miércoles. 01.05.2024

Vanessa De Paula | @vanessadipaula

El documental de Jordi Évole “No me llame ternera” cargado de polémica por su protagonista que no se arrepiente de nada.

Como residente en San Sebastián, os puedo decir que no es un tema fácil de abordar, hay muchas heridas todavía por cicatrizar. Mucho antes de su estreno en el Festival Internacional de cine de San Sebastián, la película-documental ha sido acusada de un potencial “blaqueamiento” de ETA, lo que generó protestas, y la recogida de 514 firmas de ciudadanos y ciudadanas pidiendo que no se proyectara el documental. Entre esas personas, había familiares o víctimas de la banda terrorista. El festival les ofreció un pase previo privado donde pudieron comprobar que se trataba de simplemente una entrevista más de Jordi Évole. Una entrevista donde no solo no se blanquea a ETA, si no que deja en evidencia la falta de coherencia, empatía y arrepentimiento por parte de algunos de sus dirigentes.

Una tensa entrevista con José Antonio Urrutikoetxea, histórico dirigente de ETA, más conocido como Josu Ternera, que actualmente se encuentra en libertad condicional en Francia a la espera de ser juzgado por sus crímenes en el Estado español. La entrevista se centra en su trayectoria y participación en ETA. Banda terrorista donde Urrutikotxea entró con diecisiete años y en la que permaneció hasta su disolución, en octubre de 2011. Fecha que Urrutikoetxea considera que fue demasiado tarde.

Évole pone a Josu Ternera frente a un espejo en el que el ex etarra no se quiere ver reflejado. Intenta justificar lo injustificable

La entrevista empieza con una de las víctimas, Francisco Ruiz, el policía municipal de Galdakao que recibió varios disparos cuando trataba de proteger al alcalde Víctor Legorburu, asesinado por ETA en 1976. El periodista Jordi Évole invita a la víctima a conocer el relato del ex militante de ETA, una entrevista donde la víctima descubre que Josu Ternera participó en su atentado y no se cree las palabras del ex etarra: “Él lo siente, pero no se arrepiente.” Atentado que ya no se puede juzgar al ser amnistiado en 1977. Francisco Ruiz recuerda que quedan muchos asesinatos de ETA sin resolver. Ruiz, también reconoce que no sabe si llegaría a darle la mano a alguien que no se arrepiente de sus crímenes: “Creo que nunca va a llegar ese día”.

El documental “No me llame Ternera” tiene un formato técnicamente simple, pero profundo y complejo en cuanto a su contenido. Con una fotografía cuidada, donde las luces y sombras tienen su importancia. Ha ido entrelazando sus conversaciones con unas cuantas imágenes de archivo de la historia de estos últimos años de actividad de la banda terrorista en España. Durante la entrevista con Urrutikoetxea, hablan sobre su papel negociador con el gobierno de Zapatero, sobre el asesinato de Yoyes por ETA, sobre la matanza de Hipercor, las casas-cuartel de Zaragoza, Ortega Lara, Miguel Ángel Blanco y un largo historial de la violencia de ETA.

En uno de los momentos más tensos de la entrevista, Évole le pregunta “¿Qué diferencia hay entre matar por Dios o por la Patria?” haciendo alusión al terrorismo yihadista. El ex etarra contesta: “Nadie me habrá oído decir que matar está bien”. Urrutikoetxea niega la relación, dado que el yihadismo atenta contra la ciudadanía en general queriendo lograr el mayor daño posible. En caso de su “lucha”, indica que los objetivos siempre fueron personas que reprimían al País Vasco.

En su boca, los atentados son “acciones” y las matanzas son consecuencia de la lucha de liberación de Euskal Herria, objeto de represión desde el franquismo

Durante la entrevista, Évole insiste repetidamente en conducir la conversación hacia la búsqueda de la existencia o no de la empatía de Urrutikoetxea hacia las víctimas del terrorismo, que termina por decir que es consciente del daño irreparable que ha causado, pero ETA, en sus palabras, no asesinaba, si no que “mataba”; no cometía atentados, sino “acciones” y tampoco “amenazaba”, llevaba a cabo “análisis políticos”. Évole pone a Josu Ternera frente a un espejo en el que el ex etarra no se quiere ver reflejado. Intenta justificar lo injustificable.

Évole también le pregunta si matar a quien que no paga no es algo propio de la mafia, haciendo referencia al impuesto revolucionario. Impuesto que se basaba en extorsionar a ciudadanos y ciduadanas vascas, en su mayoría empresarios. Con “acciones”, amenazas y muerte como resultado para aquellos que se negaban a pagar. Josu Ternera lo intenta justificar, ya que lo considera un bien necesario para financiarse y seguir con la “lucha”.

Urrutikoetxea, en más de una ocasión, se refiere a ETA y la izquierda independentista como representantes de la sociedad vasca, cuando no tienen y nunca han tenido, así se lo recuerda Évole, el apoyo mayoritario de la ciudadanía. En su boca, los atentados son “acciones” y las matanzas son consecuencia de la lucha de liberación de Euskal Herria, objeto de represión desde el franquismo.

La entrevista termina con Évole preguntando si, después de tanta violencia, muerte y tras la desaparición de ETA, algo tuvo sentido. “Sería monstruoso después de 50 años de lucha decir que mi vida no ha tenido sentido.”

No me llame Ternera