Necesitamos ya un Partido Socialista ¿Qué Partido?

Los actuales procesos de confluencia, convergencia y unidad popular, no nos privan de la necesidad de articular una respuesta socialista democrática en el estado español.

Los actuales procesos de confluencia, convergencia y unidad popular, no nos privan de la necesidad de articular una respuesta socialista democrática en el estado español. Espacio que hoy salvo Alternativa Socialista y otras fuerzas locales y regionales que se reclaman socialistas, nadie cubre. El PSOE derechizado y transformado en un partido liberal progresista u otras fuerzas emergentes o no procedentes de la escuelas de pensamiento comunista, no ocupan en ningún caso la tradición socialista. Pero qué casualidad, nadie se plantea, en las fuerzas progresistas, transformadoras y emergentes ningún crecimiento electoral más allá de las personas abstencionistas o sobre todo de captar votantes socialistas.

¿Pero, qué partido?:

Evidentemente no puede ser un partido simplemente regenerado. Un PSOE maquillado. La cuestión no es tan solo primarias sí o no y oligarquías internas sí o no. Tampoco consiste tan solo en recuperar las esencias de los clásicos del socialismo como Jaures, Iglesias, Kaustky, el importantísimo legado del austro-marxismo o la tradición obrerista de lucha, que también y tal vez de forma no menor en el caso del austro-marxismo o el “caballerismo”, insisto. Sino nuevas aportaciones como la ecología anticapitalista y liberadora del MAS boliviano, el ecologismo de izquierdas y sobre todo el concepto ecosocialista que tanto interesa a los amigos del Partí de Gauche francés, entre otros, pero también a los movimientos de recuperación y de regeneración del socialismo del estado español, como es el caso de Alternativa Socialista. Hoy cualquier tránsito hacia el socialismo, pasa por la defensa de la Madre Tierra, el territorio y los mares o la oposición decidida a la mercantilización del oxígeno, el carbono, el agua o las energías naturales. La naturaleza es de todas y todos, por tanto su gestión es colectiva, es socialista y el mundo está siendo destruido por un capitalismo depredador venga de donde venga.

Por tanto el socialismo debe recuperar su tradición societaria y cooperativa, su apoyo y creencia en la potencialidad de la economía social. También en las conquistas de los partidos de masas hoy destruidas o en trance de destrucción. Los grandes logros socialdemócratas de pensiones, educación pública, seguridad social de alta calidad, asistencia sanitaria universal y becas universalizadas, junto a los logros de la revolución feminista como el derecho a decidir, la total igualdad jurídica entre hombres y mujeres, el aborto o la sexualidad libre y formada, educada y liberadora. Junto con la lucha por un medio ambiente que no sea el negocio privado de nadie, ya sean grandes constructoras, empresas extractivas, modernos latifundios agrarios de empresas multinacionales de alimentación o compañías privadas de agua potable.

Se trata de un socialismo alcanzado por métodos democráticos, en libertad y con libertad tal y como ya existe en fase de tránsito y reformas en varios países de nuestra América a pesar de las mentiras que se publican, escuchan y ven en medios “informativos” corporativos españoles. El hermoso y admirado intento del socialista chileno Salvador Allende caminaría en esa senda. La Unidad Popular chilena es un magnífico ejemplo a seguir en estos momentos. La verdad, entre Perón y Allende, Allende.

Se trata también de estudiar seriamente el modelo holandés (SP de los Países Bajos) y actuar en consecuencia.

Se trata de construir un partido, donde la aspiración de igualdad, no solo sea de género-lo cual es imprescindible-, sino de clase. La igualdad no puede ser un Instituto especializado o una profesión, sino la superación del capitalismo y por tanto la total igualdad entre hombres y mujeres, el fin del patriarcado y el control por parte de ellas y ellos de la economía y la naturaleza.

Para lograrlo y el mientras tanto ¿Qué? Pues un partido con asambleas decisivas y decisorias en cada espacio de competencia. Cargos de responsabilidad con mandatos limitados y revocables en cualquier momento y obligaciones de contacto e información a las personas interesadas y afectadas, electoras y electores.

Volver a crear espacios alternativos de vida y convivencia, cultura y ejemplaridad:

Democracia y libertad. Libertad como elemento integrador y por tanto decisorio. Reglas de participación colectiva y no solo para militantes.

Bueno, no voy a definirlo yo, sería una gran contradicción después de lo que he escrito. Pero si puedo resumir en que no se puede afirmar que se es socialista y defender los oligopolios privados como por ejemplo en el Reino de España, las compañías eléctricas o la banca privada sin ningún tipo de intervención contundente de lo público y la existencia de una poderosa y activa banca pública, por ejemplo. Tampoco se puede afirmar que se es socialista y defender un régimen que consagra la desigualdad política al reservar la jefatura del estado a una casta familiar hereditaria, carente de todo mérito y capacidad, sobre todo carente de legitimación democrática. Provocan nauseas personas que afirman ser socialistas en España y que critican a repúblicas americanas como autoritarias y de baja calidad democrática, que sin embargo gozan de jefes y jefas de estado electos democráticamente que trabajan por la justicia. Mientras, esas mismas personas están ligadas a fundaciones anti-socialistas como es el paradigmático caso de Trinidad Jiménez o Joaquín Almunia entre otros que pertenecen a clubs internacionales pro-capitalistas. Sencillamente estas actitudes son una tremenda desfachatez y por tanto es imprescindible rescatar el socialismo de la boca de esas personas creando un partido donde esas contradicciones no se puedan producir.

Pero hay más y es importante también rescatar importantes tradiciones de la izquierda como la que supuso el comunismo italiano. Hay que reconocer que las aportaciones al bienestar europeo de los partidos comunistas de Francia e Italia fueron fundamentales y sus aportaciones teóricas en el caso italiano, plenamente vigentes. Así como las de muchos teóricos de la escuela trotskista y documentos de partidos de dicha tendencia.

La democracia es algo más que elecciones cada cuatro años. Eso sirve para dentro y para fuera de la política, es decir para el interno de los partidos y para la gestión de la sociedad.

La ejemplaridad personal es imprescindible. Nuevas personas, nuevas ideas, nuevos partidos. Los partidos no son un fin en sí mismo y son útiles si construyen en la línea para la que fueron fundados. Por tanto un partido socialista ni puede permitir la puerta giratoria, ni el enriquecimiento ilegitimo y mucho menos corrupto, ni el apoyo a un sistema, el capitalismo, aunque se le llame el mercado, que es injusto y que sacrifica millones de vidas de mujeres, niños y hombres en su propio beneficio. Destruye el planeta para acumular capital, ganancias y poder y origina guerras para mantenerlo.

Finalmente, un partido socialista que propicie las alianzas políticas y de clase para vencer a la injusticia y la insolidaridad. Para acabar con el negocio asqueroso de la deuda, la destrucción del tejido solidario y el dominio de las oligarquías económicas. La mercantilización de la política y de la vida.

Un partido que luche por la felicidad. Pero para eso hay que procurar ser felices y no construir fuerzas políticas hoscas y antipáticas, donde el debate se torna bronco y hostil, donde en realidad muy pocos deciden.

No hay un partido en el estado español hoy, con tales premisas. No soy ingenuo, sé que toda obra de personas tiene problemas y el partido socialista democrático que imperiosamente necesitamos, las tendrá e incluso en su gestación las tiene, pero vale la pena intentarlo.

Finalmente hay que construir una opción para gobernar, para vencer en unas elecciones democráticas. Los socialistas y las socialistas tenemos vocación de un gobierno cívico y democrático, de un poder popular que venza y gobierne y se dirija a las y los ciudadanos con la voluntad de hacer otras cosas porque se pueden hacer y si no se han hecho, ha sido por que no ha habido ni valor ni voluntad política. Pero insisto, en compañía, en alianza común, en suma política, hacía la común unidad popular.