sábado. 27.04.2024

Hace poco, tuve una discusión con un amigo sobre un artículo que cuestionaba la pretensión de Marruecos de aspirar a que la final de la Copa del Mundo de 2030 se celebre en alguna sede marroquí. Le he intentado hacer ver que dicho artículo no dejaba de ser una opinión sobre una pretendida aspiración de uno de los países anfitriones del Mundial 2030. También le he advertido que dicho artículo entraba dentro de la estrategia de esparcir los bulos y adelantar acontecimientos para enmarañar el debate sobre algo que todavía no ha sucedido. 

En España hay una propensión por parte de algunos actores mediáticos que se basa sobre los bulos y medias verdades con el objetivo de alterar el normal desarrollo de los hechos y de sus resultados. Poner en entredicho todo intento de la otra contraparte, en este caso la marroquí, a expresar su opinión sobre los diferentes asuntos que atañen y afectan las relaciones bilaterales, forma parte de esa estrategia. Ahora toca el Mundial de 2030, la semana pasada era sobre la visita de Albares a Marruecos y las fronteras de Ceuta y Melilla. La semana que viene algo sacarán de la chistera. 

Marruecos, es uno de los organizadores del Mundial de fútbol de 2030 que se va a celebrar en tres países ubicados en dos continentes

Por eso, considero  oportuno hacer una reflexión como contribución para disipar dudas, evitar tergiversaciones y sobre todo para que algunos se vayan enterando de que desde “el otro lado” están atentos lo que se cuece en “este lado”. 

Marruecos, es uno de los organizadores del Mundial de fútbol de 2030 que se va a celebrar en tres países ubicados en dos continentes. Uno viejo próspero con serios signos de agotamiento y de declive. Otro joven con claros signos de expansión llena de futuro. Estas circunstancias han sido claves a la hora de adjudicar dicha candidatura frente a otra (Uruguay, Argentina, Chile y Paraguay) que no era nada desdeñable, entre otras por la coincidencia con el centésimo aniversario de la primera Copa Mundial que se celebró en Uruguay precisamente.  

En todo caso, los decidores han querido desagraviar la candidatura suramericana por unos partidos inaugurales dentro del Mundial 2030 en el Cono Sur como gesto de afecto y de reconocimiento. 

Dicho esto, Marruecos como país organizador tiene todo el derecho del mundo a aspirar a albergar algún acto (inauguración, clausura). He dicho aspirar, de la misma manera que debe ser el caso con los otros dos países organizadores, aunque he de reconocer una cierta preeminencia histórica, futbolísticamente hablando, de España sobre el resto, particularmente de Madrid que alberga el equipo más laureado de la historia del fútbol y uno de los estadios más prestigiosos del mundo.

Cuestionar las legítimas pretensiones de Marruecos y considerarlas como un mero e insolente atrevimiento, es un menosprecio digno de otros tiempos

Cuestionar las legítimas pretensiones de Marruecos y considerarlas como un mero e insolente atrevimiento, es un menosprecio digno de otros tiempos y mentalidades, y un insulto a la inteligencia. Menos mal que Portugal no se ha pronunciado públicamente aún, porque los mismos que se han pegado el grito sobre las anhelaciones marroquíes, pegarían otro más estruendoso si cabe, si el vecino del este hubiera sido tan osado como el “impertinente” vecino del sur. 

A pesar de todo, aquí no se trata de osadía, se trata de un ejercicio de un derecho legítimo por una de las partes, y de la exhibición de un egocentrismo trasnochado practicado por algunos voceros que pretenden ser lo que no son. 

El Mundial de 2030 a tres bandas entre dos continentes, plantea un importante desafío que debe movilizar al resto de la comunidad internacional para que se convierta en un experimento y punto de partida, entre un Norte que goza de grandes niveles de bienestar y libertad a pesar de su extenuación, y un sur en plenitud de juventud con muchos anhelos de expansión con justicia e igualdad

La evidencia de la complementariedad queda evidente, valga la redundancia, a la espera de que los actores políticos, económicos, sociales y mediáticos junto con los organismos multilaterales, captan el mensaje y tengan la osadía de afrontar los colosales desafíos que amenazan a la estabilidad mundial con coraje y convicción. Sólo así podemos evitar la catástrofe que nos acecha y acorrala, y el futuro sombrío que nos espera si no actuamos desde ya. 

Soy consciente de mi ingenuo optimismo, pero uno no se auto consuela porque no quiere. 

¡Felices fiestas y feliz 2024!

Feliz Mundial 2030