jueves. 28.03.2024

El cuento de la criada

brujas2No sé si habéis visto la serie ‘El cuento de la criada’. Yo la devoré hace unos meses, pero quedan más capítulos por estrenar. Los espero ávida. Me produjo tanto enganche y tanta desazón que me leí el libro inmediatamente después. Su autora es Margaret Atwood. Lo publicó en 1985. Novela clasificada como una narración de ciencia ficción distópica. Una distopía que es lo contrario a la utopía. El relato muestra a la mujer como un mero instrumento, un objeto al servicio de la procreación divida y del ‘hombre’ para salvar el planeta.

En fin, lo leí y me dejó huella. Y ahora he vuelto a recordarlo al leer uno de los comentarios ultras que lanza la organización HazteOir, a punto de convertirse en guardia de corps de Vox y antes a la zaga siempre del PP para marcarle el paso.

Dicen lo siguiente sobre la ley del aborto: “contempla el aborto como un derecho y promueve la muerte indiscriminada de bebés en un tiempo en que el invierno demográfico amenaza el futuro de España”.

El invierno demográfico que produce doble escalofrío. ¡Tendremos la culpa las mujeres del invierno demográfico! O lo que es peor: ¿deberá estar en nuestras manos salvar el mundo?

La perversión del lenguaje de la ultraderecha contra las mujeres alcanza límites insospechados. Dicen que la ley de igualdad es mala porque discrimina a los hombres. No conozco a ninguna madre con hijos varones que no vele por sus derechos -hablo primero por mi-. ¿Atacar a los hombres porque son hombres…? Lo de ‘matahombres y ‘matabebes’ no me cuadra.

Pero a las mujeres sí nos atacan por ser mujeres. En el mundo entero. Y los Estados están para hacer valer nuestros derechos. Hablan de leyes "peligrosas". Pero, en términos genéricos, la ley sigue siendo la única garantía de igualdad que tiene el ser humano. Soy muy legalista, lo reconozco.

Y precisamente por querer estar al amparo de la ley defiendo estas leyes que ahora, en el siglo XXI, hay algunos que quieren abolir.

Las leyes de igualdad no nacen para significar que el hombre y la mujer son iguales. ¡Faltaría más! Nacen para garantizar la no discriminación de la mujer por el hecho de ser mujer.

Las leyes de violencia de género no nacen para degradar al hombre sino para defender el derecho humano a la vida de las mujeres.

Las leyes en defensa del colectivo LGTBI no nacen para adoctrinar -como dicen- a los niños, sino para defender a esos mismos niños de ofensas, ultrajes, humillaciones, insultos y agresiones por el hecho de ser diferentes.

¿A quién le pueden molestar estas leyes? "Leyes ideológicas y liberticidas", afirman. ¿Desde cuándo la libertad individual, cuna del pensamiento liberal, puede tornarse en liberticida?

La foto que acompaña este artículo (perdonad la mala calidad de la imagen) la saqué el martes por la tarde en la manifestación feminista en la Puerta del Sol de Madrid. Me llamó mucho la atención el cartel que portaba esa joven y lo comenté con otras mujeres que estaban allí. “Si vuelve la Edad Media, estoy del lado de las brujas”, ¡‘es genial’! comentamos con sonrisas cómplices.

Afortunadamente no estamos en la Edad Media, pero los agravios y las agresiones -en los peores casos con resultado de muerte- se producen continuamente. Jamás, en la historia de la humanidad, las mujeres hemos declarado la guerra a los hombres. Sí a la desigualdad, sí a la misoginia, sí a la homofobia. ¿Qué narices quieren?

El cuento de la criada