jueves. 25.04.2024
higado

La obesidad es una epidemia que está relacionada con muchos problemas de salud, y especialmente con la creciente prevalencia y gravedad de la enfermedad del hígado graso no alcohólico.

Esta enfermedad, también conocida como esteatosis hepática, es mucho más grave que simplemente tener un exceso de grasa en el hígado, es decir, una acumulación de ácidos grasos y triglicéridos en las células del órgano.

Es perfectamente normal que el hígado tenga algo de grasa, pero si la grasa representa más del 10 por ciento del peso del órgano, entonces es cuando se pueden presentar complicaciones más graves.

La esteatosis hepática conlleva un mal funcionamiento y una inflamación, y esta inflamación y el daño a las células hepáticas pueden causar problemas graves como fibrosis y cirrosis hepática, insuficiencia hepática y, en última instancia cáncer de hígado.

Algunas veces, la inflamación de un hígado graso se relaciona con el abuso de alcohol. Esto se conoce como esteatohepatitis alcohólica. De lo contrario, la afección se denomina esteatohepatitis no alcohólica o EHNA.

Además, los pacientes con esta patología exhiben un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares, insuficiencia renal crónica y ciertos cánceres. El problema es que se está convirtiendo rápidamente en la causa más común de enfermedad hepática y se estima que afecta al 20-30 % de la población en Occidente.

Con esta enfermedad no hay síntomas. Algunas personas pueden tener signos leves, como cansancio o dolor en la parte superior derecha del abdomen, donde se encuentra el hígado. Pero quizás lo tengas y no lo sepas. Tienes más posibilidades de desarrollarla si tienes obesidad, además de diabetes e hipertensión.

La resistencia a la insulina y la obesidad son dos elementos importantes en la patogénesis del hígado graso. Ambos aumentan la entrada de ácidos grasos libres al órgano a partir de la grasa subcutánea y visceral y contribuyen a la síntesis intrahepática de triglicéridos. Cuando el hígado no procesa y descompone las grasas como normalmente debería, se acumulará demasiada grasa.

Pero el hígado graso no alcohólico no es la única enfermedad hepática con la que se relaciona la obesidad, también están involucradas la cirrosis y el carcinoma hepatocelular. Como consecuencia, aparte de aumentar la mortalidad en general, la obesidad parece aumentar la mortalidad específica del hígado en los pacientes con hígado graso no alcohólico.

Dada la falta de tratamientos farmacológicos aprobados para el hígado graso, la lucha contra la obesidad es una de las mejores opciones para su tratamiento. Como primer paso, se recomienda la modificación del estilo de vida, centrándonos en el la dieta y el ejercicio para perder peso.

Lo mejor es acudir a un médico especializado en nutrición que creará una dieta personalizada a la patología y necesidades del paciente, al que adicionalmente proporcionará consejos de alimentación saludable para continuar con ellos pasada la dieta.

Si este primer paso falla, se recomienda añadir farmacoterapia. Los medicamentos destinados a reducir los triglicéridos y el colesterol, además de los consejos que nos da la web Natursan para bajar las transaminasas altas, ayudarán a reducir la cantidad de grasas.

Los científicos están estudiando si varios medicamentos pueden ayudar a reducir la inflamación del hígado, incluyendo nuevos medicamentos para la diabetes que pueden ayudar, incluso si el paciente no tiene diabetes. Otro medicamento que se está investigando es el orlistat (Xenical), un medicamento que bloquea la absorción de parte de la grasa de los alimentos. Los primeros resultados indican que el orlistat puede reducir la cantidad de grasa en el hígado.

Si la combinación de modificación del estilo de vida y farmacoterapia también falla, entonces se debe considerar la cirugía bariátrica en individuos seleccionados con obesidad mórbida. Se ha demostrado que la cirugía bariátrica mejora los componentes del síndrome metabólico, con una reducción drástica de la esteatosis hepática.

La obesidad, un factor de riesgo para desarrollar hígado graso