viernes. 19.04.2024

Trifálico, trifachito, y gatillazo

trio

Política bajo el signo del machismo puro y duro, donde sobran programas o ideas de gestión, aunque algunas desgraciadamente ya se vislumbran

Titulé así, con esta palabra inventada, mi anterior columna “El “trifachito”, rememorando la caída como República de la eterna Roma, para pasar a una dictadura, gracias al convenio secreto de tres generales, Julio César, Pompeyo y Licinio Craso, el primer Triunvirato del imperio. Así comenzó una guerra civil que debilitó el poder imperial, inició su decaimiento, y logró su extinción. Mencionaba ese triunvirato por los tres políticos españoles que quieren ser los emperadores de la derecha, el centro, y de lo más alto en la política española.

La palabra “trifachito”, junto a otra semejante, “trifálico”, pronunciada con ajustada sutileza política para definir este triunvirato, typical spanish, han inundado medios escritos y hablados. Las dos palabrejas han sido protagonistas de la actualidad política, referidas a una derecha con tres presidentes de tres partidos que luchan por abrirse camino en ese lado del espectro político, cada cual con las mismas ideas rescatadas de un pasado no muy lejano, y expresadas de manera semejante a ese pasado, donde según los tres pensantes se encuentran los valores de toda la vida, que deben imperar en la España de toda la vida, desde los toros, al pensamiento único, pasando por la mujer en la cocina y los extranjeros en su país. Poca diferencia entre las tres mentes privilegiadas, aunque alguna quiera distinguirse para no confundirse. Como si España no hubiera cambiado. O hubiera cambiado para mal, e ir cada ver peor. Va mal, pero empezaba a repuntar con Pedro Sánchez, al que no han dejado gobernar. De ahí el afán del trifachito por el rescate de valores que otros partidos han olvidado, y trastocado por otros que no llevan sino a la perdición y a la ruptura de una nación que hasta ahora se ha mantenido unida, grande y libre. Sí, señor, con dos.

Y a eso voy. De ahí la razón que expresó con toda propiedad y sutileza la Ministra de Justicia Dolores Delgado, al sacarse otra palabreja de la chistera, no como chiste, sino como preludio de un triste futuro marcado por la testosterona, una vuelta al blanco y negro, donde el negro sobra, porque el blanco es más puro y brillará en esa política de las soflamas de siempre, que ellos pregonan por doquier. Política bajo el signo del machismo puro y duro, donde sobran programas o ideas de gestión, aunque algunas desgraciadamente ya se vislumbran. Pero voy a la declaración de la Ministra, al ser preguntada en una emisora por esta derecha, que a todo el mundo confundió, en primer lugar a la presentadora, también mujer, por si se trataba de un lapsus o una confusión en la pronunciación ministerial. La señora Ministra parecía confundir el término, y en lugar de calificarla como “tricéfala”, correcto por tratarse de tres cabezas, dijo trifálica, de tres cabezas, pero de otra parte. Qué lapsus, en qué estaría pensando que se le escaparía, por eso de que según Freud el subconsciente, a veces, nos hace decir lo que el consciente no quiere, síntoma de la parte oscura del “ello”. Según Freud, la libido mueve no montañas, pero sí humanos. Freud hizo del falo el símbolo privilegiado del psicoanálisis. Jacques Lacan (1901-1981), por su parte, lo convirtió en el significante de la castración. Para entendernos, lo haré gráfico en este chiste de la pareja en que pregunta la novia al novio: ¿“Follardo”, nos vamos al bosque..? Perdón. Quería decir Gerardo, nos vamos a...” Pues eso.

Lo mismo hizo, y con cierto acierto, en su juego de palabras, la ministra Delgado. No era un lapsus, era toda una definición. Al hacer hincapié en el término “trifálica”, la ministra se muestra segura al hablar de la carga de “testosterona” que se apreciaba en la plaza de Colón. Se refería claramente a los tres penes o tres falos de la derecha. Metáfora exacta de mujer inteligente definiendo con un juego de palabras los tres partidos de la derecha, que piensan lo que piensan.

Ampliada luego por otros medios que calificaban de “gatillazo” a la manifestación de Colón, montada al más puro estilo franquista para acudir a la Plaza de Oriente, autocares y bocatas incluidos. Ni así. El “gatillazo” de la susodicha manifestación en Colón, por mucha parafernalia que pusieran detrás, fue una decepcionante realidad. Y lo sabían. Por eso maquillaron las cifras y contabilizaron también a gente escondida en callejuelas, portales y garajes aledaños, desde Puerta de Hierro al Barrio de Salamanca.

Si a eso añadimos que al número tres se le aplican facultades de toque cabalístico, y se asocia al peligro y males del tridente que usara Neptuno o a deformidades de animales según vaticina la mitología, obtenemos una bomba explosiva que espero no nos estalle y haga añicos esta sociedad que lucha contra la xenofobia y la desigualdad, y quiere libertad plena, equidad, justicia, y la equiparación de ambos sexos en deberes y derechos.

¿Hizo un juego de palabras doña Dolores Delgado? Sí, pero es mucho más que eso, y mucho más peligroso que las palabras. Porque serán hechos y “quod factum, factum est”, que dicen los latinos. Que en cristiano significa: “lo hecho, hecho está”. Lo mismo en castizo, “a lo hecho, pecho”, aunque en este caso el pecho sea social y con señales de tortura. Como en los viejos tiempos.

Asustaos mujeres, la serpiente del paraíso, el primer símbolo fálico, ronda vuestros cuerpos, cabezas y mentes. Es una manada pequeña, sólo tres, pero ya se sabe lo que significa el tres... Las manadas de Collado-Villalba, Pamplona, Pozo Blanco, y otras repartidas por fiestas con alcohol y testosterona a rebosar, se van a quedar de angelitos inocentes, ante el empuje de esta última. Es de esperar que su tridente nunca portará el haz del poder, ni con yugo ni flechas. De lo contrario, ni jueces ni derechos, ni vírgenes ni santos, se resistirán, y en lugar de condones habrá que usar banderas para proteger la patria y engendrar patriotas. Tres machos más o menos prefabricados, dispuestos a todo para tornar a andadas pasadas, promocionar el “destino universal” de España, aplicar su 155 y su sentido de país como nación excluyente.

Tiene razón la ministra. Son trifálicos más que trifachitos. Por ahora se quedan en aprendiz de fascistas. Esperemos que sea sólo eso, fachada, pura fachada. Es decir, simples fachas.

Trifálico, trifachito, y gatillazo