jueves. 25.04.2024
 

La pandemia por coronavirus que padecemos desde hace dos años ha generado un importante incremento en los problemas de salud mental de la población en general, y de los niños y jóvenes, en particular. Se han duplicado los casos en urgencias psiquiátricas infantiles, los problemas de desarreglos alimentarios así como los temas relacionados con la ansiedad y la depresión

Los confinamientos, el aislamiento y la falta de relación directa con amigos y compañeros es especialmente acusada en las edades tempranas y en los niños y niñas que han perdido el cuidado de los padres o bien tienen el peligro de sufrir trastornos de salud mental en su propia familia.

Desde hace más de cincuenta  años la organización Aldeas Infantiles SOS trabaja en España  atendiendo  y ofreciendo entornos familiares protectores  a niños y niñas que no pueden crecer con sus padres por diferentes motivos.

En España más de 50.000 niños, niñas y adolescentes viven sin el cuidado de los padres y casi la mitad requieren tratamientos de salud mental. Como se ha evidenciado en recientes debates parlamentarios y sociales los recursos que dedicamos en nuestro país a todo lo relacionado con la salud mental son muy escasos. Esta escasez es todavía más palpable en la salud mental infantil y desde las organizaciones sociales se está reclamando de forma insistente la ampliación de los presupuestos públicos dedicados a la psiquiatría infantil, la formación de profesionales especializados y la creación de equipos dedicados al diagnóstico y la detección precoz de los efectos producidos por el maltrato y el desarraigo en la infancia.

Además de esa atención especializada desde los primeros momentos que se detecta el problema,  es muy importante garantizar un entorno seguro y de protección, con personas que ofrezcan una referencia estable que les ofrezca el cuidado, atención y cariño que necesitan para un crecimiento emocional positivo que les ayude a recuperarse de los problemas vividos.

Un trastorno mental en la infancia se suele poner en evidencia con cambios bruscos en la forma habitual de comportarse, aprender, relacionarse con los demás o manejar emociones. Si los síntomas son persistentes y afectan a las actividades escolares, en el juego o en el hogar es conveniente efectuar un diagnóstico por profesionales especializados que gracias a su experiencia y conocimiento pueden ayudarnos. 

Los trastornos más comunes que se suelen diagnosticar en la infancia son la ansiedad, temores o preocupaciones, conductuales o el TDAH (trastorno por déficit de atención e hiperactividad). En la actualidad existen muchas opciones de tratamiento que tienen su base en la evidencia científica y en la práctica desarrollada en centros especializados. Diagnosticar de forma temprana los problemas y acometer de forma inmediata las posibles soluciones es sin duda un paso decisivo para conseguir la total recuperación e integración de los jóvenes que se ven afectados por trastornos mentales.

En España se ha aprobado recientemente la Estrategia de Salud Mental 2022-2026 y en la misma se indica que la adolescencia es una etapa de alto riesgo en la que los problemas mentales iniciados en la infancia se traducen en mayores índices de suicidios, marginalidad y conductas antisociales, especialmente entre los niños vulnerables con infancias de soledad y conflictos familiares.

La pandemia de coronavirus con continuas informaciones en los medios de comunicación sobre fallecimientos, hospitalizaciones e ingresos en UCIS ha aumentado de forma notable el miedo a morir entre los más jóvenes. Por todo ello la atención directa, la preocupación por saber lo que les pasa por la cabeza a los niños y niñas, el hablar con ellos y escucharles de forma activa es una de las mejores terapias para evitar problemas mentales.

Cuidemos la salud mental infantil