jueves. 28.03.2024
trans
Foto: Aministía Internacional

Desde finales de la década de los ochenta, se dejó fuera de los procesos médicos a la transexualidad y se consensuó su no consideración psiquiátrica como una manifestación mental enfermiza más del Manual de Trastornos Psiquiátricos (DSM). 

  1. Transexualidad
  2. Transgénero
  3. Identidad de género
  4. Disforia de género

El análisis antropológico de la transexualidad permite, en primer lugar, considerarla como una expresión cultural distinta de lo que prescribe la naturaleza. Y, en segundo lugar, la perspectiva antropológica permite hacer un recorrido por el tiempo (la historia en diversos contextos sociales) y el espacio (distintas sociedades contemporáneas) para ver su variabilidad, y por tanto, sus expresiones culturales.

Transexualidad

El término transexual fue acuñado por H. Benjamín en 1953 matizando una definición anterior ofrecida por D. O. Cauldwe en 1950. Sin embargo, la realidad de la transexualidad es anterior puesto que, aunque la primera noticia sobre una intervención quirúrgica de reasignación de sexo se conoce en 1931, la existencia de personas que han vivido como si fueran del sexo contrario al que marcaba su biología es más antigua.

Willian Cowper dijo: “Seguir estúpidos precedentes y parpadear con los dos ojos es más fácil que pensar”

La realidad transexual permite reconocer, que frente a la concepción biologicista bipolar del sexo-género, existe una realidad de géneros e identidades múltiples, lo que se manifiesta con mayor claridad en el caso de los transexuales no operados, que muestran una creciente aceptación y reafirmación del género sin tener que recurrir a operaciones quirúrgicas, esto es, sin tener que responder a la exigencia de ser una mujer "verdadera" no un hombre "verdadero". 

El recorrido temporal y espacial pone de manifiesto que el sexo, el género y, en general, la sexualidad son construcciones socioculturales, y como tal, se ha de entender la transexualidad.

La transversalidad de género existe porque existe el género, o bien los sistemas de género, que pueden ser vistos como estructuras simbólicas o sistemas de signos, o como sistemas de clasificación y jerarquización, órdenes, es decir, estructuras de dominio. 

La universalidad, en el estado presente de la especie humana, de los sistemas u órdenes de género con un polo marcado y dominante -el de lo masculino- y otro sin marcar y dominado -el de lo femenino- no debe interpretarse en términos de naturaleza sino, como ocurre con cualquier otra estructura sociocultural humana, en términos de historia

Transgénero

El concepto de transgénero es más amplio que los de travestismo y transexualidad. Es un término difundido por el activismo político para cuestionar la gestión médica de la transexualidad. A este término suelen adscribirse personas que, no aceptando el género socialmente asignado en función de su morfología corporal, no piensan someterse a todas las fases del proceso transexualizador, ni obtener tampoco una apariencia acorde con los estereotipos de género vigentes. 

Las personas transgeneristas asumen la posibilidad de vivir con los rasgos físicos de ambos géneros. Pueden alterar su anatomía con hormonas o con alguna cirugía, o bien conservar muchas de las características del género al que estaban asignadas originariamente e, incluso, pueden llevar a tiempo parcial una vida en ambos géneros.

El uso del término transgénero es frecuente en el mundo anglosajón, pero es menos común en España, donde muchas personas que rechazan la cirugía genital se definen simplemente como transexuales. 

Por otra parte, las Ciencias Sociales usan la palabra transgénero para identificar a aquellas figuras sociales que, en múltiples culturas, desarrollan un género que se diferencia de las identidades de género binarias; esto es, presentan una expresión de género diferente a la masculinidad y feminidad. 

Se tipifican como figuras transgenéricas el dos-espíritus de los pueblos amerindios, el hijra de la India o el mahu polinesio. En cierto sentido, se podría decir que la transexualidad es la forma médica que la sociedad occidental da al transgénero.

Identidad de género

En una investigación dirigida por Rupert Lanzenberger y publicado en la revista Journal of Neuroscience, se halló conexiones neuronales relacionadas con la percepción de la identidad de género. En la investigación participaron personas transexuales y otros sujetos de un grupo de control femeninos y masculinos, que se sentían identificados con su sexo biológico. 

Los cerebros de todos ellos fueron examinados con la técnica de tomografía resonancia magnética (TRM). Este análisis reveló, por un lado, que existen diferencias significativas en la microestructura de las conexiones cerebrales entre hombres y mujeres. Por otro, que las conexiones cerebrales de las personas transexuales estarían en una posición intermedia entre las de ambos sexos. En tercer lugar, el estudio permitió detectar una fuerte relación entre esas redes de conectividad neuronal y los niveles de testosterona medidos, en la sangre de los individuos sometidos a este estudio.

En otro estudio, que se publica en la revista Cerebral Cortex, incluyó tanto a hombres y mujeres transexuales que no se habían sometido a tratamiento hormonal para cambiar de sexo, como a hombres y mujeres no transexuales. 

Empleando técnicas de neuroimagen, los investigadores constataron que el grosor de la corteza de los varones que se sienten mujeres es diferente al del resto de hombres, que por lo general tienen la corteza más fina, y se parece más a la de las mujeres. 

Por el contrario, en el caso de las féminas no hay diferencias, es decir, el espesor de este tejido se corresponde con su sexo biológico. Sin embargo, el volumen de uno de los núcleos subcorticales del cerebro de ellas es similar al masculino, lo que indica que las mujeres transexuales se diferencian en las estructuras subcorticales

Estos datos indican que la sustancia gris de mujeres y hombres transexuales presenta signos de masculinización y feminización respectivamente. El origen de estas diferencias es desconocido, pero los expertos apuntan a una asimetría en el efecto de los andrógenos, hormonas sexuales, durante el desarrollo cerebral de estas personas.

Disforia de género

A nivel clínico ha desparecido la transexualidad como trastorno mental, permaneciendo el de disforia de género, en el que se contempla a aquellos sujetos que sufren por tener una falta de conformidad entre el género de nacimiento y el género con el que la persona se identifica. Esta incongruencia puede está causada por el hecho de que la identidad de género experimentada no coincide con el fenotipo o papel social asociado a dicho fenotipo.

La disforia de género puede afectar muchos aspectos de la vida, incluidas las actividades diarias. Las personas que presentan disforia de género pueden tener problemas en la escuela por la presión de vestirse de una manera asociada con su sexo asignado al nacer o por miedo a ser acosadas o sujeto de burlas.

Si la disforia de género perjudica la capacidad de desempeñarse en la escuela o en el trabajo, esto puede dar como resultado la deserción escolar o el desempleo. Las dificultades en las relaciones son comunes. Puede generar ansiedad, depresión, autolesiones, trastornos alimentarios, abuso de sustancias y otros problemas. 

A las personas que tienen disforia de género a menudo también se las discrimina, lo que causa estrés. El acceso a los centros de salud física y mental puede ser difícil debido al temor al estigma y a la falta de proveedores de atención médica experimentados. Los adolescentes y adultos con disforia de género que no reciben un tratamiento de afirmación de género podrían estar en riesgo de tener pensamientos suicidas o intentos de suicidio

Por último, compartir esta reflexión de Willian Cowper: “Seguir estúpidos precedentes y parpadear con los dos ojos es más fácil que pensar”.

Transexualidad y transgénero, como expresión cultural