lunes. 29.04.2024
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Grupo promotor de Sumar en su presentación el pasado 14 de enero.

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Cualquier análisis político este 19 de febrero de 2024 debe empezar por analizar el resultado de las elecciones autonómicas gallegas, asumiendo la victoria de las fuerzas de la derecha y, desde las progresistas, la necesidad de encontrar las adecuadas iniciativas para revertirlo. Particularmente desde Sumar, un proyecto planteado desde hace meses que no ha sido capaz aún de organizar y orientar la actividad de las muchas personas dispuestas y esperanzadas por su anuncio.

Hace meses se puso en marcha un proyecto ilusionante, Sumar, con el objetivo de crear una confluencia organizada de todo el espacio progresista no integrado en el PSOE. Desde entonces ha tenido que transitar por la pequeña y grande historia de cada día, elecciones municipales, autonómicas y legislativas incluidas. Y ha sobrevivido, aunque con arañazos e interrogantes, con derrotas como la de Galicia. Ahora se plantea su primera asamblea anunciada el 14 de enero para el próximo 23 de marzo. Una asamblea fundacional, en la perspectiva de la “asamblea constituyente” para otoño de este año.

En relación con la asamblea del 23-M las personas “inscritas” (parece que unas 70.000) hemos recibido un paquete de documentos (las propuestas de ponencia política, ponencia organizativa, código ético y reglamento de la asamblea); y una carta de Yolanda Díaz de fecha 8 de febrero que nos anunciaba un calendario encabezado por una estimulante afirmación, “necesitamos tu voz y tu participación”, y del que en este momento me importa esencialmente señalar dos plazos: 9 de febrero a 9 de marzo para “encuentros de debate territorial y sectoriales” [1], y 13 de febrero a 3 de marzo para “aportaciones a los documentos en el portal de participación”.

Sin embargo, a día de hoy, 19 de febrero, más de un mes desde el anuncio de la Asamblea, no he recibido aún ninguna convocatoria para los posibles, necesarios en mi opinión, debates territoriales (Barcelona en mi caso) y sectoriales (estoy en los grupos de “Trabajo decente” y de “Justicia”). Sin esperar a las pendientes convocatorias he decidido mandar hoy mis consideraciones personales a la ponencia política y en breve a los otros dos documentos. Y hacerlas públicas al mismo tiempo para estimular el necesario debate colectivo en todos los ámbitos.

Entiendo que, en ambos ámbitos, territorial y sectorial, deberían haberse convocado y desarrollado, potenciado ya, debates escalonados para conseguir una elaboración colectiva. Quizás aún hay tiempo, afirmación que hago más desde la necesidad que desde la esperanza, pero con la convicción de que lo colectivo es algo más que la suma de individualidades, y deberían establecerse formas de debate y de representación colectivas para desarrollar la coordinación y la representatividad desde los 70.000 inscritos, más los que se sumen en este proceso, hasta el grupo dirigente.

He esperado, para explicitar unas primeras opiniones sobre las ponencias de Sumar, al día siguiente de las elecciones gallegas, para evitar equívocas interpretaciones que pudieran interferir ni medio voto en éstas. Ahora, a 19 de febrero, no puedo dejar de expresar mi profunda decepción por el resultado electoral en Galicia, particularmente por el de los partidos de la coalición progresista que gobierna España. Habrá que saber sacar las conclusiones que corresponda.

Señalo a continuación algunas consideraciones sobre la propuesta de ponencia política de Sumar para la Asamblea del 23-M.

Coincidiendo con su esquema de tres “títulos”, “Raíces”, “Sentido” y “Alas”, y con la afirmación en el primero de los “tres momentos determinantes” (“La II República y la Guerra de España, la lucha contra la Dictadura y la Transición, y la oleada democratizante y de movilización social a partir de la crisis política y económica de 2008”), entiendo inadecuado calificar esta lucha colectiva como expresión del objetivo de “encontrar un encaje democrático entre el Estado, las naciones que lo componen y el pueblo realmente existente”. Supone en mi opinión una valoración desequilibrada de las movilizaciones sociales de estos años para la conquista de las libertades y de lucha por mejores condiciones de vida y de trabajo.

No comparto la afirmación de “la revolución pasiva de la Transición…fragua un bloque histórico… en el que los sectores populares tiene una presencia subalterna”, ni la calificación a ésta de “transformista”, sin una necesaria apreciación de las mencionadas movilizaciones sociales de esta etapa (no sólo “a partir de la crisis política y económica de 2008”) y su evidente incidencia en la Constitución de 1978 (insuficiente y confusamente valorada, sobre todo en su gestación social y política), y en la victoria de la izquierda en las elecciones generales de 1982. Estas insuficiencias dificultan por otra parte el análisis de los problemas del final de Siglo XX e inicios del XXI.

Me parece incorrecto, e injusto, limitar la referencia a las formas organizadas de respuesta colectiva producidas al “15M” y a “Podemos”, con alguna genérica referencia a “los sindicatos”, con, al mismo tiempo, la ignorancia del papel del PCE (con el PSUC), IU, CCOO…, de los que Sumar ha de considerarse, y enorgullecerse, heredera, aunque no sólo.

Sería necesario asumir que el proceso de “escucha” no pudo desarrollarse como se pretendía, o esperaba, debido a los avatares de los procesos electorales, aunque un mejor planteamiento de éstos hubiera, debería, haber significado un positivo estímulo.

Habría que revisar el texto eliminando los conceptos equívocos de “los de arriba” y “los de abajo”, para referirse a los colectivos sociales, a las clases populares, a los movimientos sociales…

Bien por la proclamación de la solidaridad plurinacional en España con una apuesta federal, también en su proyección europea, pero me falta un mayor énfasis en la necesaria consciente voluntad de luchar por la globalización de los derechos en este nuestro mundo cada día más pequeño e interrelacionado, globalización de los derechos como reivindicación desde un país del primer mundo no solo por solidaridad sino también como eje de la defensa de nuestros derechos.

Partiendo de que los “derechos” se reivindican, se pelean y se negocian social y políticamente, de que se conquistan y se pelea para ejercerlos y desarrollarlos, cuestiones no siempre claras, entiendo que Sumar debería proclamar con claridad su voluntad de participar activamente en la acción social colectiva, con un proyecto para la permanente movilización social y con la expresa voluntad de que en ella participen activamente las personas y colectivos que pretende organizar, única forma por otra parte para integrarlos [2] con suficiente coherencia en este proyecto. Convendría afirmar expresamente la voluntad y necesidad de Sumar, recogiendo valiosas experiencias y herencias irrenunciables, de constituirse como una “organización de lucha y de gobierno” día a día, superando su actual fase de plataforma electoral. Sólo si se avanza conscientemente en este sentido, entiendo que podrá desarrollarse como “un proyecto para 10 años… y más allá”.

En breve me referiré a la ponencia organizativa y al reglamento de la asamblea, antes del límite fijado para el 3 de marzo. Adelanto ya que, sí me parecen preocupantes algunas de las cuestiones de método y contenidos para las que aquí he señalado mis discrepancias, mucho más preocupantes me parecen las que resultan de la consideración de la ponencia de organización y del reglamento de la asamblea. A todo ello me referiré con unas nuevas notas públicas en los próximos días.

Mientras, insisto, reivindico, como inscrito en Sumar desde hace meses, mi deseo de participar en formas colectivas de discusión, antes y después del 3 de marzo, que posibiliten la intervención de todas las personas que nos hemos apuntado a este, aún, ilusionante proyecto a pesar de decepciones como ayer en Galicia.


[1] Y para los que en el punto 4.2.1. del “Reglamento Asamblea de Sumar” se afirma que “serán debidamente anunciados y con antelación suficiente”

[2] Más allá de la interesante propuesta de la Ponencia de Organización en el sentido de 30-70 para la integración política tanto de los partidos confluyentes como del conjunto de las personas, inscritas y no inscritas en éstos, que nos incorporamos al proyecto de Sumar. Pero ya hablaremos de esto otro día

Sumar hacia su 'asamblea fundacional' del 23 de marzo