viernes. 26.04.2024

Soñé con una policía del espacio que vino a avisarme de la posibilidad real de una Tercera Guerra Mundial. Vamos a ser la primera especie del planeta que se va a extinguir a través de un suicidio colectivo. Somos un mal ejemplo para el universo. ¿Por qué? La pareja de extraterrestres me dio una descarga eléctrica. Me hablaron de la necesidad de una nueva regulación del Estado para alcanzar un equilibrio económico que repartiera los costes de la nueva recesión económica. 

Luego criticaron a Tom Cruise y Bill Gates. Tom Cruise estaba en Estados Unidos y mandó su jet privado solo para que le trajeran su bizcocho favorito que se hacía en Londres. En España crecían las sospechas de que algunas empresas de manera tácita, se movían al unísono para mantener los precios y sus enormes beneficios. Mientras tanto, Bill Gates hacía negocio comprando todas las tierras de cultivo de Estados Unidos para lucrarse a costa de la enorme hambruna que en los próximos años iba a padecer el mundo. 

Yo no tengo nada que ver con esa gente. Soy un simple trabajador. Un aspirante a obrero, he ganado con el sudor de mi frente todos y cada uno de mis excesos. Que por otra parte han sido muy discretos. 

Luego me hablaron de Putin. La guerra de Ucrania era una salvajada y Europa la única que se había quedado fuera del partido. También dijeron cosas de Biden y del presidente de China. La Fed subía los tipos y apostaba contra el Banco Central de Japón. El yen estaba a punto de valer cero. Los chinos devaluaban su moneda para poder seguir vendiendo barato. La contaminación destruía la naturaleza del planeta. Y los ordenadores comenzaban a tener depresión. 

Soy un simple trabajador. Un aspirante a obrero, he ganado con el sudor de mi frente todos y cada uno de mis excesos

La policía extraterrestre se fue bajo la advertencia de que no intervendrían más para salvarnos de nosotros mismos. Entonces escuché de nuevo el timbre. Abrí la puerta y era la policía local. Lo primero que hicieron fue pedirme el carnet de persona endeudada. Abrí mi cartera y les mostré mi número de ciudadano endeudado y mi cartilla de racionamiento. En ella se podía consultar que en efecto en el pasado había adquirido una vivienda, un coche, y por supuesto varios préstamos. 

- ¿De qué se me acusa?

- Lo sabe perfectamente. Usted ha cancelado todas sus deudas, incluido el obligatorio préstamo para pagar los combustibles e ir a trabajar.

- ¿Y qué? Mis acreedores deberían estar contentos con eso.

- Pero eso significa que usted es dueño de su patrimonio y con la pérdida del poder adquisitivo que ha sufrido es muy sospechoso.

El mundo había cambiado mucho desde que yo era joven. De hecho, se había prohibido generar riqueza durante cuatro años. En efecto, no podía sacar de mi mente que el mundo había llegado a un nivel de deuda global que eran tres veces y media lo que podía producir en un año. Las cosas iban mal y los peces gordos de la economía se habían cansado. Debido a la hambruna mundial, a las crisis migratorias y a las numerosas guerras todos los gobiernos occidentales se habían puesto de acuerdo y sus medidas habían sido muy duras.

Abrí mi cartera y les mostré mi número de ciudadano endeudado y mi cartilla de racionamiento

- Es cierto que mi convenio colectivo ha subido por debajo de la inflación, pero yo también escribo libros. ¿No pueden aflojarme un poco las esposas?

- Se ha enriquecido a costa de que miles de ciudadanos pobres lean sus libros. La gente de su calaña no me genera ninguna simpatía.

Naturalmente, mientras me lavaban el cerebro ya me imaginaba que para mi generación no había pensión y había decidido tomar cartas en el asunto. Lo de las pensiones era un esquema Ponzi y nuevas nociones económicas como la deuda perpetua, salían en los medios de comunicación. En efecto, casi cincuenta años de vida bohemia pasan factura. Desde tenía mala suerte porque justo cuando parecen flaquear las fuerzas y mi aspecto comienza a ser demacrado, me prohíben casi todo lo que necesito y me censuran si me quejo. Lo irónico es que el cambio de actitud viene de las mismas altas instancias que en el pasado no solo me han permitido ciertos excesos, sino que me ha tentado abiertamente para que viviera por encima de mis posibilidades.

- Una pregunta más antes de meterle en el furgón - dijo el que parecía ser el jefe- ¿Cuál es el tema de sus libros?

- Me quejo de la reducción del poder adquisitivo de las clases bajas y hablo de mis viajes al Caribe para que ganen dinero los jefes de las grandes empresas occidentales y los oligarcas rusos.

Pacto de rentas (un nuevo equilibrio económico)