jueves. 28.03.2024

Galicia, la derrota total de la izquierda

Los resultados de las elecciones autonómicas celebradas el 25-S en Euskadi y Galicia confirman el giro a la derecha que las elecciones generales repetidas del 26-J iniciaron como consecuencia de la mala gestión de las opciones de cambio que abrieron los resultados del 20-D.

Era mejor entonces haber evitado un gobierno del PP y hubo una posibilidad cierta. Simplemente hubiese bastado con aplicar la lógica de mínimos del desestimiento democrático (que opera en la constitución de los Ayuntamientos) en la fallida investidura de Pedro Sánchez.

Las fuerzas de izquierda tienen por práctica consolidada en el ámbito local (si es que no alcanzan previamente acuerdos de investidura, de legislatura o de gobierno en común), “no permitir ni por acción ni por omisión que gobierne el PP” y en aras de ello renuncian a la presentación de candidatura propia y votan al partido de izquierdas mejor situado (es verdad que presiona para ello que si ningún candidato obtiene la mayoría absoluta, obtiene la alcaldía automáticamente la fuerza más votada lo que puede dar por fruto que si la izquierda está fragmentada en varios partidos se haga con la alcaldía el PP aunque esté en minoría).

Si el pacto PSOE-Cs no era aceptable para Podemos peor aún era que nos siga gobernando el PP. Podrían haber investido a Pedro Sánchez y apoyarle o no luego  en función de las políticas concretas que llevase al Parlamento. El “ansia viva” del “sorpasso” nos ha traído más PP.

¿Qué era mejor: una derecha dividida en dos partidos, uno de los cuales se comprometía junto con medidas de regeneración democrática a que fuera elegido el candidato del PSOE o que se reunifique la derecha en un solo partido en torno al PP de Rajoy?.

Nos centraremos en Galicia, por ser el territorio donde se da el peor escenario al que ha llevado esta obstinación.  El PP mantiene por tercera vez consecutiva la mayoría absoluta sin el menor desgaste electoral, acumula toda la representación institucional de la derecha (Ciudadanos no entra en el Parlamento gallego) y da un importe balón de oxígeno a Rajoy.

Las perspectivas que manejaba “En Marea” sobre un ciclo electoral siempre en ascenso que haría posible un gobierno "rupturista" multipartito encabezado por tal “confluencia” han fracasado por completo.

El partido instrumental que abraza a Podemos, EU, nacionalistas de Anova y las agrupaciones municipalistas falló clamorosamente en el cumplimiento con sus expectativas y tal ilusión se ha demostrado que era una quimera. Tampoco consigue el ansiado "sorpasso", pues iguala a escaños con el PS de G (pese a la situación interna calamitosa del socialismo galaico), aunque con la victoria pírrica de que sacan 15.000 votos más (recordemos que las encuestas les daban 18-20 escaños).

En las "ciudades del cambio" de A Coruña, Ferrol y Santiago, quedan a más de 20 puntos de distancia del PP.

Especialmente lamentable es el papel subsidario de Esquerda Unida en el partido instrumental “En Marea”. Recordemos que en las anteriores autonómicas,  gracias a la ruptura de última hora de Beiras con el BNG, arrastró hacia la improvisada coalición electoral AGE buena parte del voto del nacionalismo de izquierdas.

AGE (la alianza electoral de “Anova” –escisión de Beiras- y de EU) no fue el fruto genial y exitoso de la política de "convergencia" de la EU marginal de Yolanda (que tenía en 2012 sólo 11 concejales en toda Galicia) sino un invento improvisado para dar acomodo al grupo de Beiras, que no tenía aparato electoral en ese momento y que se avino a pactar por esa circunstancia un reparto igualitario entre las partes (aunque una aportaba los votos y otra su pequeña organización gallega y su vinculación con IU-Federal). EU consiguió entonces 5 escaños de los 9 que obtuvo AGE. Recordemos que en el acuerdo electoral de 2012 que creó AGE juntando a Anova y a IU de Galicia con Equo y el Espazo Ecosocialista Galego, actuó de “asesor” el joven politólogo Pablo Iglesias.

En la nueva "confluencia" de “En Marea” quien se lleva el gato al agua es Podemos, que a pesar de no tener casi presencia en Galicia, obtiene 7 de 14 escaños mientras que EU pierde 3 (de los 5 que tenía) pues se queda con 2 de 14.

Yolanda Díaz se ha beneficiado de dos consecutivas “sonrisas del destino” (que Beiras se marchase del BNG justo antes de las elecciones autonómicas anteriores) y que la irrupción de “Podemos” y su ausencia casi total de organización en Galicia la hayan convertido de “facto” en una líder gallega de Podemos, que ya ha acreditado de sobra hasta dónde estaría dispuesta a llegar en su aspiración de ser la Tania Sánchez del Norte:         

Sin embargo, la cúpula de Podemos (Pablo Iglesias, Iñigo Errejón, Alberto Garzón –Pablo ha incluido ya abierta y públicamente a Alberto como dirigente de Podemos y este le ha correspondido dando por superada a IU-…) hace una lectura triunfal de que el PP siga gobernando en Galicia con mayoría absoluta y que “En Marea” haya perdido    137.341 votos en 9 meses. Recordemos la trayectoria:

  • Votos En Marea 20D: 410.698 votos.
  • Votos En Marea 26J: 344.143 votos.
  • Votos En Marea 25S: 267.989 votos.

La única pelea de Podemos es la del “sorpasso”: quién encabeza la oposición y cómo destruir al PSOE cuanto antes. Por eso han lanzado de inmediato el órdago de que sólo es posible un acuerdo de gobierno con el PSOE que evite las terceras generales con una coalición “de igual a igual” y simultáneamente han roto los acuerdos de gobierno con el PSOE en varias Comunidades Autónomas.

El PS de G-PSOE ha perdido cuatro escaños, igualando a 14 con “En Marea” (y quedando sólo a 15.000 votos de diferencia). Pese a las disputas en el seno del clan Caballero, las desavenencias públicas sobre la confección de las candidaturas y las imposiciones de la dirección federal del PSOE en la listas socialistas gallegas, su resultado está por encima de las previsiones de todas las encuestas. Hay que tener en cuenta la doble circunstancia de que “Podemos” es un competidor político que no existía en 2012 y la crisis interna del PS de G.        

Desde esa realidad y  en comparación con las previsiones, se puede considerar que el PSOE resiste y que Podemos se estanca. Sin embargo, no cesa la jauría mediática de la derecha y los barones (incluida la `baronesa’ andaluza) para forzar la dimisión de Pedro Sánchez. ¿Alguien en su sano juicio puede imaginar que al PSOE le habría ido mejor electoralmente en Galicia y en Euskadi si hubiese permitido con su abstención la investidura de Rajoy? .

La “pinza” PP-Podemos tiene por objetivo común eliminar del tablero a Pedro Sánchez con distintas ambiciones: que aparezca como inevitable que Rajoy siga en la Moncloa (PP) y que quede “demostrado” que el PSOE es un títere del “IBEX-35” para seguir abonando la estrategia anguitista del “sorpasso” (Podemos). 

Podemos ya ha fracasado, no aglutina ninguna imaginaria “unidad popular” en condiciones de forzar la caída del “Régimen del 78” pero, fruto del hartazgo social ante los recortes y la crisis del proyecto socialdemócrata,  mantiene un apoyo electoral e institucional significativo que seguirá dividiendo a la izquierda y facilitando los gobiernos de la derecha.  Para eso fue creado.

Pese a los malos vientos que soplan para el independentismo (también con grandes dificultades en Euskadi), se puede considerar que los 6 escaños que retiene el BNG son un resultado óptimo. Mantendrá su grupo parlamentario y sólo pierde un escaño respecto al 2012. Además del voto independentista, el BNG ha actuado como “voto refugio” del segmento del electorado de izquierdas que rechaza tanto el social-liberalismo como el populismo.

Pero  es cada vez más urgente una izquierda transformadora con un proyecto federal, que esté vinculada al sindicalismo de clase, que defienda en la política los intereses de la mayoría social trabajadora y que sea capaz de alcanzar acuerdos plurales de las izquierdas para desalojar a los gobiernos de la derecha, sin perder su identidad ni su proyecto pero sin “líneas rojas” que hagan imposible el cambio.

En estas elecciones autonómicas, aunque también inciden factores locales, distintos grados de participación y de comportamiento electoral según sea el tipo de convocatoria, ofrecen una lección clara: cada día que se prolongue el populismo es un pasaporte seguro para que siga el gobierno de la derecha.

Galicia, la derrota total de la izquierda