lunes. 29.04.2024

A aquellos que se posicionan críticamente con la estrategia de la actual dirección del PSOE cabe preguntarles eso, ¿cuál es la alternativa a un gobierno Sánchez?

¿Una nueva abstención a la investidura del candidato del PP? ¿Una gran coalición PP-PSOE con presidencia Feijóo? ¿Repetir elecciones en enero?

La discrepancia es legítima, la crítica es lícita, la duda es casi obligada, pero a quienes discrepan, critican y dudan en público, cabe pedirles un análisis honesto en torno a las consecuencias de la renuncia a la estrategia actual del PSOE.

La investidura de Feijóo abriría las puertas a un gobierno apoyado por la ultraderecha en el día a día, y abocado a desplegar las medidas de limitación de derechos y de retroceso social que ya practican en comunidades y ayuntamientos.

Un gobierno de gran coalición bajo la presidencia de quien ha prometido derogar todos los avances socialistas adolece de una contradicción insuperable.

La investidura de Feijóo abriría las puertas a un gobierno apoyado por la ultraderecha en el día a día, y abocado a desplegar las medidas de limitación de derechos y de retroceso social

Y acudir voluntariamente a una repetición electoral supone ofrecer una oportunidad a derecha y ultraderecha para obtener esos cuatro escaños que ahora les faltan, a partir de sus robustos apoyos económicos y mediáticos, y la previsible decepción del electorado progresista.

¿Hay otras opciones alternativas? ¿Cuáles?

La dirección del PSOE plantea un objetivo difícilmente discutible: formar un gobierno de progreso, que permita seguir avanzando en la agenda de la modernización, las transiciones justas en lo digital y lo ecológico, la creación de buenos empleos, la justicia social, la igualdad entre hombres y mujeres, la mejora de la convivencia territorial, el protagonismo español en la integración europea…

La estrategia que se propone tiene poca discusión también, puesto que es la misma que se ha practicado con éxito durante la legislatura XIV: diálogo y acuerdo para conformar mayorías en el Parlamento fraccionado que han elegido los españoles con su voto libre y democrático. Siempre con objeto de desarrollar políticas de progreso. Y siempre en el marco de la Constitución y el imperio de la ley.

¿Cómo puede valorarse la legitimidad y la eficacia de la estrategia en marcha? Sólo se me ocurren tres claves: la credibilidad de lo hecho hasta ahora, la coherencia con los principios permanentes del PSOE, y el ajuste al interés general.

No creo que alguien con una mínima información y un criterio justo pueda negar los avances sustantivos logrados por el gobierno Sánchez y la mayoría parlamentaria durante los últimos cinco años, con retos dificilísimos por otra parte. Me parecería hasta insultante describirlos para quienes comparten ideas y militancia de progreso.

¿En alguna ocasión traspasó este gobierno el límite del ordenamiento constitucional? Jamás. ¿Debiera este hecho aportar credibilidad a sus planteamientos de futuro? Debiera.

Los principios que guían los planes de Pedro Sánchez son tan claros como explícitos siempre: la igualdad, la libertad, la justicia social, el feminismo, el compromiso ambiental, el europeísmo, la profundización del Estado de las Autonomías, la convivencia entre españoles, la reivindicación de la Transición Democrática, el compromiso firme con la Constitución de 1978…

¿En alguna ocasión traspasó este gobierno el límite del ordenamiento constitucional? Jamás. ¿Debiera este hecho aportar credibilidad a sus planteamientos de futuro? Debiera.

Apela a tales principios una y otra vez, en la palabra y en los hechos, pese a quienes no quieren ver y escuchar, pese a los prejuicios de algunos, y pese a la manipulación y las mentiras continuas de quienes los combaten desde la derecha política y mediática.

Y el interés de la aplicación del programa del PSOE es un interés inequívocamente general, por contraposición a las recetas del único gobierno alternativo posible, el de Feijóo y Abascal, favorecedoras de intereses exclusivos, parciales y privilegiados.

No nos gusta el término sanchismo, y aún menos al propio Sánchez, pero ¿qué ha representado el sanchismo durante estos cinco últimos años de gobierno sino avances sustanciales en derechos y bienestar? ¿Qué ha supuesto sino el bloqueo y la frustración en España de la ofensiva ultra que se sufre en otras latitudes del mundo?

¿Y qué partido socialdemócrata europeo obtiene hoy más del 31% de los votos? Y es que un gobierno progresista español no es solo importante y determinante para nuestro país, sino también para la vigencia y el impulso de las políticas progresistas, feministas y ambientalistas en el conjunto de Europa, sino para mantener firme el muro que no han de traspasar radicales, ultras y autócratas en plena ofensiva global.

Se pide respeto, confianza y respaldo a quienes hoy tienen la responsabilidad legítima de dirigir propósitos y estrategias en el PSOE

Cataluña. La apuesta del gobierno ha sido una apuesta fuerte. Y ha funcionado. La meta para el PSOE siempre fue recuperar la convivencia dañada y restablecer la normalidad institucional, conforme a la ley, desde luego. ¿Se ha logrado? Sin lugar a dudas. Una vez más sería hasta ofensivo tener que demostrarlo. Basta con mirar los resultados del 23J. Basta con comparar el hoy con lo que sucedía en Cataluña apenas meses antes de la llegada de Sánchez a la Moncloa.

¿Cuál era la alternativa? ¿Jugar al enfrentamiento para azuzar rencores y ganar votos en el sur, como hacen PP y Vox? ¿Usar el mazo en lugar del diálogo? ¿Dónde nos hubiera llevado eso?

Hay que mantener la apuesta del diálogo, del entendimiento, de la convivencia, de la normalización institucional. Dando nuevos pasos adelante, con coherencia, sin salir del marco constitucional, como se ha hecho siempre. Eso sí, reclamando la misma actitud desde la otra parte, evitando maximalismos imposibles. Solo así podremos avanzar, capeando dificultades.

Porque ya sabemos lo que hay enfrente. La mayoría de los españoles lo está comprobando merced al ejemplo de autonomías y ayuntamientos en manos de PP y Vox. Recortes en becas, en profesores, en sanidad pública. Rebajas de impuestos a los poderosos. Negacionismo de la violencia de género y el cambio climático. Persecución de feministas. Censura a la cultura. Derogación de leyes de memoria. Desprotección al colectivo LGTBI…

La gran mayoría de los españoles no quiere esto, no merece esto en el gobierno de España.

Por eso se pide respeto, confianza y respaldo a quienes hoy tienen la responsabilidad legítima de dirigir propósitos y estrategias en el PSOE. Igual que lo obtuvieron quienes ejercieron esa responsabilidad en otros tiempos, con un acierto que todos disfrutamos y celebramos.

¿Y cuál es la alternativa al gobierno Sánchez?