sábado. 20.04.2024
Nuñez_Feijóo
Alberto Núñez Feijóo

El diario El Mundo del pasado 28 de mayo titulaba una información de política nacional de la siguiente manera: “Feijoo exige para pactar que el PSOE no ‘insulte’”. El diario conservador informa que el partido de Feijoo no negociará sobre el CNI y sobre el proyecto de ley de secretos oficiales si el Gobierno no cambia de tono y de formas. Cuenta también el diario conservador que en su intervención ante los Grupos Parlamentarios del Partido Popular en las Cortes, Núñez Feijóo se refirió al PSOE denominándole “partido sanchista”. El nuevo dirigente del partido de la derecha advirtió que es posible que estén gobernando “en unos meses”.

Llama la atención que un partido que, con Pablo Casado, levantó su acción opositora sobre los continuos insultos y una constante deslegitimación del Gobierno haya descubierto ahora que tiene una piel fina y delicada y que no soporta los insultos que, afirma, recibe del Presidente del Gobierno. Pero las cosas no son como Núñez Feijóo expresa. En primer lugar, porque quien al día de hoy sigue insultando y descalificando es el propio Partido Popular. En segundo lugar, porque lo que ocurre realmente es que Núñez Feijoo no quiere pactar nada, como ahora veremos. Empecemos por los insultos que recibe este tan sensible partido, sobre todo porque es conocido que el Presidente Sánchez no insulta a nadie, ni a adversarios y a los quieren ser sus enemigos. No encontraremos en los medios de comunicación, ni menos aún en el Diario de Sesiones de las Cortes, un solo insulto porque ese no es el estilo de Pedro Sánchez. No se puede decir lo mismo de muchos políticos del Partido Popular.

Si leemos el Diario de Sesiones del Congreso de los Diputados, sesión plenaria del 18 de mayo de 2022, encontraremos en sus páginas 5 y 6 una pregunta oral de la Secretaria General del Partido Popular y, con Pablo Casado, Portavoz del Grupo Parlamentario Popular del Congreso, Cuca Gamarra. La Diputada Gamarra acusó al Presidente del Gobierno de entregar la gobernabilidad del país a Esquerra Republicana y también afirmó que el Gobierno actual nació de “un pacto diabólico”. En esa misma sesión de control otro Diputado popular, Garcés Sanagustín, formuló a la Vicepresidenta Calviño una pregunta oral formulada de esta manera: “Por qué los españoles mayoritariamente desconfían de las medidas económicas del Gobierno?” (pág. 9).  ¿Qué significan estas dos preguntas orales?

Bajo un tono menos insultante que el que utilizaba hasta ahora la Diputada Gamarra (incluso tras la salida de Pablo Casado), el Partido Popular sigue usando la técnica de deslegitimar al Gobierno, de negarle el pan y la sal. Y eso es más grave que los insultos que tanto gustaban a Casado y que Gamarra repitió con entusiasmo semana tras semana. Es decir, que sin incurrir en el tono tabernario que practicó Pablo Casado, la actual dirección del Partido Popular, con Núñez Feijoo y Gamarra a la cabeza, continúa deslegitimando al Gobierno y eso es una forma mucho más destructiva de insultos. Y, como si no actuaran de esta manera, Núñez Feijóo se escandaliza porque el Presidente Sánchez les recuerda la corrupción estructural y permanente en la que se movió el Partido Popular, por lo menos hasta que acabó el Gobierno de Rajoy. Entonces, si el principal partido conservador sigue deslegitimando al Gobierno, ¿por qué se escandaliza cual dama decimonónica por las respuestas que les da el Presidente del Gobierno?

Porque Núñez Feijóo, al igual que Casado, no quiere pactar con el Gobierno. Por supuesto que no va a acordar la renovación del Consejo General del Poder Judicial, porque a la derecha política y a la derecha judicial no le interesa que se constituya otro Consejo. No es que el actual Consejo pueda hacer gran cosa en beneficio de los sindicatos judiciales conservadores, pero al menos impiden que se constituya otro Consejo más libre de las ataduras de la derecha judicial. Además, se dice que desde el Tribunal Constitucional ha salido una interpretación peregrina de la Constitución que impediría que el Gobierno nombrase dos Magistrados del Tribunal Constitucional si de forma simultánea no lo hace el Consejo General del Poder Judicial, y todas las derechas tienen la esperanza de que la actual composición del Tribunal Constitucional se prolongue algunos meses más.

Pero la resistencia del Partido Popular y de Núñez Feijóo a pactar con el Gobierno va más allá del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Constitucional. Vigilada por Díaz Ayuso, por Vox y por la derecha mediática de ABC, El Mundo, La Razón, etc. (que sí insultan constantemente al Gobierno y a su Presidente), la dirección del Partido Popular no puede tener veleidades contemporizadoras. Todos piden sangre a Núñez Feijóo y éste no se atreve a participar en políticas de entendimiento. Ya le ha costado cara la abstención en el proyecto de ley del audiovisual y eso que ahí no podía salirse de unos criterios políticos que le son cercanos. Pero, en general, Núñez Feijóo no puede entenderse con el Gobierno y para ello aducirá los pretextos más peregrinos, que el Presidente les insulta, que les desprecia, que no les da caramelos cuando se lo piden…

Mientras el Partido Popular no se libere de las presiones de la extrema derecha de Vox, de Díaz Ayuso y de la derecha mediática y judicial, no podrá recuperar su papel de oposición democrática de centro derecha y vivirá echado al monte para acabar cediendo el protagonismo a otros

Pretextos para no pactar