las manos porque todos los Estados europeos habrán de reponer las armas cedidas a Ucrania, el negocio va a mejorar con el incremento de las dotaciones presupuestarias y porque toda guerra asegura el “consumo” de armas; y porque una derrota rusa aseguraría la destrucción de su armamento nuclear que pasará a ser monopolizado por las potencias occidentales (¡...y China!)

En lo económico porque tras la quiebra rusa habrá ricos despojos que cambiarán de mano (gas, petróleo, minerales, etc.) hoy en las de la oligarquía rusa, mañana de las multinacionales americanas. Además, el mercado ruso de productos estratégicos se abrirá a éstas. Y las víctimas, los ucranianos, habrán de hipotecarse con Occidente para reconstruir su país. La fortaleza de las Empresas capitalistas europeas se perjudicará en el mercado interior de sus países y en el mercado internacional, colocando a las multinacionales americanas en mejores posiciones para competir y arrebatarles mercado. Más teniendo en cuenta las políticas proteccionistas practicadas tradicionalmente por los Gobiernos de USA, imposibles en la Unión Europea. Y finalmente y, en resumen, una nueva crisis mundial con alzas de precios, inflación, beneficios empresariales disparados, control de rentas salariales y pérdida de poder adquisitivo, y acumulación y concentración salvaje de capital con el correlativo aumento de la pobreza y la desigualdad. Otra oportunidad para el “capitalismo del desastre”.

En lo ideológico, porque esta es una operación “limpia” donde han conseguido engañar a todos haciéndonos creer que solo hay un culpable y nosotros “pasábamos por allí”. Y, para mayor cinismo, resultamos ser los hermanos benéficos, solidarios y compasivos que acogemos a las mujeres y niños desplazados. Los mismos que ayer levantaban alambradas, sembraban vallas de concertinas y perseguían con jaurías de perros a los refugiados sirios, afganos, iraquíes, subsaharianos, etc. hoy abren sus fronteras y prometen “papeles” para todos (los ucranianos). A los otros refugiados, los que no existen, los que no forman parte de ese “todos”, que les sean leves las gélidas aguas del Mediterráneo y la Ruta de la Muerte. ¿No hay nada que preguntar? ¿Son menos iguales?

Y en lo político porque las relaciones de dominación/sumisión de la metrópoli y sus colonias, relativizadas en los últimos tiempos, se refuerzan convirtiéndose las políticas internacionales de éstas en un mero altavoz de los dictados de aquella. ¿Qué otra interpretación cabe del viraje en la posición española sobre el Sáhara que es un anuncio de la ruptura unilateral por el PSOE de la coalición de Gobierno y la vuelta a los trabajos por un Gobierno de gran coalición?

Esta, definitivamente, no es sólo “la guerra de Putin”...  ¡Y “nosotros”, nosotros no tenemos vergüenza!

Solo los ucranianos son inocentes