Cuidemos la salud mental infantil

 

La pandemia por coronavirus que padecemos desde hace dos años ha generado un importante incremento en los problemas de salud mental de la población en general, y de los niños y jóvenes, en particular. Se han duplicado los casos en urgencias psiquiátricas infantiles, los problemas de desarreglos alimentarios así como los temas relacionados con la ansiedad y la depresión

Los confinamientos, el aislamiento y la falta de relación directa con amigos y compañeros es especialmente acusada en las edades tempranas y en los niños y niñas que han perdido el cuidado de los padres o bien tienen el peligro de sufrir trastornos de salud mental en su propia familia.

Desde hace más de cincuenta  años la organización Aldeas Infantiles SOS trabaja en España  atendiendo  y ofreciendo entornos familiares protectores  a niños y niñas que no pueden crecer con sus padres por diferentes motivos.

En España más de 50.000 niños, niñas y adolescentes viven sin el cuidado de los padres y casi la mitad requieren tratamientos de salud mental. Como se ha evidenciado en recientes debates parlamentarios y sociales los recursos que dedicamos en nuestro país a todo lo relacionado con la salud mental son muy escasos. Esta escasez es todavía más palpable en la salud mental infantil y desde las organizaciones sociales se está reclamando de forma insistente la ampliación de los presupuestos públicos dedicados a la psiquiatría infantil, la formación de profesionales especializados y la creación de equipos dedicados al diagnóstico y la detección precoz de los efectos producidos por el maltrato y el desarraigo en la infancia.

Además de esa atención especializada desde los primeros momentos que se detecta el problema,  es muy importante garantizar un entorno seguro y de protección, con personas que ofrezcan una referencia estable que les ofrezca el cuidado, atención y cariño que necesitan para un crecimiento emocional positivo que les ayude a recuperarse de los problemas vividos.

Un trastorno mental en la infancia se suele poner en evidencia con cambios bruscos en la forma habitual de comportarse, aprender, relacionarse con los demás o manejar emociones. Si los síntomas son persistentes y afectan a las actividades escolares, en el juego o en el hogar es conveniente efectuar un diagnóstico por profesionales especializados que gracias a su experiencia y conocimiento pueden ayudarnos. 

Los trastornos más comunes que se suelen diagnosticar en la infancia son la ansiedad, temores o preocupaciones, conductuales o el TDAH (trastorno por déficit de atención e hiperactividad). En la actualidad existen muchas opciones de tratamiento que tienen su base en la evidencia científica y en la práctica desarrollada en centros especializados. Diagnosticar de forma temprana los problemas y acometer de forma inmediata las posibles soluciones es sin duda un paso decisivo para conseguir la total recuperación e integración de los jóvenes que se ven afectados por trastornos mentales.

En España se ha aprobado recientemente la Estrategia de Salud Mental 2022-2026 y en la misma se indica que la adolescencia es una etapa de alto riesgo en la que los problemas mentales iniciados en la infancia se traducen en mayores índices de suicidios, marginalidad y conductas antisociales, especialmente entre los niños vulnerables con infancias de soledad y conflictos familiares.

La pandemia de coronavirus con continuas informaciones en los medios de comunicación sobre fallecimientos, hospitalizaciones e ingresos en UCIS ha aumentado de forma notable el miedo a morir entre los más jóvenes. Por todo ello la atención directa, la preocupación por saber lo que les pasa por la cabeza a los niños y niñas, el hablar con ellos y escucharles de forma activa es una de las mejores terapias para evitar problemas mentales.