viernes. 26.04.2024
argelia

Excelentísimo Señor:

Le escribo para decirle que el Congreso de los Diputados, sede de la soberanía de los ciudadanos españoles, se ha pronunciado por una amplísima mayoría en favor del derecho de autodeterminación del pueblo saharaui. Y, en ello, han coincidido tanto grupos políticos partidarios del derecho de autodeterminación de sus propios territorios, como otros que parecen reconocer ese derecho, solo, a los pobladores del Sáhara Occidental.

Soy consciente de que, en el momento en que escribo esta carta, su Excelencia ya es conocedor de la circunstancia que le estoy narrando pero, al recordárselo, quiero poner el énfasis en que el pueblo español, debidamente representado en nuestro parlamento, es solidario con sus vecinos saharauis. Por ello, dado que en esa solidaridad parece coincidir con la del pueblo argelino, al que usted representa, hay un sentimiento compartido que debería tenerse en cuenta en el momento en que deban revisar sus relaciones con el estado español tal como han anunciado.

En asuntos como el del gas que, tan amablemente, nos venden ustedes, ese pueblo español del que le hablo, se vería perjudicado si cesara el suministro del mismo o tuviera que pagarse a un precio excesivo. No quiero exagerar, pero castigar al pueblo español por lo que tengan que reclamar a su gobierno, tendría un efecto parecido a lo que hace Putin bombardeando Ucrania para resolver su contencioso con Zelensky.

Además, da la impresión de que, lo que ha hecho el presidente del Gobierno Español en su carta al rey de Marruecos, es expresar una opinión que, él mismo, reconoce que debe someterse a una decisión de Naciones Unidas y, como expresó en su momento su Asamblea General, "al acuerdo entre las partes". Claro que, lo mismo se puede decir de esta carta que le estoy dirigiendo a su Excelencia. En relaciones internacionales, una carta es, evidentemente, más que una conversación pero, extraordinariamente, menos que un acuerdo o un tratado.

Por las razones antes expuestas, espero que la sangre no llegue al gas y que, por el contenido de una carta que ha tratado de mantener la empatía entre dos gobiernos de países vecinos, no dejen de funcionar las instituciones y compromisos internacionales, desde la Asamblea General de Naciones Unidas hasta un contrato de suministro de gas entre Argelia y España.

Porque, lo más probable es que, hasta que esa Asamblea General no diga otra cosa, el contencioso entre Marruecos y la República Árabe Saharaui Democrática, se mantendrá en la misma situación que está desde el 29 de abril de 1991, ahora hace 31 años, fecha de la resolución 690. Lo cual, tampoco sé si todo el mundo estará de acuerdo en si es mejor o peor.

Con mis mayores respetos.

(Me gustaría hacerlo como Director General para la Autodeterminación del Pueblo Saharaui del Ministerio de Asuntos Exteriores de España, pero, todavía, no está creado ese departamento).

Carta abierta al presidente de Argelia