domingo. 28.04.2024

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Acción contraria a la verdad y a la rectitud, es la definición de fraude del DRAE. El fraude perjudica a la persona contra quien se comete, es un delito y ha alcanzado niveles epidémicos en los adultos mayores. Se estima que 7,3 millones de adultos de 65 años o más han sido víctimas de fraude financiero, según una encuesta de 2010 (Infogroup/ORC). Las investigaciones han sugerido que los adultos mayores son desproporcionadamente vulnerables al fraude y al engaño. Sin embargo, seguimos sin tener una comprensión adecuada de la propensión del anciano a la credulidad cuando se expone a mensajes persuasivos. Además, todavía no entendemos los mecanismos neuroanatómicos que son críticos en los procesos de creencia y duda, y podrían mostrar una disfunción desproporcionada en relación con los aumentos de la credulidad relacionados con la edad.  

Se ha informado que la vulnerabilidad a la información engañosa en los adultos mayores puede estar relacionada con un deterioro en el funcionamiento de la corteza prefrontal. La integridad estructural de la corteza prefrontal está preferentemente disminuida en relación con otras regiones cerebrales en algunos adultos; y hay una disminución en el funcionamiento del lóbulo frontal más allá de la sexta década de la vida. Sin embargo, esto nos deja con la pregunta de cómo la disfunción de la corteza prefrontal resulta en vulnerabilidad a la información engañosa. Como otra forma de plantear la pregunta, ¿qué hace la corteza prefrontal para evitar la credulidad? Para responder a esta pregunta, se desarrolló recientemente la Teoría del Etiquetado Falso (FTT, por sus siglas en inglés), un modelo teórico basado en la neuroanatómica de los procesos de creencia y duda. 

Los adultos mayores son desproporcionadamente vulnerables al fraude y al engaño

En resumen, el ITF afirma que el proceso de creencia ocurre en dos etapas, la representación mental y la evaluación; todas las ideas que se representan, son inicialmente creídas, pero un análisis psicológico secundario (evaluación) puede producir incredulidad (o duda); la representación mental de la idea, que inicialmente se cree o se considera verdadera, debe ser "etiquetada" para indicar un valor falso, produciendo duda;  la corteza prefrontal es necesaria para la "etiqueta falsa" en el componente de evaluación de la creencia; y  las "etiquetas falsas" son de naturaleza afectiva, similares a los principios centrales de la "hipótesis del marcador somático. Por lo tanto, cuando un individuo entiende una proposición novedosa, el individuo se pone automáticamente en un "estado" de creencia.

Un estudio realizado para el Instituto Nacional de Justicia en 2009 en USA, concluyó que casi el 12 por ciento de los estadounidenses de 60 años o más habían sido explotados financieramente por un miembro de la familia o un extraño. Y un informe del año pasado de la aseguradora MetLife Inc. estimó la pérdida anual de las víctimas de abuso financiero de ancianos en 2.900 millones de dólares.

Un objetivo central de la investigación era estudiar los mecanismos neuroanatómicos subyacentes que se activan cuando uno se vuelve dudoso o escéptico. Los estudios destacados anteriormente han indicado que los adultos mayores pueden tener deficiencias en estos mecanismos, pero no abordan desde una perspectiva neuroanatómica por qué los adultos mayores son más vulnerables al engaño y a la información engañosa, lo que a menudo resulta en una mala toma de decisiones financieras.

Hay una disminución en el funcionamiento del lóbulo frontal más allá de la sexta década de la vida

En la teoría de estos investigadores, el proceso de incredulidad (a los elementos inicialmente creídos) está mediado por el vmPFC, que, en la vejez, tiende a perder desproporcionadamente la integridad estructural y la funcionalidad asociada. Por lo tanto, se sugiere que la vulnerabilidad a la información engañosa, el engaño descarado y el fraude en los adultos mayores es el resultado específico de un déficit en el proceso de duda que es mediado por el vmPFC.

La corteza prefrontal ventromedial es un lóbulo de forma ovalada del tamaño de una pelota de sóftbol alojado en la parte delantera de la cabeza humana, justo encima de los ojos. Es parte de un área más amplia conocida por los científicos, que controla una variedad de emociones y comportamientos, desde la impulsividad hasta la mala planificación. Pero los científicos del cerebro han tenido dificultades para identificar qué regiones de la corteza prefrontal gobiernan emociones y comportamientos específicos, incluido el vaivén cognitivo entre la creencia y la duda.

El 12 por ciento de los estadounidenses de 60 años o más habían sido explotados financieramente por un miembro de la familia o un extraño

El equipo de investigación se basó en su Registro de Pacientes Neurológicos, que se estableció en 1982 y tiene más de 500 miembros activos con diversas formas de daño en una o más regiones del cerebro. De ese grupo, los investigadores eligieron a 18 pacientes con daño en la corteza prefrontal ventromedial y a 21 pacientes con daño fuera de la corteza prefrontal. A esos pacientes, junto con personas sin daño cerebral, se les mostraron anuncios que imitaban a los marcados como engañosos por la Comisión Federal de Comercio (FTC, por sus siglas en inglés) para probar cuánto creían o dudaban de los anuncios.  

A cada participante se le pidió que midiera cuánto creía en el anuncio engañoso y qué tan probable era que comprara el artículo si estuviera disponible. Los investigadores encontraron que los pacientes con daño en la corteza prefrontal ventromedial, tenían aproximadamente el doble de probabilidades de creer en un anuncio determinado, incluso cuando se les dio información de descargo de responsabilidad que señalaba que era engañosa. Y era más probable que compraran el artículo, independientemente de si se había corregido la información engañosa.

Además de estar dañada, la corteza prefrontal ventromedial comienza a deteriorarse a medida que las personas alcanzan los 60 años o más, aunque el inicio y el ritmo de deterioro varia de unas personas a otras.  

Por último, compartir esta reflexión de George Christopher Lichtenberg: “Nada nos hace envejecer con más rapidez que el pensar incesantemente en que nos hacemos viejos”.

La credulidad en la ancianidad