martes. 30.04.2024

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Podríamos decir que fue una salvajada, si no fuera porque los salvajes no tienen noción de derecho, por lo menos del derecho "civilizado", como se ha supuesto que es el nuestro. Entonces, utilizar ese término, nos llevaría a hablar mal de los salvajes. Tampoco un acto dictatorial porque hasta los dictadores han respetado la "extraterritorialidad" de las embajadas, lo cual implica la inviolabilidad por parte del estado "embajadateniente", no solamente porque hay Convenciones que la han establecido, sino porque sin eso, las embajadas no tendrían sentido. Lo dice la Convención de Viena de 1961 y la anterior de Caracas de 1954

Lo violan las grandes potencias y, con su ejemplo, comienzan a surgir las "potencias" que agreden, esperando que la impunidad las cobije

Se dice que, en ésta, se contempla que no puede darse asilo si la acusación al solicitante es por delitos comunes. Pero también contempla, y es lo que salva el sentido de la juridicidad, como lo ha advertido Vanessa Romero Rocha en El País (6 de abril del presente año de 2024), que es el país otorgante del asilo el que reconoce, o desconoce, el tipo de acusación. Y es absolutamente lógico. De lo contrario, cualquier gobierno arbitrario y atarván, que no son sólo imaginarios, podría "cargarle" una cantidad de delitos comunes, no cometidos, a un opositor al que quisiera perseguir políticamente.

Ahora, frente a lo que ha hecho el gobierno ecuatoriano, han salido presidentes de América Latina, y hasta la OEA, a condenar el hecho y a expresar su "preocupación" (término inofensivo y pilatuno del lenguaje diplomático) y llamar a los dos países, a acudir al diálogo para arreglar sus "diferencias". ¿Es un chiste de pésimo gusto? ¿Cuáles diferencias? Lo de Ecuador ha sido una agresión. Y hay que decirlo así. El lenguaje diplomático ha venido ocultando y legitimando, frecuentemente, hechos de barbarie que se nos han convertido en hechos "normales" o "naturales" de la vida diaria. Ya es hora de dejar de engañarnos y de engañar a sociedades hartas del engaño, con lenguaje melifluo.

Militares ecuatorianos entrando en la embajada mexiccana en Ecuador
Militares ecuatorianos entrando en la embajada mexicana en Ecuador

México, y cualquier país agredido merece respeto. Y el agresor, merece sanción internacional. Porque estamos asistiendo al entierro del Derecho Internacional, uno de los símbolos de la civilización, con lo que ello implica, negativamente, para la paz del mundo, y no se nos escurre una lágrima. Lo violan las grandes potencias y, con su ejemplo, comienzan a surgir las "potencias" que agreden, esperando que la impunidad las cobije y que puedan transformar sus impulsos arbitrarios, en elementos fundantes de una neo-racionalidad que no es más que la encarnación de la ley de la selva.

Adiós al derecho internacional