viernes. 29.03.2024

Necesitamos ya un Partido Socialista ¿Qué Partido?

Los actuales procesos de confluencia, convergencia y unidad popular, no nos privan de la necesidad de articular una respuesta socialista democrática en el estado español.

Los actuales procesos de confluencia, convergencia y unidad popular, no nos privan de la necesidad de articular una respuesta socialista democrática en el estado español. Espacio que hoy salvo Alternativa Socialista y otras fuerzas locales y regionales que se reclaman socialistas, nadie cubre. El PSOE derechizado y transformado en un partido liberal progresista u otras fuerzas emergentes o no procedentes de la escuelas de pensamiento comunista, no ocupan en ningún caso la tradición socialista. Pero qué casualidad, nadie se plantea, en las fuerzas progresistas, transformadoras y emergentes ningún crecimiento electoral más allá de las personas abstencionistas o sobre todo de captar votantes socialistas.

¿Pero, qué partido?:

Evidentemente no puede ser un partido simplemente regenerado. Un PSOE maquillado. La cuestión no es tan solo primarias sí o no y oligarquías internas sí o no. Tampoco consiste tan solo en recuperar las esencias de los clásicos del socialismo como Jaures, Iglesias, Kaustky, el importantísimo legado del austro-marxismo o la tradición obrerista de lucha, que también y tal vez de forma no menor en el caso del austro-marxismo o el “caballerismo”, insisto. Sino nuevas aportaciones como la ecología anticapitalista y liberadora del MAS boliviano, el ecologismo de izquierdas y sobre todo el concepto ecosocialista que tanto interesa a los amigos del Partí de Gauche francés, entre otros, pero también a los movimientos de recuperación y de regeneración del socialismo del estado español, como es el caso de Alternativa Socialista. Hoy cualquier tránsito hacia el socialismo, pasa por la defensa de la Madre Tierra, el territorio y los mares o la oposición decidida a la mercantilización del oxígeno, el carbono, el agua o las energías naturales. La naturaleza es de todas y todos, por tanto su gestión es colectiva, es socialista y el mundo está siendo destruido por un capitalismo depredador venga de donde venga.

Por tanto el socialismo debe recuperar su tradición societaria y cooperativa, su apoyo y creencia en la potencialidad de la economía social. También en las conquistas de los partidos de masas hoy destruidas o en trance de destrucción. Los grandes logros socialdemócratas de pensiones, educación pública, seguridad social de alta calidad, asistencia sanitaria universal y becas universalizadas, junto a los logros de la revolución feminista como el derecho a decidir, la total igualdad jurídica entre hombres y mujeres, el aborto o la sexualidad libre y formada, educada y liberadora. Junto con la lucha por un medio ambiente que no sea el negocio privado de nadie, ya sean grandes constructoras, empresas extractivas, modernos latifundios agrarios de empresas multinacionales de alimentación o compañías privadas de agua potable.

Se trata de un socialismo alcanzado por métodos democráticos, en libertad y con libertad tal y como ya existe en fase de tránsito y reformas en varios países de nuestra América a pesar de las mentiras que se publican, escuchan y ven en medios “informativos” corporativos españoles. El hermoso y admirado intento del socialista chileno Salvador Allende caminaría en esa senda. La Unidad Popular chilena es un magnífico ejemplo a seguir en estos momentos. La verdad, entre Perón y Allende, Allende.

Se trata también de estudiar seriamente el modelo holandés (SP de los Países Bajos) y actuar en consecuencia.

Se trata de construir un partido, donde la aspiración de igualdad, no solo sea de género-lo cual es imprescindible-, sino de clase. La igualdad no puede ser un Instituto especializado o una profesión, sino la superación del capitalismo y por tanto la total igualdad entre hombres y mujeres, el fin del patriarcado y el control por parte de ellas y ellos de la economía y la naturaleza.

Para lograrlo y el mientras tanto ¿Qué? Pues un partido con asambleas decisivas y decisorias en cada espacio de competencia. Cargos de responsabilidad con mandatos limitados y revocables en cualquier momento y obligaciones de contacto e información a las personas interesadas y afectadas, electoras y electores.

Volver a crear espacios alternativos de vida y convivencia, cultura y ejemplaridad:

Democracia y libertad. Libertad como elemento integrador y por tanto decisorio. Reglas de participación colectiva y no solo para militantes.

Bueno, no voy a definirlo yo, sería una gran contradicción después de lo que he escrito. Pero si puedo resumir en que no se puede afirmar que se es socialista y defender los oligopolios privados como por ejemplo en el Reino de España, las compañías eléctricas o la banca privada sin ningún tipo de intervención contundente de lo público y la existencia de una poderosa y activa banca pública, por ejemplo. Tampoco se puede afirmar que se es socialista y defender un régimen que consagra la desigualdad política al reservar la jefatura del estado a una casta familiar hereditaria, carente de todo mérito y capacidad, sobre todo carente de legitimación democrática. Provocan nauseas personas que afirman ser socialistas en España y que critican a repúblicas americanas como autoritarias y de baja calidad democrática, que sin embargo gozan de jefes y jefas de estado electos democráticamente que trabajan por la justicia. Mientras, esas mismas personas están ligadas a fundaciones anti-socialistas como es el paradigmático caso de Trinidad Jiménez o Joaquín Almunia entre otros que pertenecen a clubs internacionales pro-capitalistas. Sencillamente estas actitudes son una tremenda desfachatez y por tanto es imprescindible rescatar el socialismo de la boca de esas personas creando un partido donde esas contradicciones no se puedan producir.

Pero hay más y es importante también rescatar importantes tradiciones de la izquierda como la que supuso el comunismo italiano. Hay que reconocer que las aportaciones al bienestar europeo de los partidos comunistas de Francia e Italia fueron fundamentales y sus aportaciones teóricas en el caso italiano, plenamente vigentes. Así como las de muchos teóricos de la escuela trotskista y documentos de partidos de dicha tendencia.

La democracia es algo más que elecciones cada cuatro años. Eso sirve para dentro y para fuera de la política, es decir para el interno de los partidos y para la gestión de la sociedad.

La ejemplaridad personal es imprescindible. Nuevas personas, nuevas ideas, nuevos partidos. Los partidos no son un fin en sí mismo y son útiles si construyen en la línea para la que fueron fundados. Por tanto un partido socialista ni puede permitir la puerta giratoria, ni el enriquecimiento ilegitimo y mucho menos corrupto, ni el apoyo a un sistema, el capitalismo, aunque se le llame el mercado, que es injusto y que sacrifica millones de vidas de mujeres, niños y hombres en su propio beneficio. Destruye el planeta para acumular capital, ganancias y poder y origina guerras para mantenerlo.

Finalmente, un partido socialista que propicie las alianzas políticas y de clase para vencer a la injusticia y la insolidaridad. Para acabar con el negocio asqueroso de la deuda, la destrucción del tejido solidario y el dominio de las oligarquías económicas. La mercantilización de la política y de la vida.

Un partido que luche por la felicidad. Pero para eso hay que procurar ser felices y no construir fuerzas políticas hoscas y antipáticas, donde el debate se torna bronco y hostil, donde en realidad muy pocos deciden.

No hay un partido en el estado español hoy, con tales premisas. No soy ingenuo, sé que toda obra de personas tiene problemas y el partido socialista democrático que imperiosamente necesitamos, las tendrá e incluso en su gestación las tiene, pero vale la pena intentarlo.

Finalmente hay que construir una opción para gobernar, para vencer en unas elecciones democráticas. Los socialistas y las socialistas tenemos vocación de un gobierno cívico y democrático, de un poder popular que venza y gobierne y se dirija a las y los ciudadanos con la voluntad de hacer otras cosas porque se pueden hacer y si no se han hecho, ha sido por que no ha habido ni valor ni voluntad política. Pero insisto, en compañía, en alianza común, en suma política, hacía la común unidad popular.

Necesitamos ya un Partido Socialista ¿Qué Partido?