jueves. 28.03.2024

Ética y Universidad

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En un periodo corto de tiempo la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) se ha visto envuelta en dos escándalos de suma gravedad: el plagio del Rector y el máster fantasma de Cristina Cifuentes. Ante este segundo caso espero, ya que no lo hicieron en el primero, que los órganos rectores de la universidad, así como el profesorado, personal de administración y servicios y estudiantes, reaccionen para salvar el nombre de esta universidad. En el primer caso, la reacción fue muy débil, salvo la de los estudiantes. Me llamó la atención el silencio, salvo honrosas excepciones, de la mayor parte de los profesores. El silencio te hace cómplice de unos hechos irregulares y posiblemente delictivos. En el segundo caso, la reacción de parte de los profesores y estudiantes ha sido mayor, pero aun así me parece insuficiente.

Como universitario he sentido una gran indignación con estos dos escándalos y también con las explicaciones que se han dado en ambos casos y la escasa reacción del mundo universitario. Llevo en la Universidad más de cuarenta años con dedicación a tiempo completo. He sido ayudante, encargado de curso, adjunto interino, adjunto (posteriormente profesor titular con el cambio de denominación que introdujo la ley de reforma universitaria del primer gobierno socialista), y finalmente catedrático. He desempeñado los cargos de secretario de departamento, director, vicedecano, decano (1984-1998) de la facultad de ciencias económicas y empresariales de la Universidad Complutense, y Rector de esta universidad (2003-2011). Ahora ya jubilado sigo como catedrático emérito. He dedicado como se ve toda una vida a la universidad y me encuentro muy satisfecho con esta gran experiencia.

Tras esta larga trayectoria se comprenderá la razón de mi gran indignación. Manchar de esta forma a la universidad me parece grave. Pero lo que me ha resultado a su vez irritante han sido las explicaciones dadas por el rector de la URJC en su primera comparecencia pública. Una rueda de prensa y unas palabras impropias de un rector. Cuando las escuché no daba crédito. Un rector que se atrevía a afirmar que no había habido irregularidades y que todo se debía a un error en la transcripción informática. Antes se echaba culpa a la secretaria de los errores y ahora a la informática. A su vez se contradecía con la versión dada por la portavoz de la presidenta de la Comunidad de Madrid. Ha tenido que rectificar encargando una investigación. No se sabe muy bien por qué se precipitó en la primera rueda de prensa y qué es lo que le ha conducido a rectificar. En razón de la transparencia no estaría de más que lo aclarase.

Ahora bien, si estas declaraciones fueron absolutamente inadecuadas, las que ha hecho en la SER el Consejero de Educación de la Comunidad de Madrid y profesor de la URJC han sido delirantes. ¿A quién quiere engañar? No se da cuenta de que muchos de los que le hemos escuchado somos profesores de universidad y que no podemos dar crédito a su palabras. Las cosas no funcionan ni como dijo el rector ni como ha declarado en una entrevista el Consejero. Por si fuera poco el presidente de gobierno va y dice” que esto es una polémica estéril. O sea, ¿Qué se conceda un título de máster posiblemente falsificado a la presidenta de la Comunidad de Madrid no tiene importancia? Esto es un insulto a los universitarios y muestra el escaso valor que le concede a esta institución.

Señor presidente del gobierno, los cursos de posgrado son caros y suponen un gran esfuerzo económico para las familias o a los propios estudiantes. Requiere tiempo, trabajo y esfuerzo. Soy profesor de un máster y se lo puedo asegurar. No se regalan las calificaciones. Los trabajos fin de máster son rigurosos y ha requerido muchas horas su elaboración. No puede usted minimizar el problema ni desvalorizar de esta manera las titulaciones universitarias.

Tal como se han desarrollado las informaciones, lo que queda claro es que la Presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, no tiene ninguna salida. No se me ocurre qué puede justificar en la comparecencia de la Asamblea de la Comunidad de Madrid. Son demasiadas las irregularidades puestas de manifiesto. Desde el primer momento, habida cuenta de las reacciones que se produjeron, me di cuenta de que la información era cierta y así se lo manifesté a algún periodista que me preguntó. Luego ya las siguientes han sido totalmente contundentes. Hay que felicitar a la periodista y al diario.es por esta información tan completa y sustentada en datos difícilmente rebatibles.

Esto es grave para la Presidenta y para la URJC. Lo que resulta de todo ello es la falta de ética de los profesores implicados, autoridades académicas y políticas que tratan de justificar lo injustificable. La política sin ética no es política, decía mi compañero y amigo Fernández Buey. Añado, la universidad sin ética no es universidad.

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