sábado. 27.04.2024
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Uno de los remedios que tiene la sociedad para combatir la enfermedad son los medicamentos, gracias a ellos podemos cambiar el curso de la enfermedad y proporcionar más años de vida, más calidad de vida y menos enfermedad a la población.

Desde que un medicamento se desarrolla hasta que se administra a un paciente ocurren una serie de pasos necesarios que debemos de comprender. En primer lugar, para que un medicamento se ponga en marcha hace falta investigación y desarrollo del mismo. La mayor parte de la investigación y desarrollo se realiza en el sector público a través de administraciones y universidades, pero esta inversión pública se invisibiliza mágicamente en el momento que se transfiere a la industria farmacéutica como apunta un reciente informe de la Fundación Salud por Derecho

La mayor parte de la investigación y desarrollo se realiza en el sector público a través de administraciones y universidades

Posteriormente, el medicamento desarrollado necesita una indicación que lo dirija al problema de salud a tratar. Esta conexión entre el medicamento y el problema de salud lo realizan los profesionales sanitarios (médicos en su mayoría) a través de la prescripción. En las Guías de Práctica Clínica (GPC) los profesionales encontramos las indicaciones validadas por la Medicina Basada en Evidencia (MBE) y en base a ellas prescribimos los medicamentos dirigidos a mejorar la salud de los pacientes. En esta fase aparecen dos problemas importantes. Por un lado, existe un elevado conflicto de intereses entre los autores que redactan las GPC con la industria farmacéutica que comercializa los medicamentos. Según un estudio de Taylor en el 2005, un tercio de todos los equipos redactores de las GPC tienen conflictos de intereses. Esto entraña un grave problema, pues las GPC son para los médicos como la paleta del pintor, si esta no funciona bien se pone en peligro toda la obra. 

Por otro lado, algunos medicamentos no aportan beneficio o incluso son perjudiciales. Tenemos sonados ejemplos como lo que ocurrió con el Xigris o Proteína C reactiva que fue retirada del mercado tras diez años de comercialización cuando se comprobó que además de no aportar beneficio a los pacientes era perjudicial según una revisión de la prestigiosa Cocrhane. Otros autores señalan que el tiempo que necesita la MBE para detectar las moléculas no beneficiosas o incluso perjudiciales suele estar alrededor de 10 años, es el llamado tiempo hasta la Revocación Médica. Existe en conclusión demasiado tiempo para detectar problemas tras la comercialización (10 años) y 10 años suelen también durar las patentes de los medicamentos, ¡qué casualidad! Una casualidad que permite el desarrollo de la estrategia de beneficios de la industria farmacéutica sin apenas revocaciones. 

Existe un elevado conflicto de intereses entre los autores que redactan las Guías de Práctica Clínica con la industria farmacéutica que comercializa los medicamentos

Otra cuestión importante que hay detrás de los medicamentos es conocer cuántos medicamentos necesita un Sistema Nacional de Salud para proporcionar la máxima salud a la población. Afortunadamente la cuestión la resuelve magníficamente la OMS en su listado de medicamentos esenciales. Así pues, apunta la OMS, que cualquier sistema de salud necesita 591 medicamentos esenciales, dentro de estos se incluyen los medicamentos críticos que nunca deben faltar, y los estratégicos que no deben faltar y además se deben de tomar medidas extraordinarias para que no falten (unos 541 medicamentos). Sin embargo, en el 2020 la lista de medicamentos autorizados en España fue de 18.769 medicamentos comercializados que generaron 32.000 presentaciones. ¿Realmente son necesarios tantos medicamentos para mejorar la salud de la población? parece que no. Un interesante trabajo publicado en la revista francesa Prescrire, analizó en Francia los nuevos medicamentos comercializados durante un periodo de 15 años arrojando resultados sorprendentes. De los 3.096 medicamentos comercializados apenas 84 mejoraron considerablemente la salud, 213 eran perjudiciales y el resto no aportaron ningún beneficio adicional a los que ya existían. Tantas moléculas comercializadas lejos de aportar más salud nos provocan más problemas. 

Entre muchos otros problemas destaca la excesiva medicalización de la vida cotidiana como por ejemplo medicalizar los duelos, y también la polimedicación, sobre todos en los ancianos. Según la OMS más de tres medicamentos en un paciente anciano lejos de beneficiar, perjudica, pues ocasiona más interacciones, más reacciones alérgicas medicamentosas y aumenta la morbilidad. 

La OMS señala que cualquier sistema de salud necesita 591 medicamentos esenciales. La lista de medicamentos autorizados en España en 2020 fue de 18.769

Hay una cuestión que llama especialmente la atención, a pesar de tanta abundancia de medicamentos, existen problemas de suministro y desabastecimiento. Estos problemas afectan a medicamentos esenciales como la amoxicilina (noviembre 2022), fibrinolíticos (diciembre 2022), amiodarona, etc…Este desabastecimiento es recurrente y se ha agravado sobre todo después de la pandemia, parece que ha venido para quedarse. ¿Pero qué está pasando en este irracional mercado de los medicamentos?. Actualmente según datos de la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS) existen 760 medicamentos con problemas de suministros, 879 en los últimos tres meses. Además, está ocurriendo que debido a la irrupción de genéricos y regulaciones de precio de medicamentos esenciales, algunos medicamentos tienen un precio asequible para el Sistema Nacional de Salud, pero no con la suficiente rentabilidad para la industria farmacéutica que prefiere comercializarlos en otros países que les pagan mejor. De hecho, la industria farmacéutica ya está reclamando un aumento de los precios de los medicamentos para mejorar sus beneficios con esos medicamentos esenciales para el SNS. 

Pero ocurre que el precio de los medicamentos es fundamental para el equilibrio del sistema sanitario. El gasto farmacéutico supone un cuarto del total de gasto para el SNS y va creciendo año tras año asfixiando al sistema sanitario y amenazando el derecho de protección de la salud del art. 43 de la CE.

El gasto farmacéutico supone un cuarto del total de gasto para el SNS y va creciendo año tras año asfixiando al sistema sanitario

La UE apuesta por satisfacer los beneficios de la industria farmacéutica con un “Plan de Incentivación de Empresas Productoras” que les dará mas dinero para que sigan produciendo y favorecerá la entrada a más medicamentos para que su modelo de negocio se crezca sin pensar en los perjuicios que el elevado número de medicamentos ocasiona. Portugal también ha elevado los precios de los medicamentos en este momento de hiperinflación. Todas estas medidas responden a los intereses de los mercados, pero no a los intereses del Sistema Sanitario ni de los ciudadanos que enferman y necesitan sus medicamentos, son un guante a medida de la industria farmacéutica pero que le da la espalda a la salud.

Decía el profesor Machado que “solo el necio confunde el valor con el precio”, la cuestión de la producción de los medicamentos esenciales, por su elevado valor estratégico quizás debería estar al margen de las reglas de los mercados.

La idea de una industria pública del medicamento no es ninguna utopía

Existen otras opciones para garantizar la producción de los medicamentos de nuestro SNS como por ejemplo producirlos a través de una industria pública del medicamento. Esta idea no es ninguna utopía y existe un germen de una industria pública nacional de producción y distribución de medicamentos. Desde el 2015, funciona en España el Centro de la Farmacia de la Defensa, dotado con instalaciones industriales para la producción de medicamentos. 

Se trata del único laboratorio farmacéutico de titularidad pública capaz de elaborar medicamentos y también actúa de depósito estatal estratégico. Ha demostrado su operatividad en la Operación Balmis en el 2020 durante la pandemia de Covid-19 y ha producido, antivirales como Ribavirina, Azitromicina, etc... Este podría ser el inicio de una Industria Publica del Medicamento. El desarrollo de la Industria Pública de Medicamentos no solo es urgente para abordar los problemas de desabastecimiento, sino que es fundamental para dotar de autonomía suficiente a un sistema sanitario tensionado por el mecanismo de asfixia al que le someten las leyes de los mercados. 


Pedro Lorente García | Acdesa-CS. FADSP

Medicamentos, desabastecimiento e industria farmacéutica pública