jueves. 02.05.2024
Blanca Portillo
Blanca Portillo

Ainhoa Mela | @ainhoacriticas

Confirmando ser una gran fuente de inspiración para nuestros cineastas, la vida de Teresa de Jesús sigue siendo objeto de nuevas producciones que nos acercan a la vida de la Santa y a su particular forma de vivir la religión. 

En una época en la que incluso la vida monástica pasaba por la lupa de la Inquisición, Teresa desafió a una Iglesia que buscaba el control de sus rebaños. Fundando una orden austera y de clausura, la Santa se puso en el punto de mira de una Inquisición que consideraba cada vez más amenazantes su pensamiento crítico y su intensa vida espiritual al margen de la jerarquía eclesiástica. La actitud rebelde de Teresa le fraguó una persecución por parte de la institución que la sometió a interrogatorios y amenazas y a punto estuvo de llevarla a prisión. 

Es precisamente uno de esos interrogatorios el que Juan Mayorga representó en su obra de teatro “La lengua en pedazos” y que Paula Ortiz adapta ahora en la película “Teresa”.

El guión nos acerca a la figura de Teresa de Jesús, con un toque feminista en medio de una Iglesia dominada por hombres, que reivindica el papel de la mujer en la religión

Con tintes de biopic, la cinta narra, separadas en dos partes diferenciadas, la vida y el pensamiento religioso y crítico de una Santa siempre a medio camino entre la realidad y la mística. Teresa comienza narrando su vida a un inquisidor que va a su encuentro lleno de prejuicios y con una sentencia dictada. Posteriormente, la vida de Teresa, representada por Ainet JounouGreta Fernandez y Blanca Portillo en sus distintas etapas vitales, da paso a las explicaciones de la Santa sobre su pensamiento religioso y unas visiones que no la hacen sino parecer menos cuerda y más culpable. 

Fiel a las propias palabras de Sante Teresa expresadas en los 4 libros que publicó durante su vida, el guión nos acerca a la figura de una mujer con un toque feminista en medio de una Iglesia dominada por hombres que reivindica el papel de la mujer en la religión y que vive atormentada por sus visiones y pensamientos con Dios como única compañía.

A medio camino entre la cordura y la locura, Paula Ortiz devuelve a la pantalla a Santa Teresa en una cinta artística que sin embargo se hace pesada y poco entretenida. Momentos de silencio reinan en la película como en el convento de Teresa, sólo interrumpidos por monólogos y diálogos de los protagonistas cargados de un lenguaje complejo y alegorías ricamente escenificadas, pero difícilmente explicadas.

Huyendo del carácter teatral que persigue al guión, los diálogos que se suceden entre Teresa y su acusador trasladándose en distintos tiempos y lugares de forma súbita y sorpresiva; espacios, líneas temporales y visiones se entrelazan con saltos fugaces y erráticos que hacen viajar al espectador por la vida y las visiones de la Santa en una licencia artística que, buscando dar dinamismo, convierte a Teresa en una película por momentos caótica.

Blanca Portillo desnuda la esencia de una mujer de carácter fuerte y determinante que se volvía temerosa ante los éxtasis y visiones que dominaban su vida

La cordura en este guión la aportan dos actores principales, siempre excelsos, que con sus interpretaciones sacan lo mejor de una película con luces y sombras.

Con una conmovedora actuación, Blanca Portillo desnuda durante dos horas la esencia de una mujer de carácter fuerte y determinante que se volvía temerosa ante los éxtasis y visiones que dominaban su vida y su pensamiento. La Teresa de Blanca Portillo no duda en defender ante su Inquisidor sus planteamientos poco ortodoxos, pero se hace pequeña y recelosa al desnudar su alma con sus arrobamientos místicos. 

A Blanca Portillo le da la réplica un Asier Etxeandia que magistralmente consigue llevar su personaje desde el autoritarismo de un inquisidor que se sabe todopoderoso, a la clemencia y la lástima con la que el actor acaba mirando a una mujer que cree loca sin remedio.

Con una película bella pero intensa y compleja, Paula Ortiz regresa a las pantallas de cine de la mano de otra de las figuras clave de nuestra historia. Tras “La Novia”, adaptación que en 2015 firmó la directora de la obra de García Lorca “Las bodas de sangre”, Paula Ortiz regresa con una Teresa que aún llena de belleza y misticismo, no consigue hacerse cercana al espectador.

Estreno en cines: 24 de noviembre.

Blanca Portillo triunfa de nuevo con una Teresa entre la fe y la razón