miércoles. 01.05.2024

¿Han visto la serie Sangre y dinero? Aborda un tema que pone los pelos de punta. Para luchar contra la contaminación climática se inventaron las cuotas por la emisión del carbono. Seguías contaminando igual, pero pagabas algo para compensar, dado que otros países contaminaban algo menos. De suyo la medida tiene su aquel. Al gobierno francés adicionalmente se le ocurrió ponerle un IVA, con el fin de recaudar un diez por ciento. Entonces unos malhechores de tres al cuatro se las ingeniaron para confiscar ellos ese impuesto. Una compleja trama de testaferros y sociedades pantalla ocultaban el dinero al hacerlo circular por un alambicado sistema de transferencias. Al final de la cadena cobraban en líquido y su problema era como esconder tantos billetes.

Esta delictiva ingeniería financiera quedaba posibilitada por el sagrado secreto bancario, que oculta la procedencia del dinero y facilita su blanqueo

Un magistrado judicial de aduanas descubrió lo que pasaba, pero ni siquiera podían aquilatar el volumen del fraude, calculado en miles de millones. Un dinero que se sustraía del erario galo, es decir, de las cuentas públicas. Las garantías procedimentales de la justicia ralentizaban cualquier acción que hubiera podido ser eficaz y al sospechoso de turno siempre le cabía huir a un país donde no se diera la extradición. Lejos de ocultar sus ilícitas ganancias, conseguidas en una estafa y un fraude monumentales, los cacos en cuestión alardeaban de sus derroches, volando en aviones privados y dejando deudas en los casinos. Colgaban en internet imágenes de sus alocadas fiestas y alguno se convertía en un famoso cuyas peripecias alimentaban las páginas de cierta prensa. 

Se convertían en iconos idolatrados por un lujoso estilo de vida y una obscena ostentación del mismo, máxime cuando la mentalidad hegemónica prima las apariencias en detrimento del mérito y el esfuerzo. Esta delictiva ingeniería financiera quedaba posibilitada por el sagrado secreto bancario, que oculta la procedencia del dinero y facilita su blanqueo. Quienes custodian un capital obtenido con malas artes, permitiendo que los criminales puedan utilizar sus fondos, ¿acaso no deberían ser considerados cooperadores necesarios de uno u otro delito? ¿Cómo es posible que la comunidad internacional no tome ninguna medida contra los paraísos fiscales y el entramado de unas empresas fantasma que tanto daño hacen a la imagen del empresario genuino? 

El secreto bancario, las estafas y los ídolos de internet