viernes. 19.04.2024
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Reflexiones electorales: Madrid 2023
 

La desigualdad entre el 20% más rico y el 20% más pobre en la Comunidad de Madrid es la más alta de España. 
(Informe FOESSA 2019)

“La desigualdad es inherente a las ciudades que progresan”.
(José Luis Martínez-Almeida. Alcalde de Madrid)


  1. Desigualdad social e injusticia espacial
  2. Revitalización de barrios
  3. Plazos y presupuesto
  4. Vivienda y Trabajo
  5. Epílogo

En los momentos actuales y ante el Madrid heredado, tras veinte años de gobierno municipal del PP y Cs, el programa electoral de un partido que se reclame de izquierdas debe ser radical y polémico. 

La primera manifestación de esta radicalidad es el cambio del punto de vista desde donde mirar Madrid, leerlo, interpretarlo y explicarlo. Si la derecha mira Madrid desde la Puerta del Sol o Cibeles, la izquierda debe hacerlo desde Villaverde, Usera o Vallecas. 

De afuera hacia dentro, de abajo arriba. 

Desigualdad social e injusticia espacial

Si asumimos que la desigualdad social y la injusticia espacial (Bernardo Secchi) son las dos caras de la grave enfermedad que sufre la ciudad de hoy y, que de prolongarse, se agravaría de forma irreversible, perdiendo con ello la esencia de la ciudad y su razón de ser, la lucha contra estas dos lacras se convierte en el núcleo duro de una política urbana y la cuestión prioritaria del urbanismo. 

Asumido así, un programa electoral de la izquierda para Madrid debe definir, al menos, dos líneas de actuación prioritaria que lo identifiquen: el rescate de la ciudad de las manos del mercado y la revitalización de los barrios y distritos más desfavorecidos y olvidados.

Si la derecha mira Madrid desde la Puerta del Sol o Cibeles, la izquierda debe hacerlo desde Villaverde, Usera o Vallecas

El rescate de Madrid de las manos del mercado, tiene como objetivo impedir la mercantilización y la privatización de la ciudad. Dos procesos que conducen inevitablemente a la acentuación de la desigualdad. 

Para concretar y visualizar qué se quiere decir con la frase “injusticia espacial”, conviene dar nombre y localización a aquellos distritos y barrios en los que, a modo ejemplo, se quiere aplicar la política de revitalización.

Para garantizar la efectividad de estas dos medidas, el nuevo ayuntamiento deberá promulgar, con carácter inmediato, una moratoria, acotada en el tiempo (dos o tres meses) en la que se realice una auditoría jurídico-social sobre las iniciativas en curso o anunciadas, en las que se valore hasta qué punto sus propuestas suponen un beneficio para los madrileños, especialmente para los vecinos de su entorno o, por el contrario, se han proyectado con la finalidad única del beneficio privado

Acotar la lucha contra la desigualdad

Si tomamos las palabras “lucha contra la desigualdad social” sin acotar su alcance, debemos ser conscientes de que estamos declarando la guerra al sistema capitalista, ya que la desigualdad es hija del propio capitalismo y el sistema la necesita para sobrevivir. Una pretensión utópica que excede con mucho la capacidad de un ayuntamiento

Por tanto, hay que acotar qué queremos decir con estas palabras y cuáles son sus manifestaciones más evidentes en el tejido físico y social de la ciudad, para poder fijar unos objetivos concretos y unos instrumentos que hagan eficaces esa lucha en el ámbito municipal. 

La desigualdad es hija del propio capitalismo y el sistema la necesita para sobrevivir

En la geografía urbana, cuando calificamos de “pobre” un distrito o barrio, lo hacemos por comparación con otros barrios que consideramos “ricos”, porque ofrecen unas mejores condiciones de vida a sus ciudadanos. Una diferencia que puede medirse en términos sociológicos y económicos, pero también, de forma más directa y visible, comparando la calidad del espacio urbano, junto al número y calidad de los equipamientos y servicios públicos.

Con este método estamos asumiendo que las malformaciones de la fábrica urbana son, en gran medida, manifestaciones de penurias sociales y de un mal gobierno de la ciudad.

La calidad del espacio público, la dotación de equipamientos y servicios, la asignación de recursos humanos cualificados, pueden servir como indicadores, en una primera aproximación, para detectar y delimitar aquellos distritos que tienen una peor calidad de vida para sus habitantes y una mayor vulnerabilidad. 

Revitalización de barrios

Como esta desigualdad no es consecuencia única de la evolución histórica de la ciudad, como si de un destino inapelable así lo estableciese, sino que, en muchos aspectos, es consecuencia de un abandono del gobierno municipal, que ha marginado, segregado y olvidado a los distritos más desfavorecidos durante años, cabe exigir a un nuevo ayuntamiento de izquierdas la reversión de esta tendencia, dando a estos distritos prioridad en la asignación de recursos humanos, técnicos, económicos y administrativos para reducir esta injusta desigualdad.

Consideraciones que darían pie y justificarían una decidida política de “discriminación positiva” a favor los distritos empobrecidos, como forma de hacer realidad el pago de la deuda que ha contraído la ciudad “rica” con ellos, a lo largo de los años.

Detectar, localizar y acotar los barrios más desfavorecidos de Madrid, con los indicadores antes expuestos, es tarea relativamente fácil y operativa

Un programa de actuación

Detectar, localizar y acotar los barrios más desfavorecidos de Madrid, con los indicadores antes expuestos, es tarea relativamente fácil y operativa, como primera etapa de un diagnóstico más ajustado a la realidad. Las estadísticas estatales y municipales; las reivindicaciones vecinales; los informes de instituciones como el FRAVM o Cáritas; ofrecen suficientes datos para ello. 

El imaginario social también puede ser un indicador para señalar la diferencia entre unos distritos y otros.

Una vez seleccionados los distritos que necesitan elevar su nivel de vida, su calidad ambiental y la dotación de equipamientos y servicios y ser rescatados del olvido, un nuevo ayuntamiento de izquierdas deberá formular, en el plazo de unos seis meses, un “Programa de Revitalización de Barrios” en el que se definan las intervenciones físicas (urbanización y edificación de equipamientos), junto a la dotación de los recursos humanos necesarios para que el espacio público y las dotaciones y equipamientos, actuales y futuros, se mantengan en buen estado y cumplan eficientemente la función para la que han sido destinados. No repitamos el triste y reprobable espectáculo de los gobiernos de la derecha, que han presumido en los últimos decenios de la realización de hospitales, colegios, institutos o parques de bomberos, pero cuya rentabilidad social ha sido escasa al faltarles médicos, jardineros, maestros o bomberos. Menos ladrillo para las constructoras y más profesionales bien cualificados para los ciudadanos.

Este Programa sería una ocasión propicia para hacer realidad un proceso participativo, tanto en su formulación, como en su posterior ejecución y gestión de alguno de sus componentes para los que se demuestre eficaz la cogestión.

Menos ladrillo para las constructoras y más profesionales bien cualificados para los ciudadanos

Plazos y presupuesto

Un programa en el que se establezcan las etapas y plazos, al menos tentativos, para su ejecución, que permita su control por los ciudadanos. Un programa respaldado por el compromiso de un presupuesto cuatrianual, en cantidad suficiente para hacerlo posible y creíble.

Vivienda y Trabajo

Las medidas propuestas en cuanto a la calidad ambiental del espacio colectivo y la adecuada dotación de equipamientos y servicios públicos, bien localizados, dotados de personal cualificado y de los recursos económicos para garantizar su eficiente funcionamiento, son sin duda necesarias para, en el corto plazo, hacer visible la mejoría de estos distritos olvidados.

Pero estas medidas no pueden ocultar que la práctica imposibilidad del acceso a una vivienda digna para gran parte de los vecinos, especialmente los jóvenes, junto a la ausencia de una oferta de trabajo debidamente remunerado y estable, son las grandes penurias de estos barrios y la causa de su marginación. 

Penurias y graves problemas difíciles de enfocar y resolver en el limitado ámbito de los distritos, pero que deben ser contemplados en un programa electoral de izquierdas, si realmente se habla de “revitalizar” y no de “rehabilitar” sus condiciones materiales.

Revitalizar quiere decir llenar de vida unos distritos que, por distintas causas, han visto desaparecer las condiciones favorables que, en sus orígenes, dieron cobijo a inmigrantes venidos del campo a la ciudad y que les ofrecieron un puesto de trabajo que les permitía un nivel de vida que no encontraban en sus territorios de origen. 

Revitalizar quiere decir llenar de vida unos distritos que, por distintas causas, han visto desaparecer las condiciones favorables

Primero chabolas, luego viviendas de promoción pública o privada, ganadas con su continua reivindicación vecinal, que les permitieron establecerse y formar una familia. 

La construcción y la gran industria ya asentada, junto a los pequeños talleres, ofrecieron la oportunidad de un empleo y un salario mínimo, pero suficiente para iniciar una nueva vida en un nuevo lugar. Al tiempo que este mismo trabajo sirvió como escuela de formación profesional para muchos de ellos. Ambas posibilidades, mantenidas, con altos y bajos, hasta la gran crisis de 2008, y propiciaron la consolidación de un tejido social, de una identidad vecinal, que se ha mantenido viva y luchadora en cada barrio de Madrid. 

La vivienda

«Cualquiera que afirme que el mercado de la vivienda por sí mismo se autorregula y da satisfacción a los consumidores o se equivoca o miente (…). Cualquiera que afirme que se puede hacer una buena política pública de vivienda sin gastar dinero, de nuevo, se equivoca o miente. (Javier Burón. Gerente de Vivienda del Ayuntamiento de Barcelona)

La de la vivienda es una política complicada, ya que en ella intervienen múltiples factores: el urbanismo, el derecho, la economía… Complejidad que se hace aún más aguda si tenemos en cuenta el reparto de competencias entre los tres niveles de administración pública. 

El ámbito del distrito o el barrio no es el marco adecuado para formular una política de vivienda, que va a depender, en última instancia, de la política nacional y regional. Más aún, cuando se está a la espera de una próxima nueva “ley de vivienda”, que va a condicionar cualquier propuesta regional o municipal. 

No obstante, sí es posible y conveniente apuntar algunas medidas que afronten el problema y demuestren la voluntad de hacerle frente de forma realista. Y eficaz en esta escala

La rehabilitación subvencionada en los edificios residenciales ya iniciada debe mantenerse, incrementando el número de edificios o grupos de ellos, el alcance de la rehabilitación (ascensores, aislamiento térmico, servicios comunes…) y la cantidad de la subvención.

La rehabilitación subvencionada en los edificios residenciales ya iniciada debe mantenerse, incrementando el número de edificios o grupos de ellos

Para agilizar esta labor es necesario el asesoramiento técnico y administrativo a los vecinos prestado por oficinas ad hoc de carácter municipal. Oficinas que, entre otras funciones, deben ayudar a los vecinos, de forma individual y colectiva, en la formulación y tramitación de los expedientes administrativos, que garanticen una mayor rapidez en la percepción de las ayudas económicas, en las cantidades legalmente establecidas o acordadas. 

Y nuevas viviendas públicas, tanto en su promoción como en su titularidad, en alquiler tasado y asequible, aprovechando los vacíos intersticiales presentes en el propio distrito o en distritos vecinos, preferentemente destinadas a los jóvenes, evitando el abandono obligado del barrio y, con ello, su envejecimiento y pérdida de vitalidad. 

Con esta finalidad, el suelo municipal resultante de las cesiones fijadas por la ley y el planeamiento deben asimilarse al concepto operativo de “vacío”, considerado un recurso para satisfacer el mandato constitucionalde una vivienda digna y accesible. Además de albergar los déficits de equipamientos existentes en su entorno más los que se generen en el futuro desarrollo del barrio. 

Como primera medida, figurará la prohibición de su venta en el mercado, así como de lo que ha venido en llamarse monetarización. Su destino prioritario será la construcción de viviendas públicas, bien directamente por las administraciones, bien encomendada a empresas cooperativas o fundaciones sin ánimo de lucro, bajo la fórmula de la cesión del derecho de superficie por un plazo del entorno de unos cincuenta años.

En todo caso, cualquier medida que se programe en este tema, tanto sea de rehabilitación como de promoción de nueva vivienda, debe contar con el compromiso explícito y firme de la EMVS en su ejecución. 

Nuevas viviendas públicas, tanto en su promoción como en su titularidad, en alquiler tasado y asequible, aprovechando los vacíos intersticiales

El trabajo

Con iguales cautelas que en el tema de la vivienda, cabe enfrentarse al problema de la escasa o nula oferta de trabajo en el distrito, acentuada en los últimos decenios por el cierre de muchas de las grandes empresas industriales o por su emigración hacia periferias lejanas, alentada por la expectativa de los beneficios especulativos que se obtendrán con el cambio de uso de sus abandonadas instalaciones y la liberación de suelo transformado en atractivo solar.

Cómo impulsar una mayor y más diversa oferta de empleo en estos distritos, dadas las distintas características del empleo en nuestros días y la mayor formación de los vecinos, especialmente de los más jóvenes, es tarea ardua, difícil de afrontar con solvencia profesional y responsabilidad cívica en estas líneas, No obstante, responder este grave problema es obligado para cualquier ayuntamiento que se precie de izquierdas.

En el alcance de este escrito sí cabe formular unas reflexiones cautelares. No se trata simplemente de calificar desde el planeamiento un suelo industrial o de delimitar “mini polígonos industriales de proximidad”, sino de atraer distintas y nuevas formas de empleo, con el apoyo de las administraciones públicas de cualquier nivel. Nuevo empleo que, a su vez, sirva como escuela avanzada de formación profesional.

No olvidemos que sin un alojamiento digno y un empleo debidamente remunerado y estable, no es posible hablar de una vida digna

* * *

Un programa que, cumplido el primer cuatrienio del nuevo ayuntamiento, pueda enarbolarse como emblema de un nuevo Madrid en el que los barrios revitalizados se transformen en pieza activa de la ciudad construida de abajo a arriba, con una decidida intervención pública en su revitalización, emulando así el exitoso programa de Barrios en Remodelación de Madrid ejecutado en los años setenta y ochenta del siglo pasado. 

* * *

¿Y el resto de la ciudad? La prioridad otorgada a este programa de actuación municipal, no supone el abandono de la ciudad “rica”, de los barrios mejor dotados, que también son parte del patrimonio de todos los ciudadanos y que no podemos devaluar, ni tampoco entregar al poderoso grupo financiero inmobiliario. 

Un mantenimiento eficaz, con intervenciones puntuales que remedien los desperfectos que se producen en el uso de la ciudad y revivan aquella vieja práctica de viejos ayuntamientos con su departamento de ornato y decoro. Defensa de un patrimonio que es lugar de identificación de todos los madrileños y marca de referencia en el conjunto de las ciudades globales. 

Una persona pobre, desempleada o migrante, se siente menos pobre en una buena ciudad

Epílogo

La ciudad como espacio colectivo culto y cultivado, la vivienda digna y asequible, los equipamientos y servicios urbanos para disfrute de todos los ciudadanos, hacen realidad el tantas veces invocado “derecho a la ciudad” (Lefevre). 

Así entendida, la ciudad digna y democráticamente gobernada materializa con sus atributos benéficos, es lo que puede denominarse salario social o salario indirecto, que completa el salario directo percibido de forma individual. 

Esta cualidad de la ciudad se hace más necesaria y sensible en los momentos en que una crisis devalúa y precariza el salario directo. Pudiendo afirmar, con carácter polémico y aventurado, que una persona pobre, desempleada o migrante, se siente menos pobre en una buena ciudad, en la que encuentra una avenida arbolada, con un banco en que sentarse a meditar o a descansar, una biblioteca pública en la que leer a cobijo un periódico buscando una oferta de empleo, una petanca o un parque de proximidad en el que compartir penurias y esperanzas. 

Una vez más, hay que enarbolar y batallar por hacer realidad el derecho a la ciudad. 

Ideas para un programa electoral