sábado. 27.04.2024
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Después de cuatro largos años en los que Brasil padeció lo que algunos brasileños definen como “la tragedia” Bolsorano, el presidente Lula da Silva ha conseguido remontar la economía, y lo ha hecho aplicando la misma receta con la cual redujo las tasas de pobreza durante sus dos pasados mandatos.

Los datos que se desprenden del balance de su primer año al frente del gobierno revelan que la economía del Brasil se expandió 2,9 por ciento durante 2023. Según el Instituto de Estadística IBGE, este crecimiento se vio impulsado por el sector agropecuario, el industrial y el de servicios.  

La tarea que le queda por delante a Lula da Silva es titánica, tanto como lo fue cuando llegó al poder mediante el voto popular en 2003. La pobreza aún alcanza a una importante facción de la sociedad, y el número estadístico creció exponencialmente durante el período presidencial del ultraderechista Jair Bolsonaro.  

"Este no es un programa de un Gobierno ni de un presidente, es de toda la sociedad", sostiene Lula

"Este no es un programa de un Gobierno ni de un presidente, es de toda la sociedad, que deberá fiscalizar su cumplimiento a través de la prensa, los municipios, los sindicatos, a fin de que el dinero le llegue realmente a quien lo precisa, que es quien está en situación de pobreza", sostuvo Lula durante una entrevista radial en Sao Pablo.

Mientras desde el gobierno se accionan los mecanismos para cubrir las necesidades sociales más urgentes a través del Programa Bolsa de Familia, comienza a restablecerse la actividad industrial y el consumo, lo que ha generado el crecimiento del empleo en todo el país. “El programa Bolsa Familia no solucionará todos los problemas, el gran desafío es que la economía siga creciendo para que todos los trabajadores puedan vivir de un salario digno", sostuvo el presidente de Brasil.

El retorno de un Estado inductor del proceso económico está dando frutos. Contrariamente a lo que Bolsonaro planteó como estrategia en economía y en otras áreas primordiales para el crecimiento y el desarrollo, la presencia fuerte del Estado que ha vuelto a impulsar el gobierno de Lula da Silva, ha conseguido detener la sangría ocasionada por las políticas neoliberales impulsadas por su antecesor en el gobierno. 

Son 21 millones de familias que reciben subsidios de 600 reales (115 dólares) por mes, más 150 reales (29 dólares) por cada hijo de hasta seis años. En la mayoría de los casos, se trata de familias a las que se les había negado toda asistencia por parte del gobierno bolsonarista, que también había eliminado las condiciones de escolaridad y salud, además de otros beneficios sociales asociados a esta iniciativa.

El objetivo principal de Lula es ahora la erradicación del hambre que hasta su retorno al Palacio del Planalto, afectaba a 33,1 millones de brasileños.

La estrategia de Lula da Silva comienza a dar sus primeros resultados