jueves. 28.03.2024
dad

El término edadismo (ageism en el mundo anglosajón), aun no incorporado al DRAE, es utilizado en psicología y otras ciencias sociales desde 1969, tras ser acuñado por el psiquiatra Gerard Butler, para referirse a la discriminación que sufre una persona por su edad avanzada.

En todas las sociedades occidentales, debido a las altas tasas de supervivencia, este mal de nuestro tiempo se observa cada vez con más frecuencia. Ya en 2016 decía la OMS que el edadismo era uno de los problemas de mayor magnitud en temas de discriminación, de forma global.

Está admitido en todos los foros laborales especializados la edad de más de 45 años como la mayor causa de discriminación laboral, por encima del origen o del género

Y como hemos llegado a esta pérdida de sensibilidad social? La desvalorización de la madurez en la sociedad occidental es la cosificación que ha tenido esta sociedad, cosificación tecnológica. Y esta cosificación tecnológica consiste en menor capacidad productiva por mayor dificultad en el aprendizaje de las nuevas tecnologías, más caro reciclaje para la empresa, más sueldo en complementos y otros conceptos, mayor posibilidad de baja por enfermedad, más dificultad en las relaciones laborales intergeneracionales con los jóvenes de su empresa y una mayor tendencia a dejar pasar el tiempo en espera de la jubilación; y por supuesto a la cosificación tecnológica se añade la creencia social de que la jubilación (etimológicamente viene de júbilo) es exclusivamente una época de decadencia.

Así en España tener más de 45 años supone un hándicap laboral que pesa como una losa sobre el empleo en los parados de larga duración y por ende en su exclusión social. De hecho está admitido en todos los foros laborales especializados la edad como la mayor causa de discriminación laboral, por encima del origen o del género. 

Este hecho es totalmente anticonstitucional. La carta magna en su artículo 14 dice que todos los españoles somos iguales ante la ley y nadie puede ser discriminado en razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra circunstancia de tipo personal o social.

Este fenómeno sociológico del edadismo tiene repercusiones en el psiquismo del afectado. Hay una serie de estereotipos ligados a la edad madura de tipo negativo, como identificar edad cronológica con gran deterioro cognitivo, numerosos achaques físicos, mayor deterioro psíquico etc. En una encuesta de percepción de la sociedad hacia las personas maduras, visto por ellas, la sociedad para el 37% de los encuestados los considera molestos, tristes un 13%, con poca actividad el 21%, personas enfermas el 7%, y divertidas un 22%.

En un estudio de reciente se encontró que las personas maduras que habían sentido el efecto de la discriminación, eran dos veces más propensas a padecer depresión que aquellas que no lo habían padecido, porcentaje que aumenta en función de la identidad sexual, doblándose en las personas maduras gay que han sufrido el edadismo.

Se han encontrado niveles altos de malestar psicológico, entendido como conjunto de variables: baja autoestima, niveles moderados de ansiedad y sensación de vacío existencial en esta población madura con niveles altos de discriminación por edad. Otros estudios relacionan el edadismo con mayor presencia de ansiedad e ideas suicidas.

Frente a esta visión negativa de la madurez se han descrito que aquellas personas maduras con estereotipos positivos: valorar la experiencia y conocimientos acumulados, la serenidad en la toma de decisiones, carencia de necesidad de satisfacer de una manera inmediata sus necesidades y una buena autoestima, presentan mayor bienestar psicológico y escasa presencia de síntomas psicológicos por el edadismo.

Por último, quería citar esta reflexión de R. Tagore: “las nubes vienen flotando en mi vida, ya no para llevar la lluvia o marcar la tormenta, sino para agregar color a mi cielo del atardecer”.

El edadismo, un mal de nuestro tiempo: repercusión a nivel psicológico