lunes. 29.04.2024
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La realidad me disloca aceleradamente los sentidos y las entendederas no encuentran la síntesis sosegante. Ando promiscuo y perplejo entre el ea y el ay. Entre el respingo despectivo y el suspiro noventayochista. Ea, España, te han parido siempre como un cabreo. Pero resulta que el engendro de cabreo ahora es global y total como el espectáculo de una ópera bufa, como la recreación del esperpento valleinclanesco. Europa ladra como un cancerbero rabioso babeando mandatos y euros por doquier. El Viejo Continente de vieja apuesta intelectual y humanista ha devenido en moderna maquinaria burocrática y deshumanizada. La Unión Europea se ha forjado como un burdo remedo de los Estados Unidos de América con su patrón dólar y la sístole y diástole de Wall Street. Hubo un tiempo (no lejano) de atracón de ladrillo y todos felices. Y luego los hados financieros (las crisis) te obligaron a volver a la cotidianidad austera de las legumbres y los pucheros y casi todos descontentos. Y siempre hay un tiempo (muy español) de mediocres y corruptos con poder, arribistas de profesión, que se dedican a enriquecerse inescrupulosos desde la escasez y el drama de la ciudadanía, la superioridad moral no pertenece a las siglas, sin responsabilidad ética la política es un fraude. Ay, España, cuánto de farsa, ea. Cuánto de tragedia, ay. España amantísima y desamadísima. Pactos de la Transición y nacionalismo empedernido, ese anacronismo que se ha encarnado en progreso según el evangelio apócrifo del nuevo socialismo samaritano.

Politizada hasta el duodeno, judicializada hasta el sueño, no te pensaron a la intemperie como un verso honesto que subsiste afligido y esperezando

Politizada hasta el duodeno, judicializada hasta el sueño, no te pensaron a la intemperie como un verso honesto que subsiste afligido y esperezando: Estos días azules y este sol de la infancia. Te arrojaron a un vacío pintoresco como una soflama sin alas. Constitución de mis días y mis cabales, consenso hecho trizas y horas ofuscadas de la amnistía, que significa literalmente amnesia, qué cosa. España, salvo por interés, es el país menos amnésico del mundo. Su guerracivilismo es genético. Los padres pensaron la Carta Magna y los hijos trajeron el cainismo y los ripios que riman y arriman el ascua a su sardina. No tengo flor aromática que regalarte. Ni un mal tomillo hispánico que mitigue el olor a podrido de este tiempo incierto. Si supiera contar como el Fondo Monetario Internacional, el tiempo sería cierto, pero se me haría larguísimo y oneroso como moneda de una tonelada. En lo material y en lo espiritual lo que pesa es la ausencia, el vacío que es precisamente lo que no tiene peso conocido. Y uno se siente ausente dentro de sus convicciones, urgido por un ea desencantado y por un ay humano y adolorido que atraviesa los siglos y no consigue penetrar y retumbar con eco en las salas impolutas de las instituciones, porque siguen inmaculadas gracias a la retórica. La política es el arte pudoroso de silenciar los ayes durante el ejercicio del poder y el arte obsceno de sacarlos estentóreos y amplificados por la megafonía en los auditorios de los mítines electorales. La derecha es lo que es, previsible; pero la izquierda está dejando de ser, imprevisible. Las diferencias son aceptables y tolerables. Las paradojas irritan al más santo. No se puede vender igualdad y justicia social desde los púlpitos y etiquetar por ley a los ciudadanos según comunidades. El hecho diferencial es cultural, nunca político ni jurídico. Del mismo modo que cuando llegan las vacas flacas, si toca ser más pobres por designio supremo de las finanzas por qué lo ricos siempre son más ricos. Una crisis bien montada con todos sus avíos debe ser una tragedia común y catártica y no una paradoja aumentativa para que sigan creciendo los de arriba.

Entre el ea y el ay me debato y me sostengo. Ay, España, cuánto de farsa, ea. Cuánto de tragedia, ay. España amantísima y desamadísima. Ay, España ha sido y es un proyecto mal avenido de interjecciones. Ea.

España, esa 'cosa' por conveniencia