domingo. 16.06.2024

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@Montagut5 | En otra pieza nos hemos referido al elogio que los socialistas realizaron en plena Dictadura de Primo de Rivera de la política frente al populismo imperante. En ese mismo contexto, a los pocos meses de haberse producido el golpe, el primero de enero de 1924, se insertó una columna en El Socialista con el significativo título de “Las masas apolíticas facilitan la dictadura”. En este sentido, parecía que la alabanza del juego político iba, en realidad, hacia la parte del movimiento obrero que no la concebía como un instrumento de lucha.

El artículo se refería a otro escrito por el destacado político republicano Roberto Castrovido, que publicó en El Pueblo de Valencia en el que se comentaban las elecciones inglesas. El periódico obrero consideraba importante reproducir parte de dicho texto.

Los socialistas insistían porque por mucho que se repitiese no sería lo suficiente: “el error del proletariado -el máximo error- es alejarse de la política”

Castrovido señalaba que los liberales habían ganado más actas que las que habían perdido los conservadores, pero el triunfo había sido para los laboristas, sin los cuales ya no se podrían gobernar en Inglaterra, por lo que tenía una gran importancia política. El identificaba a los laboristas con los socialistas.

Los laboristas estaban unidos a los liberales, pero solamente en defensa del librecambismo y en rechazar la solución proteccionista conservadora que recomendaban para superar la crisis. Pero los laboristas pedían más, pedían la igualdad de derechos políticos y civiles entre los dos sexos y cambios importantes en política exterior en relación con el desarme, la rectificación del Tratado de Versalles y el reconocimiento de la URSS.

El Socialista número 4648 (01/01/1924)
El Socialista número 4648
(01/01/1924)

Pero lo importante para el objeto de nuestra pieza era la afirmación de Castrovido sobre que de no haber masas apolíticas no existirían dictaduras, ni fascismos, ni bolchevismos.

Los socialistas insistían porque por mucho que se repitiese no sería lo suficiente: “el error del proletariado-el máximo error- es alejarse de la política”, porque sin ella no podían vivir los pueblos, y únicamente con el ejercicio de la democracia y de la libertad se podían solucionar los problemas.

Por eso, en el nuevo año había que fortalecer al Partido Socialista, reorganizar las agrupaciones socialistas donde las había y la represión había hecho imposible su vida, preparando de ese modo la intervención legal del proletariado en los futuros organismos municipales que el Directorio anunciaba.

El obrero no podía limitar solamente su esfera de acción al salario y la jornada laboral. Eso era lo que habían preconizado “los anarquistas primitivos

La organización obrera no podía seguir realizando una vida de aislamiento, considerado como suicida. A los trabajadores les interesaban todos los problemas: los educativos, los militares, los internacionales, los de las subsistencias, los de la higiene o los de la vivienda. El obrero no podía limitar solamente su esfera de acción al salario y la jornada laboral. Eso era lo que habían preconizado “los anarquistas primitivos”, lo habían querido rectificar los “sindicalistas vergonzantes” y no lo habrían practicado nunca, desde un punto de vista de “pureza sindical” ninguna organización.

Pero eso chocaba con la realidad, y al amparo de esa idea la burguesía había consolidado la explotación política y económica. Por eso, el periódico socialista consideraba que Castrovido tenía razón cuando afirmaba que no existirían dictaduras de no haber masas apolíticas. Era una inconsecuencia quejarse de la existencia de dictaduras, protestar contra ellas, pero encontrarse lejos de la política.

Las organizaciones obreras debían actuar en política, fortaleciendo tanto su propia personalidad, como la del Partido Socialista.

El alejamiento de los obreros de la política (1924)