martes. 19.03.2024
Revista El Fascio (1933)
Revista El Fascio (1933)

@Montagut5 | En el primer número de El Fascio, el 16 de marzo de 1933 se realizó una llamada a las “gentes de izquierda”. Dicha publicación fue muy efímera, ya que publicó solamente dicho número porque fue retirada por la policía. Apareció al poco tiempo de que Hitler subiera al poder, pretendiendo difundir la doctrina fascista y unir a los fascistas españoles.

Así es, en la primera página se hacía un llamamiento a las “gentes de izquierda”, afirmando de forma categórica que el fascismo no era un movimiento de derechas, por lo que no había que dejarse engañar por los “explotadores de siempre”. El llamamiento se basaría en ese discurso populista del fascismo que presentaba un contenido social, en defensa de los trabajadores, y por eso nos ha interesado mucho porque, con otras novedades, también lo escuchamos en los nuevos fascismos que asolan Europa, incluida España, eso sí, sin autoproclamarse nunca como tales porque el término, sin lugar a dudas, mancha.

El fascismo, nos recordaba el llamamiento de 1933, era la única política para proteger a los débiles, a las masas, a las gentes de izquierda. Pero no se buscaba aplastar al capitalista sino ponerle al servicio del Trabajo. En todo caso, los socialistas, se explicaba, en realidad lo que habían hecho era aplastar al pobre una vez más. Esta afirmación no estaría muy alejada de lo que escuchamos en la extrema derecha actual sobre el supuesto daño que los gobiernos de izquierdas infringen al pueblo. En esa misma línea, se atacaba a los socialistas porque habrían prometido la nivelación de la sociedad española y no sólo no lo habían conseguido, sino que habían creado “nuevos ricos del presupuesto”.

El fascismo, digamos clásico, jugó siempre una baza social y una crítica, aunque más retórica que otra cosa, contra el capital

Pero, además, el fascismo no quería a todos pobres, sino a todos trabajando por la vida, una vida que se definía como “digna y fuerte”.

El fascismo sería la política de las masas, de los humildes, de los que ya habían conocido la “experiencia socialista terrible”, y para los que el trabajo y la producción organizadas eran la única salvación, un punto que, en realidad, sí cambia en el fascismo actual, poco amigo de la intervención del Estado en el ámbito socioeconómico. En esta línea, el fascismo, digamos clásico, jugó siempre una baza social y una crítica, aunque más retórica que otra cosa, y aquí también se emplearía, contra el capital. En el actual eso ha desaparecido, en gran medida, por una suerte de neoliberalismo, especialmente, en el caso español frente al francés.

El llamamiento hablaba también de que el fascismo era para los que sabían que en “el trabajo de todos los días y en la abnegación de todos está la dignidad del hombre”, pero, y esto también de alguna forma lo escuchamos hoy, de los que pensaban que más que derechos el hombre necesitaba y necesita deberes, una afirmación a tener en cuenta.

Cuando el fascismo español llamó a la izquierda