sábado. 27.04.2024

@Montagut | Como hemos comprobado por los medios, desde hace unos días las autoridades madrileñas han decidido que el maestro Manuel Alonso Zapata no merece ser recordado en el distrito de Chamartín donde tuvo uno de sus destinos profesionales más importantes, en el Grupo Escolar Nicolás Salmerón.

En realidad, nos gustaría saber cuál es la razón por la que Alonso Zapata no puede ser recordado. 

¿No puede ser recordado por su trabajo como maestro en distintas escuelas de Madrid, pero, anteriormente también en Bubión, Sorvilán, etc…?

¿No puede ser recordado por su brillante currículum escolar como estudiante en la Escuela Normal de Granada, por conseguir dos becas otorgadas por la Junta de Ampliación de Estudios que le permitieron conocer la renovación pedagógica en Francia, Bélgica en el año 1921, y las “Escuelas Nuevas” alemanas, francesas, suizas y austriacas, cuatro años después?

Las autoridades madrileñas han decidido que el maestro Manuel Alonso Zapata no merece ser recordado en el distrito de Chamartín

¿No puede ser recordado por su éxito en la carrera profesional al conseguir ganar unas oposiciones en 1926 para ser director del Grupo Escolar “Menéndez Pelayo”, y luego en el “Montesinos” y, finalmente, en el “Nicolás Salmerón”?

¿No puede ser recordado porque fue masón desde 1920?

¿No puede ser recordado por ingresar en la Agrupación Socialista de Madrid?

¿No puede ser recordado por ser uno de los fundadores de la Asociación General de Maestros de la UGT, y ser representante en el Comité Nacional de la UGT de la FETE, además de ser también elegido vocal de la Comisión Ejecutiva de la propia UGT?

¿No puede ser recordado por ser asesor técnico de la delegación obrera, encabezada por Francisco Largo Caballero, en la Conferencia Internacional de Trabajo del año 1932?

Muchos y muchas sí le recordamos, por su brillantez, por su trabajo pedagógico, por pertenecer a una asociación fraternal, por su compromiso social

¿No puede ser recordado por ser elegido como diputado por Madrid-provincia en las elecciones generales de 1933, y trabajar en el parlamento español en las Comisiones de Presupuestos y en la de Examen de Cuentas?

Y, por fin, ¿no puede ser recordado porque fue asesinado en agosto de 1936 (ejecutado dirían algunos) junto al Cementerio de Ávila porque acaba de iniciar sus vacaciones con su familia en la ciudad castellana y allí triunfó rápidamente la sublevación?

Pues, muchos y muchas sí le recordamos, por su brillantez, por su trabajo pedagógico, por pertenecer a una asociación fraternal, por su compromiso social en favor de los maestros y maestras, y por su compromiso político para mejorar este país.

No es tan fácil borrar la memoria de quienes tanto hicieron por cambiar y fueron víctimas de los que nada querían cambiar.

La memoria imborrable de Manuel Alonso Zapata