martes. 19.03.2024

Ignacio Apestegui | El insomnio asusta a la mayoría de las personas. No por arrastrar la falta de sueño, el cansancio y banalidades como esas, no. Lo que aterra a las personas es estar tanto tiempo consigo mismos. Yo no soy diferente, por eso cuando sufro de insomnio huyo enhebrando las notas mentales que tengo guardadas para esos casos.

Creo que la teoría de la expansión continua del universo, como modelo de explicación del cosmos, olvida un punto crucial. Bueno tal vez alguno más. Ya veremos como este tejemaneje de ideas que estoy componiendo resultan.

No hay nada más valiente que la ignorancia.

Exposición inicial

El cosmos es un sistema cerrado, cuyas interacciones existen a un nivel cuántico más allá de las cuatro dimensiones apreciables (triedro espacial y tiempo). De manera que por mucho que se alejan las galaxias, soles y planetas, a simple vista, en realidad su interacción gravimétrica es y será suficiente para reiniciar la realidad en otra burbuja por otro Big Bang.

Si observamos el Big Bang (inicial), el momento exacto de la creación misma, como un sistema cerrado, toda la materia y energía estaba concentrada en un punto. Si contemplamos en la actualidad, en la que parece que no hay materia suficiente, para que la teoría del Big Ban clásica se cumpla. El efecto doppler de la luz de las galaxias revela que están alejando, esto resulta en que la lejanía cada vez mayor de las mismas provoca que sus interacciones gravimétricas sean cada vez menores. De ahí la teoría de que el universo está en una expansión inercial y se expandirá hasta que la distancia entre las galaxias sea tal que se enfríen hasta apagarse todas en una muerte fría y definitiva de toda la materia.

Quien haya leído mi artículo Insomnio, física y metalingüística (el primero), o sepa algo de la teoría de cuerdas, recordará las cuerdas que conforman las partículas “vibran” en diferentes dimensiones. Somos conscientes de cuatro de las 11 que existen. Las que conforman el triedro espacial, (X, Y, Z, alto, ancho y profundo) y la cuarta, el tiempo. Pero las partículas y fuerzas fundamentales lo hacen en esas cuatro y en las otras o incluso en solo en alguna de las otras. Según en qué dimensiones vibren las cuerdas que compongan algo, este algo, posee ciertas cualidades. De ese batiburrillo de ideas se extrae la Física Cuántica. Bueno, tal vez, hace falta incluir cientos de miles de palabras más y unas cuantas fórmulas que lo demuestran, nada importante vamos.

El insomnio asusta a la mayoría de las personas. Lo que aterra a las personas es estar tanto tiempo consigo mismos. Yo no soy diferente, por eso cuando sufro de insomnio huyo enhebrando las notas mentales que tengo guardadas para esos casos

Una de las causalidades para que la teoría de expansión continua sea inexacta es el concepto en sí del Universo. Entendiendo Universo como el “Telar” sobre el que se soporta el cosmos o realidad. Según esta teoría el Universo “Existe” per se y la materia simplemente se expande desde un punto inicial espacio-temporal que llamamos Big Bang. Esta manera de ver el Telar es tridimensional y lo convierte en una bola, esfera o burbuja o incluso un plano (según la teoría clásica el universo es plano). Una bola con un horizonte de sucesos surgido y con centro en el punto origen del Big Bang.

Pero lo cierto es que, trigonometría aparte, no hay observaciones que nos permitan triangular ese punto central geográfico del Telar. Por ende, es falsa (así de chulo lo digo). Existimos en una estructura tetradimensional encerrada en sí misma cuyo centro, extra dimensional, el Big Bang, es el centro de masa de este, y concentra por ello, la suficiente Fuerza de Gravedad para frenar la expansión producida por la deflagración del Big Bang y comprimir el Universo hasta su implosión total.

Razonamiento

Pensemos en una Cinta de Möbius, una cinta que posee la propiedad de tener una sola cara, o sea, a pesar de girar sobre sí misma para enlazarse (o más bien por ello), solo tiene dos dimensiones. Hay varias películas de ciencia ficción que explican este objeto de una manera visual muy fácil de entender. Esta propiedad dimensional de la cinta provoca que si un objeto existe dentro de la cinta se desplazará dentro de ella (en dirección paralela a los bordes) recorrería infinitamente ambos lados de la cinta sin salirse por ambos lados. Si extendemos el lado estrecho de la cinta hasta unirlo formando un tubo y cerramos así toda la cinta se forma una Campana o Botella Klein cuya topología bidimensional provoca que no tenga ni exterior ni interior, para explicarlo en román paladino, algo que existiera dentro de la Botella de Klein se moviera en cualquier dirección, no importa cuánto, no hallaría fin, ni fuera o dentro de esa estructura, es SU realidad.

Me faltan muchas fórmulas y explicaciones para redondear el razonamiento, normalmente para escribir cualquier artículo me documento muchísimo (…), este lo he vomitado de golpe, aunque ahora al revisarlo le puedo afirmar a usted que nada de esto es falso

Nosotros que existimos en tres dimensiones podemos ver una Cinta de Möbius desde nuestra perspectiva. Podemos comprender cómo se enrosca a través de la tercera dimensión para crear una superficie bidireccional eterna. Podemos entender intuitivamente que, si es rígido su centro, ajeno a las dos dimensiones propias, coexistiría con el centro de gravedad de la cinta. Incluso es fácil razonar que, si fuera elástica y no hubiera fuerzas externas, ese mismo centro, por mucho que las fuerzas internas la giraran y estiraran, se mantendría estable al igual que la energía total del sistema Möbius.

Cualquiera que ha estudiado matemáticas avanzadas sabe que al integrar una función obtenemos otra, relacionada con esta, de una dimensión superior. De una función punto, una línea, de una línea, un plano, etc. Además, estas dos funciones o cuerpos, ya que es aplicable a sistemas de ecuaciones, mantienen las propiedades. El sistema de mayor dimensión contiene las propiedades del sistema menor.

Integrando una Botella de Möbius (me gusta más Cinta de Möbius que Botella de Klain, discúlpenme los físicos y el Señor Klein) obtendremos una topología tridimensional con la propiedad de la Botella de tener solo una cara (pero tridimensional). Por mucho que caminamos en línea recta no llegaríamos a su fin, no habría fuera o dentro (a esto se le llama característica de Euler cero por si les interesa). Y esto quiere decir que “parece” que ese objeto dimensional es plano y eterno. Si disparásemos dos rayos de luz paralelos no cruzarían nunca. Curiosamente esta propiedad existe en nuestro universo, al igual que todas las demás que posee la Cinta de Möbius y la Botella de Klein. A falta de encontrar como se llama este objeto compuesto los hilos de la Cinta integrados lo llamaré Telar, Telar de Möbius. Porque sí, porque me mola el juego de PC Loom y porque es mi paranoia.

Este artículo va de miedo y metalingüística. De hablar por hablar o de hablar para no escucharnos. De no escucharnos por el miedo que nos tenemos a nosotros mismos

Olvidemos la dimensión del tiempo por un momento.

En este punto he de confesar que las matemáticas se me escapan. Intuyo ya que sabemos que la velocidad de la luz no es una constante, sino que varía en función del medio, y o de ello obtenemos la relación e/m = C2, es integrable en función del tiempo (no me pregunten porqué, es más una intuición que una certeza), y que es posible cuantificar la energía total del nuestro universo, y de cualquier otro en realidad, y cuya diferencia entre todos los plausibles será solo el resto  de dicha integral, la cual es la energía y la masa total de nuestra realidad, además se vé directamente que la velocidad máxima del medio depende de la masa, en los agujeros negros la velocidad de la luz es negro y demás paranoias relacionadas con la aceleración de la materia del momento T0 al T1 del universo y que al alejarse relativistamente las galaxias a velocidades mayores que , el tiempo de las mismas, relativamente, es no-lineal, pero esta paranoia da para el cuarto de esta serie de artículos, y lo dejaré para otro periodo prolongado de insomnio.

Pensemos entonces que el Telar es un espacio similar a una Cinta de Möbius, que, si lo recorremos en línea recta y después de mucho tiempo viajando, volveríamos al estar en el mismo punto, pero en la otra cara del Telar, en el mundo al revés por explicarlo burdamente. Por lo tanto, coexistimos con la parte del universo que se encuentra al revés respecto a una cuarta dimensión espacial. En este punto la cabeza me hizo ¡Boom!, pensando en la teoría cuántica, en concreto en un experimento que realizó China que demostraba que un sistema cuántico estaba conectado a pesar de la distancia, a esto se llama entrelazamiento cuántico. Una partícula o sistema puede vibrar en alguna de las cuerdas cuánticas donde esté atada e ignorar en las que no, volviendo al concepto que tanto me gusta del Telar.

Tengo tanto miedo a sentir dolor que no paro de hacerme daño con mis palabras. El lenguaje, usado con astucia, es más dañino que una hoja de acero

Podemos razonar que el Telar de nuestro universo se flexiona en una cuarta dimensión para ser una topología sin bordes, sin exterior o interior, al igual que la cinta se flexiona en la tercera dimensión para crear la banda de una cara. Existimos pues en un universo tetradimensional con coordenadas W, X, Y, Z. Nosotros sólo somos conscientes de las X, Y, Z pues estamos dentro del Telar. Por otro lado, sabemos que la fuerza de la Gravedad viene dada en proporción con la distancia entre los cuerpos con la relación donde  es una constante universal). La distancia entre las dos cuerpos o masas es en línea recta unidimensional, pero dado que, con el razonamiento anterior, dicha distancia debe tener en cuenta la dirección W… Joder, ¡los cuerpos del revés deben ejercer influencia en nuestro lado! ¿Podría ser eso la materia oscura? Al igual que en la electricidad alterna, estaríamos desfasados. Pero algunas propiedades físicas como la gravedad que no dependen de la “fase” se verían afectadas. A oscuras en mi cama mi cabeza me daba vueltas, no me extraña que una vez empiece a rumiar no sea capaz de dormir.

Lo más importante es que a pesar de que se ha demostrado que el universo tiene característica de Euler cero, (es supuestamente plano al existir líneas paralelas que no se cruzan), ahora también sabemos que está plegado, es un Telar de Möbius (llamémosle así que me encanta como suena).

Conclusión

Entonces el centro de gravedad del cosmos, punto focal de toda la fuerza G se encuentra en el centro (respecto a la cuarta dimensión) del Telar de Möbius elástico que es nuestra realidad. Después del Big Bang que lo creó todo, el Telar, se ha estirado. La fuerza de gravedad de toda la materia que se está creando interactúa hacia ese centro. Tendría un límite máximo de expansión que vendría dado por la cantidad de energía inicial, que también da lugar a la masa total dada por la fórmula de la relatividad antes mencionada, y por lo tanto se encuentra en equilibrio para ello. Una vez alcanzado el máximo de la relación  este universo burbuja empezaría a implosionar hasta desaparecer y reiniciar el ciclo una y otra vez.

Me faltan muchas fórmulas y explicaciones para redondear el razonamiento, normalmente para escribir cualquier artículo me documento muchísimo, leo cientos de páginas de papers de los temas que trato, este lo he vomitado de golpe sin poder documentarme, aunque ahora al revisarlo le puedo afirmar a usted que nada de esto es falso. Otros más listos que yo ya habían propuesto esta teoría, obviamente. Pero en el tranquilo apartamento de Torrevieja donde lo he estado escribiendo no hay cobertura y cuando he salido a conseguir algo de cobertura lo he aprovechado para acabar el curso de Desarrollo del Liderazgo de la Harvard Business School, para ayudarme en mi nuevo proyecto empresarial, y para otro curso que tengo a medias de Salud, Nutrición y Dietética, de una universidad no tan afamada, más relacionado con mi campo de especialidad profesional, la cocina.

Integrar en mi cabeza las fórmulas de las fuerzas fundamentales para encontrar ese resto que marcaría la masa y energía total del cosmos es algo tranquilizador. Las matemáticas no mienten, no te decepcionan, ni tú a ellas

Como habrá podido entender de toda esta diatriba querido lector, este artículo no va de ciencia, no me permito la osadía de intentar transmitir un conocimiento que me sobrepasa tras una idea espuria y leer unos pocos papers (bueno, los leeré por placer, pero no para este artículo), no, en realidad este artículo va de miedo y metalingüística. De hablar por hablar o de hablar para no escucharnos. De no escucharnos por el miedo que nos tenemos a nosotros mismos. Porque cuando estamos solos, con los ojos cerrados a las dos de la mañana, no nos podemos mentir por mucho que lo intentemos.

La voz que oímos en la soledad de la noche es un grito susurrado de nuestros temores. Tengo tanto miedo a fracasar, a que todos vean que solo soy una máscara vacía. Tengo tanto miedo a sentir dolor que no paro de hacerme daño con mis palabras. El lenguaje, usado con astucia, es más dañino que una hoja de acero. Y esto lo puedo aseverar pues de ambos daños he sufrido. En vez de trabajar por cuenta ajena, en alguno de los restaurantes de categoría en los que he tenido la suerte y el placer de cocinar me he decantado a perseguir un sueño, una empresa innovadora en un campo saturado de oferta. Un sector en una guerra de competencia perfecta.

Yo, soberbio, creo haber encontrado un nicho, una idea, una forma nueva de restauración. ¿Soy un iluso o un idiota? No es la primera vez que me tiro a una piscina sin agua. Pasé de pizzero a mecánico de aviones. Fundé un club de artes marciales después de que mi maestro tuviera que volver a Japón, saqué la pajita más corta entre sus alumnos y acabé siendo maestro nacional de Kendo. Dejé el ejército y los aviones para ser cocinero, no tenía ambición, pero acabé en el lejano norte, en las cocinas del chef con más estrellas de España, después, trabajé en otro con el prestigio de ser el mejor restaurante de Europa de la lista OAD Top 100 Gourmet Casual Restaurants.

El miedo a las palabras nos lleva a elevar el ruido en nuestra cabeza hasta enmudecerlas. Yo elijo la física en vez del fútbol, la música o la lista de la compra

Podía haber seguido ahí pero no, no puedo estar quieto, a pasar por una incubadora de innovación y a pasar miedo. A dudar. La topología del universo no es algo que me perturbe. Integrar en mi cabeza las fórmulas de las fuerzas fundamentales para encontrar ese resto  que marcaría la masa y energía total del cosmos es algo tranquilizador. Las matemáticas no mienten, no te decepcionan, ni tu a ellas.

Hace mucho que no me levanto llorando con las manos temblorosas por las palabras que me digo a mí mismo. Eso no quiere decir que no vuelva a pasar. El miedo a las palabras nos lleva a elevar el ruido en nuestra cabeza hasta enmudecerlas. Yo elijo la física en vez del fútbol, la música o la lista de la compra. Para salir de esa cárcel mental aprendí a escribirlo después, a sacarlo de mí. A sacar el ruido.

Al plasmarlo en estas líneas, y lo más importante, a mirar al miedo a la cara y ver lo que hay detrás, de donde viene, y me otorgó la capacidad de no darle el control. 

Para así no volver a levantarme llorando con las manos temblorosas.

Insomnio, física y metalingüística (III)