viernes. 26.04.2024

El planteamiento de los grandes partidos de casi todo el arco parlamentario ante los ayuntamientos demuestra el carácter subsidiario y de segundo orden que los partidos dinásticos y/o el sistema coronado le dan a los municipios y por tanto ahonda en la poca esperanza de que nada cambie en las dinámicas municipales más allá de cambios cosméticos o de actos culturales a ensalzar según lo progre o conservador de la concejala o concejal de cultura.

Hay algo de debemos señalar antes de entrar en harina pero que es un reflejo del Reino de España en el que vivimos sin distinción entre izquierdas, mediopensionistas y derechas o fascistas, todos iguales salvo excepciones concretas en los territorios más civilizados de España. Esta semana vacacional santa o de pascua entre otras cosas nos ha demostrado de forma escandalosa el retorno del nacional catolicismo y la sumisión de ediles de izquierdas y derechas a la Iglesia Católica y sus fastos, más allá de lo normal en un estado europeo dicen, del siglo XXI. Lo cual no impide nada pero tampoco llegar a la sumisión de alcaldes y alcaldesas de numerosos ayuntamientos de todos los colores al obispo o presidente de las cofradías de turno. Por lo tanto el laicismo perdido ya, debe ser recuperado.

Deberíamos trabajar por reconquistar la democracia local, la expresión más cercana de la democracia

Dicho esto, hay algo que en estas elecciones deberíamos trabajar por reconquistar y es la democracia. La democracia local es la expresión más cercana de la democracia. Ciudadanas y ciudadanos con alcaldes y alcaldesas cercanos físicamente y próximos por más grande que sea el municipio, están a mano, aunque nuestras demandas les importen un bledo y/o sean corruptos o autoritarios.

Para que la democracia pueda ser ejercida en el estado hacen falta unos ayuntamientos democráticos y sin una verdadera autonomía local no hay posibilidad ni de democracia en el estado, ni de justicia y reparto, transparencia y honradez. Me explico, los municipios deben ser el elemento central de la recaudación y gozar de suficiencia fiscal, ser capaces de poder mejorar y facilitar la vida de sus habitantes en urbanismo, servicios, acción social, empleo y atención y cuidados y al mismo tiempo ser los rectores en políticas de seguridad y protección ciudadana a todos los niveles. En la II República los alcaldes tenían la comandancia del orden público incluso. 

Vivimos en pueblos y ciudades y nuestra vida se desarrolla ya sea en un entorno metropolitano o rural en espacios muy próximos y por tanto electas y electos locales saben cuáles son las necesidades y demandas aunque luego por cuestión de clase e ideas sirvan a los poderes facticos locales. La ausencia de libertad o los casos de terrorismo machista, mafias locales, pobreza, paro, especulación o acciones de fuerza de poderosos, caciques y grandes  propietarios al objeto de enriquecerse, explotar, robar, los tienen detectados y por tanto tienen una gran responsabilidad o bien la posibilidad de no concurrir a unas elecciones, aunque esto se da poco dados los sueldos en muchos ayuntamientos y el incremento del status social de personas muchas veces jóvenes sin oficio ni beneficio. 

Ante estas elecciones, la principal reivindicación es autonomía local y fiscal

El problema es que al señalar esto, -no estoy loco-, reflejo lo que las poblaciones esperan de su alcaldesa o alcalde y la verdadera situación es que no tienen ni instrumentos legales ni económicos para hacerlo, por lo esto contribuye y mucho al desinterés general y frustración por la política, que por otro lado al régimen del 78 le interesa y mucho.

Es decir que reivindicando plena autonomía municipal lo que hacemos es exigir lo que luego la ciudadanía va a demandar.

Pero la monarquía restaurada por Franco y entronizada por el pacto constitucional del 78 lo que hace no es solo frenar la autonomía local, sino desdibujarla, robarle competencias y continuar con el sistema corrupto y múltiplemente oscuro que domina a los pueblos del estado español.

La democracia coronada que sufrimos coarta pues la expresión de libertad y limpieza de la política, ordena el estado de arriba abajo y deja a las clases trabajadoras y populares sin posibilidad de conseguir no ya su autogobierno, sino su propia existencia como ciudadanas y ciudadanos, convirtiéndonos en súbditos. Esa pues es ahora y ante estas elecciones en las que la principal reivindicación es autonomía local y fiscal o estamos una vez más engañando al pueblo. Una razón más para exigir constituyente y república.

Ante las próximas elecciones municipales: autonomía local