viernes. 29.03.2024
Foto: Ministerio de Defensa

Teresa Franco | Decimos de las adolescentes que están buscando su lugar en el mundo, en edades complicadas, que son el futuro. Como si las adultas no estuviésemos buscando lo mismo, en edades complicadas o el futuro no fuera con nosotras. Por eso me fascinan las jóvenes, porque las siento como iguales y como presente.

Los institutos son lugares sagrados para mí, llenos de vida y de oportunidades. Son espacios de aprendizaje de conocimientos y valores, de socialización, encuentro y crecimiento. Escribo esto porque recientemente fui invitada por una profesora de un instituto de enseñanza secundaria, a impartir una charla de igualdad entre hombres y mujeres a un numeroso grupo de jóvenes de unos 16 años. En este centro llevan tiempo realizando un proyecto transversal para trabajar la igualdad desde diferentes materias. Contar conmigo para inaugurar el proyecto 2022/23 me produjo alegría y el sentimiento de una responsabilidad apasionante.

Me enfundé en mis vaqueros, camiseta de manga corta y zapatillas negras de puntera blanca. Me esperaban en el “aula del futuro”, una sala enorme con mesas en disposición circular y otras alineadas, proyectores, equipo de sonido y algo intangible, silencio, expectación.

No hay cosa más hermosa que un hombre o un chico feminista, les decía. Los hombres a nuestro lado, ni delante ni detrás. Ellos sonreían

No recuerdo las palabras exactas que utilicé, pero sí los mensajes que dejé en el ambiente y la imagen de sus caras mostrando interés y conexión. Está claro que a nadie le gustan los discursos tediosos y densos que hacen que la mente vuele a otros lugares o peor, te dejen durmiendo. Así que fui directa a “los granos”. La igualdad entre los hombres y las mujeres es un principio constitucional, un derecho fundamental y una de las más nobles causas por las que luchar

El feminismo no es un tema baladí, es una disciplina científica y a la ciencia se le debe respeto. No hay cosa más hermosa que un hombre o un chico feminista, les decía. Los hombres a nuestro lado, ni delante ni detrás. Ellos sonreían. Sois la mitad de la población junto a nosotras, que somos la otra mitad, y os necesitamos en esto atentos y activos. No miréis hacia otro lado cuando escuchéis faltas de respeto hacia las mujeres. Seríais parte del problema y no de la solución. Y vosotras, chicas, no dejéis que os corten las alas en vuestros sueños por alcanzar algo. Tenéis el mismo derecho que los hombres. Les dije que se dedicaran a lo que se dedicaran podían cambiar el mundo a mejor y ser agentes de igualdad en sus entornos, tanto si sus trabajos tenían que ver con lo sanitario, deportivo, jurídico, económico, los cuidados, la empresa, el arte… sea donde sea, una puede prevenir, detectar o animar a cambiar comportamientos y situaciones machistas. Asentían.

Entendían perfectamente que no diferenciar las pruebas para ambos sexos discriminaría a las mujeres. Entendían que hay decisiones que son pura política

Yo misma, me puse de ejemplo, lo hago en mi vida. Fui militar muchos años y, aunque la igualdad parezca que está alcanzada porque vivimos en un país avanzado, eso no es así. Aunque haya lugares en el mundo donde veamos que estamos a años luz en discriminación por ser mujeres, esa discriminación también existe en el nuestro de alguna manera. Y si no ¿por qué no había hasta hace muy poco chalecos antibalas con forma de pecho para las mujeres militares españolas? Porque no se piensa en nuestras necesidades y nuestra condición de mujeres cuando se toman decisiones. Cada día, delante de nuestros ojos suceden cosas que indican que no importamos como importan los hombres. Y ponerse las gafas violetas consiste simplemente en reconocer esas desigualdades en todas partes. 

Traté el tema de la diferenciación de las pruebas físicas. Y quedó claro que unas pruebas de máximos son excluyentes. No podríamos competir en igualdad de condiciones sobre los máximos porque los máximos los dan los hombres. Mirad si no los Juego Olímpicos. No es lo mismo tener que dar un cien por cien ellos que un ciento veinte por cien ellas. Lo ideal es basar las pruebas en la máxima capacidad de cada cuerpo, pero eso es imposible de gestionar. Entendían perfectamente que no diferenciar las pruebas para ambos sexos discriminaría a las mujeres. 

No podemos bajar la guardia porque volver a la Edad Media no es un objetivo

Entendían que hay decisiones que son pura política. Precisamente por apostar por políticas que visibilicen a las mujeres en lugares muy masculinizados, hay otras mujeres que las toman como referentes. En las oposiciones a Guardia Civil hay record de mujeres aspirantes, casi ocho mil. Son un treinta por ciento del total y el Gobierno de España se plantea reservar un cupo para ellas porque todavía son solo nueve de cada 100 agentes. Esto es un ejemplo de que se debe apostar por la igualdad e ir eliminando barreras para nosotras.

Les animé a ser críticas, a no tragarse todo lo que les echan en las redes. Hay muchos bulos, mentiras y odio en ellas. Para que las decisiones las puedan tomar libres tienen que saber identificar esa basura. Lo entendían y yo sentía esperanza. Y es que hay quienes se vanaglorian de la Constitución, y cuando atacan a las instituciones que trabajamos por la igualdad de género, están atacando un valor defendido en nuestra Constitución, en la Carta de Naciones Unidas, en los tratados sobre Derechos Humanos, en los tratados y normativa de la Unión Europea. No podemos bajar la guardia porque volver a la Edad Media no es un objetivo.

Avanzamos, pero sigue habiendo machismo por doquier en todos los partidos y sobre todo en las cúpula

Y preguntaron, vaya si preguntaron. Por ejemplo, si hay ámbitos donde las mujeres tienen más privilegios que los hombres. Respondí que en la sociedad quienes tienen privilegios son los hombres respecto de las mujeres, pero sí había ámbitos feminizados como el de los cuidados. Me preguntaron si era del Ejército del Aire. Lo era. Y si me había dado cuenta de que mi discurso era cisnormativo. Respondí que me queda mucho por “desaprender” y que me gusta hablar en femenino genérico pero no lo domino. 

Vaya este texto en femenino para ir practicando e invitar a los hombres a que se sientan integrados en él, ¿acaso no sois personas? Pero la pregunta que más me gustó fue: ¿lo tienen difícil las mujeres en política? Mucho. Avanzamos pero sigue habiendo machismo por doquier en todos los partidos y sobre todo en las cúpulas. Nunca hemos tenido una mujer Presidenta del Gobierno, como ocurre en otros países del entorno. Les dije que es importante que quien gobierne sea feminista, de lo contrario, las políticas públicas de igualdad no llegarán a materializarse jamás.

Me fui con la certeza de haber removido conciencias, aclarado conceptos y, de alguna manera, acercado las Fuerzas Armadas a la juventud que es hoy presente en el aula del futuro.

El presente en el aula del futuro