viernes. 29.03.2024
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Cada año se recuerdan las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki

Es la temporada de verano y podemos desconectar la mente haciendo cosas irrelevantes, pero eso no debería evitar que alguna vez tengamos las agallas necesarias para mirar a la cara el problema que tenemos delante.

Hace ya tiempo que Putin puso en estado de alerta las fuerzas nucleares de disuasión de Rusia. No contento con eso se extienden los rumores sobre un hipotético ataque a la mayor central nuclear de Europa, lo que podría tener consecuencias catastróficas para todo el planeta. No creo que Putin tenga una verdadera intención de escalar el conflicto pero podría producirse un accidente. Es más, sospecho que todo obedece a una suerte de chantaje ante la debilidad del ejército ruso en la guerra de Ucrania.

Pero existe la posibilidad del uso armas nucleares tácticas. Para hablar de ello me parece justificado volver la mirada hacia la cultura japonesa. No en vano, ese país tiene por ahora entre sus tragedias históricas, el terrible ejemplo de ser el único que ha sufrido en su territorio un ataque con bombas atómicas. ¿Y la memoria histórica? Las consecuencias se han intentado ocultar tal vez debido a que la cultura japonesa es una cultura de la vergüenza en contraposición a las culturas occidentales que son culturas de la culpa.

En efecto, podría imaginarse que sobre Japón después de la Segunda Guerra Mundial, se produjo una suerte de grito silencioso que acalló las funestas consecuencias de la radiación, consecuencias que extendieron durante décadas y produjeron efectos horribles sobre la población afectada.

Sin embargo, hubo gente que tuvo los redaños suficientes para hablar de ello y algunos intelectuales le animaron a denunciar lo que les había pasado. De hecho, incluso existe la llamada literatura de la bomba atómica. Una vez tuve sobre mi estantería un libro llamado «Cuadernos de Hiroshima» de Kenzaburo Oé.

Una cosa está clara, la ignorancia es muy necesaria para que el problema se agrave

Putin ahora es el principal problema de Europa pero creo que estamos ante un problema universal. Si cada nación piensa solo en sus propios intereses todos seremos más débiles. ¿Y qué puedo hacer yo? Tal vez solo beber daiquiris matinales y leer libros mientras calienta el sol del verano. Una cosa está clara, la ignorancia es muy necesaria para que el problema se agrave.

Precisamente ahora que vuelven las tensiones a la zona y la nación nipona se rearma a marchas forzadas, surge un revisionismo histórico aprobado por las más altas instancias, que pretende ocultar las atrocidades cometidas por el Imperio del Japón durante la Segunda Guerra Mundial. Y eso es una muy mala señal.

En efecto, mientras las lecciones aprendidas de ese oscuro período histórico deberían ser asumidas a nivel universal, a medida que pasa el tiempo y los intereses de unos pocos comienzan a imponerse sobre los intereses de todos, la raza humana se acerca de forma peligrosa a convertirse en una especie que no quiere aprender del pasado.

¿Una cuestión nacional o universal?