viernes. 19.04.2024
 

En Castilla y León hay elecciones para la Junta el próximo 13 de febrero. Estas elecciones anticipadas se van a dar por un tema de estrategias políticas y sin necesariamente tener en cuenta las necesidades de la población.

Las elecciones se anunciaron con un Ómicron que ya sabíamos que nos venia de lleno y en febrero se pedirá que la gente salga de sus casas en los últimos coletazos de la ola más contagiosa del coronavirus, sin ningún sentido y mostrando falta de decencia política.

El quitarse el señor Mañueco del medio a Ciudadanos, en la que será posiblemente la puntilla a este partido político, va a costar dinero y salud a los castellano y leoneses. Quizás llegue a costar más que eso, en el caso de que una banda irrumpa como lo hizo en Murcia o Madrid en la política regional, y lleguen a ser clave para el gobierno de la región con más extensión de España.

Para no dar más importancia de la que tiene este fenómeno extraño que sacude a nuestra política hoy en día, con grupitos de extrema derecha siguiendo las pautas marcadas por Bannon, solo decir que han elegido perfectamente a su candidato. Alguien no cualificado, sin experiencia para mandar en una comunidad de vecinos, y que representa perfectamente sus valores misóginos, homófobos, racistas, xenófobos, y demás características execrables de las que estos señoros se vanaglorian.

En cuanto al resto de partidos solo decir que a un mes de estas elecciones yo que ya he tenido que rogar mi voto, tendré que votar con una venda en los ojos, impuesta por los mismos partidos.

No hay programas electorales en sus paginas y los que hay son los de las elecciones de 2019.

Como en las últimas elecciones generales, habrá partidos que publiquen su programa a dos días de ir a votar, con un retraso enorme respecto a los plazos que se dan a los emigrantes para elegir la papeleta de uno u otro partido.

Esperarían que el partido que tiene la sartén por el mango, y que deciden adelantar elecciones tenga ya un programa antes del anuncio, pero no es el caso.

Las primeras batallas se están llevando por terrenos que de hecho no afectan a la mayoría de los castellanos y leoneses, y encima de la mesa se ha llegado a poner el tema de la educación en Cataluña, o el tema de las macro granjas que de hecho es algo de sentido común. En Castilla y León hay ganadería extensiva e intensiva, y es claro que la que mas aporta a la región es la extensiva y de calidad, y así lo han dicho todos los partidos siempre…hasta ahora que pueden sacar redito político.

Parece que en estas elecciones se va a hablar de todo menos de lo que debería importar en esta región olvidada, deprimida, y sin ideas para levantarla.

Estas elecciones van a servir de banco de pruebas para esta estrategia de partidos localistas y uniprovinciales

Ha habido una serie de partidos, bajo la denominación de “provincia + vaciada”, que intenta copiar la estrategia de Teruel Existe para intentar tener cierta relevancia en las decisiones, pero en estas formaciones abundan los ex-militantes de otras formaciones políticas, y que más que preocuparse en si se vacían o no ciertas provincias, se preocupan mas de como volver a llenar sus bolsillos con la política…de nuevo.

La creación de estos partidos es necesaria si se hace con aquellos lideres vecinales y comarcales con un recorrido en la lucha contra la despoblación, y no con urbanitas que posan con su Burberry, Rolex, Barbour o sus Panama Jack junto a una vaca, o “vendimiando” en enero.

Estas elecciones van a servir de banco de pruebas para esta estrategia de partidos localistas y uniprovinciales, y también servirá para ver el estado del resto de partidos.

El Partido Popular opta por adelantar elecciones conociendo muy bien lo que se vota en Castilla y León, donde gobiernan desde la dimisión del zamorano Demetrio, primer presidente de la Junta. Elegido en 1983, dimitió de su cargo en 1986, tras haber sido procesado en un caso de justicia laboral del que fue absuelto en 1989.

Tras esta dimisión llevamos 30 años viendo que jamás dimite nadie, a veces ni siquiera, con sentencias firmes.

La apuesta del PP es lograr la mayoría absoluta, pero con el riesgo de tener que gobernar con las imposiciones de la banda de ultraderecha, y visto lo visto, esto no es considerado por algunos de sus dirigentes ni como mal menor.

La España vaciada podría atraer a algunos de los más de 2 millones seiscientos mil españoles en el exterior

¿Para los más de 180 mil emigrantes que nos queda en estas elecciones?

No creo que haya sorpresas y me sorprendería que entremos en sus programas electorales, como pasa en cada una de las elecciones en nuestro país.

Si se acuerdan de la emigración cuando hay un asiento en el aire y necesitan unos cientos de votos para decantar una provincia, como pasó con Buenos Aires… ¿verdad Núñez Feijóo?

La España vaciada que podría atraer a algunos de los más de 2 millones seiscientos mil españoles en el exterior, podría servir de reclamo, solucionando dos pájaros de un tiro, pero la creatividad y los partidos políticos no van de la mano.

El retorno de trabajadores ahora cualificados tras una experiencia en el exterior en el caso de retornar solo lo hacen a Madrid y Barcelona y nuestra región sigue envejeciendo, y haciendo menos atractiva toda inversión debido a esa fuga constante de mano de obra.

Castilla y León deberían tener como objetivo principal el planear un futuro sostenible aprovechando los recursos que tenemos y atrayendo a gente joven para empezar una repoblación de nuestras zonas rurales, apoyándonos en las nuevas tecnologías y la conectividad.

Vivir con un plan de minimización de los problemas actuales solo retrasa un conjunto de acciones que a la larga tendrán que llevarse a cabo, o simplemente nos convertiremos en geriátrico inmenso del que nuestros jóvenes sigan escapando.

Este sábado 15 de enero finaliza el plazo para rogar el voto los más de 180 mil emigrantes. Rogamos el voto sin saber ni que programa votamos, ni las listas que votamos, pero esta es la “democracia” que tenemos… ¡pues a disfrutarla!

Elecciones en Castilla y León, sin programas, sin lideres… ¿sin futuro?