miércoles. 01.05.2024

Ainhoa Mela | @ainhoacriticas

Manuel Martín Cuenca (Almería, 1964) parece que ninguna película se le resiste. Convertido en uno de los directores más polivalentes de nuestra industria, Martín Cuenca deja atrás las pasiones más descarnadas de películas anteriores como “La hija” (2021) o “Caníbal” (2013) para traernos un drama social aparentemente sencillo sobre el amor y la familia. “Uno va cambiando y evolucionando en la vida; las películas también lo hacen” justifica el director. “Siempre he admirado a los cineastas que de alguna manera evolucionan con cada proyecto. Y para mí era un paso natural hacer una película que tratase sobre los afectos y la familia”.

La historia de Andrea es una de esos relatos de familia que se sienten cercanos. Y es que como afirma el propio director “esta pertenece a una historia que todos podemos entender porque seguro que nos ha pasado algo parecido, o le ha ocurrió a alguien cercano”.

Buscando precisamente esa proximidad, Martín Cuenca situó a Cádiz como escenario de “El amor de Andrea”“Elegir Cádiz fue una intuición mía”, afirma el director. “La ciudad es maravillosa, tiene mucha luz y dinamismo, pero al mismo tiempo tiene un cierto sentido de decadencia, con una precariedad laboral muy grande. La historia de Andrea se sitúa en medio de una familia humilde y de clase trabajadora, con una madre que apenas ve a sus tres hijos porque está trabajando y un padre que desaparece de repente mientras Andrea se queda sola haciéndose cargo de sus hermanos. Por eso nos fuimos a Cádiz y escribimos el guión allí. No nos imaginamos mejor escenario”.

“Cádiz es una ciudad maravillosa, tiene mucha luz y dinamismo, pero al mismo tiempo tiene un cierto sentido de decadencia, con una precariedad laboral muy grande”

Para Manuel Martín Cuenca el tema no es lo único que hace que esta película sea excepcional dentro de su filmografía. Huyendo de los convencionalismos, el director rodó en estricto orden cronológico una historia de la que sus actores sólo conocían las líneas de las escenas que tenían que rodar al día siguiente. “No se vive la vida sabiendo qué va a pasar, simplemente vives el momento. Por eso no me gusta ensayar las escenas” afirma el director. “En esta película pude plantear una manera más flexible de rodar que era más lógica y orgánica”.

Gracias al hecho de que el guión era desvelado poco a poco a los actores, Manuel Martín Cuenca pudo ir reescribiendo la historia de sus personajes según avanzaba el rodaje. “Conforme iban pasando las semanas y los actores iban haciendo suyos los personajes, yo también fui modificando diálogos, localizaciones... Los actores no sólo entregan su cuerpo y su voz a un personaje, sino también tienen que dar un poco de su corazón para interpretar la historia. Por eso, al rodar en orden cronológico pude ir viendo cómo cada actor adaptaba su personaje y fui viendo qué cosas funcionaban del guión original y cuáles no y pude ir modificándolo. Así fue creciendo la historia”. 

Como reconoce el director, el hecho de trabajar con un elenco novel facilitó una improvisación constante que, sin embargo, está deseando experimentar con actores veteranos. “El otro día hablaba con un actor conocido amigo mío y me decía: la próxima vez que trabajes conmigo no me des el guión” recuerda el director entre risas. “Para todo actor trabajar así en el fondo es una aventura porque les hace preguntarles en cada momento: ¿y yo qué haría en este momento? Por ejemplo, durante el rodaje pasó un acosa muy curiosa y es que Lupe (Mateo, protagonista de la películaadivinó algunas secuencias que iban a venir. Precisamente por eso, porque después de conocer al personaje durante las primeras semanas yo la decía: ¿tú qué crees que va a hacer ella mañana? Y lo adivinaba. 

“El amor de Andrea” llega como una película llena de detalles que trata sobre la familia concebida “como la que uno elige y no sólo como la que aparece en el DNI”

Para un actor acostumbrado a trabajar con actores nóveles, el hecho de contar con un elenco joven e inexperto no le asustaba. “Siempre he trabajado con actores debutantes desde mi primera película con María Valverde” asegura el director. “A los actores nóveles tienes que protegerlos más de los nervios y la mecánica del rodaje para que se fijen en las emociones y en lo realmente importante”.

Así, con unos actores siempre en alerta ante un mundo y un guión desconocido y un director siempre activo ante los cambios naturales de la historia, “El amor de Andrea” llega como una película llena de detalles que trata sobre la familia concebida según afirma su director “como la que uno elige y no sólo como la que aparece en el DNI”“Los seres humanos somos mamíferos, seres conscientes de lo que es el amor” añade el director. “Y esto se manifiesta de manera más pura en los jóvenes, porque están libres de las dinámicas tóxicas y los prejuicios de los adultos. Por eso es importante respetar el punto de vista de la gente joven porque no son unos tarados” sentencia Martín Cuenca.

Con este mensaje el director reivindica el derecho a equivocarse con su arte y el de no encasillarse y tras dejar en manos del público a Andrea y su historia ya se ha puesto en busca de su próxima aventura. “Como cineasta no sólo haces las películas que quieres sino las que te dejan hacer. Así que seguiré caminando hasta donde me deje la industria y donde me lleve el camino”.

Manuel Martín Cuenca: “Seguiré caminando hasta donde me deje la industria”