viernes. 29.03.2024
isis-internet-250
Imagen de una camiseta de ISIS que se vende por internet.

@ebarcalaPese a la retórica medieval de los comunicados oficiales del Estado Islámico, sus militantes saben de las posibilidades que brindan las nuevas tecnologías y explotan las redes sociales para la captación de adeptos, la propaganda e incluso el apoyo en operaciones militares. Ante la incursión en la arena digital, el contraataque era cuestión de tiempo.

Desde el inicio de las operaciones de ISIS (Estado Islámico de Irak y el Levante) en Siria las redes sociales han formado parte de su estrategia. No se prodigan con escenas repartiendo alimentos o exhortando a la lucha en interminables vídeos caseros, como acostumbran otras facciones integristas. Utilizan recursos mucho más virales: fotos de su vida diaria en Instagram, imágenes con la estética de videojuegos tipo Call of Duty, películas con planos aéreos, explosiones en cámara lenta y puntos de vista en primera persona, memorias de operaciones mediante infografías y hasta merchandising, con páginas en Facebook donde obtener desde siete dólares camisetas, sudaderas y otros productos.

Yihad al estilo occidental

La campaña en Irak multiplicó esas acciones. Tanto para infundir temor en el enemigo (caso de la toma de Mosul), como para reclutar nuevos militantes. Muchos proceden de Occidente y, como ocurre con los sospechosos de la ejecución del freelance James Foley, sus biografías se acercan más al estereotipo del hipster urbano que al del tópico islamista: hackers, escritores de viajes y hasta un rapero.

Entre sus tácticas se encuentran infiltrar mensajes en las conversaciones sobre hashtags populares o crear aplicaciones propias con las que publicar automáticamente en miles de cuentas. Conscientes de la relevancia de la imagen y el acceso al público joven, han permitido a ViceNews la realización de un documental en el territorio que controlan. Los productores reconocían que los medios técnicos que allí vieron no tienen nada que envidiar a los suyos.

Las claves del contraataque

Ha sido precisamente la difusión del vídeo del asesinato del periodista el punto de no retorno ante la propaganda radical. En Irak, la respuesta ha consistido en censurar y limitar las horas de acceso a internet, especialmente en las provincias con frentes abiertos. Redes como Youtube o Twitter colaboraron en la identificación y cierre de cuentas relacionadas con ISIS; miles de usuarios claman contra la difusión de sus vídeos y mensajes y Estados Unidos tiene en marcha una campaña con imágenes de la crueldad de la guerra y sus resultados para contrarrestar los llamamientos a engrosar las filas yihadistas.

ISIS busca ahora canales alternativos. El analista David Barrancos reseña el uso en Irak de Psiphon (una aplicación para crear redes privadas virtuales) y Firechat, que difunde mensajes entre móviles conectados por bluetooth. En el resto del mundo, optan por migrar a espacios menos vigilados. The Guardian cita páginas como Ask, Justpasteit, Friendica, Quitter y Joindiaspora, una red descentralizada donde los “pods” o canales privados se comparten de manera discreta.

Sea cual sea el desenlace de la guerra digital, el uso intensivo de los medios sociales parece ser pieza clave para entender la transformación de un grupúsculo prácticamente desconocido hace apenas un año en toda una amenaza global.

La guerra contra el yihadismo digital