viernes. 29.03.2024
12 de Noviembre de 1976 | Manifestación unitaria convocada por la Coordinadora de Organizaciones Sindicales/CCOO-UGT-USO, la COS

Una serie de politólogos de guardia, con repercusión pública y política nacida de los fuegos de la crisis financiera de 2008, construyeron un relato sobre la restauración democrática tras la dictadura franquista que, en lo sustancial, desarticulaba el protagonismo de la izquierda en ese periodo enfatizándolo como un juego de pactos de salón por el cual las fuerzas políticas se repartieronel nuevo poder en un clima de pasteleo y concordia palaciega.

Algunos de los constructores de ese relato no procedían precisamente de la izquierda, que se opuso con ferocidad al régimen dictatorial, y nace dentro de un núcleo de protesta y crispación social derivado de la crisis sistémica que empobreció a España durante una década;en el que se mezclan incertidumbres, ira y frustraciones para una nueva generación nacida al calor de la estabilidad política y los progresos sociales y económicos de la restauración a partir de los años ochenta del siglo pasado.

En el mundo de los tópicos al que la limitación del pensamiento político nos ha sometido, por la vía de las nuevas manipulaciones mediáticas, destacan algunos de éxito evidente incluso de manera transgeneracional. Repasamos sumariamente los principales:

Primero. La restauración democrática fue una suerte de pactos de poder que se produjeron por los efectos de una concordia política de los líderes que la protagonizaron y en un clima de superación de conflictos antiguos derivados de la guerra civil. La democracia se instauró tan plácidamente como caen las hojas en otoño, Y de tal guisa se repartió el poder institucional bajo el paraguas de la monarquía juan carlista naciendo el “régimen del 78”; en un clima de diálogo entre diferentes que departían en los sofás de los salones palaciegos. Todo el mundo era bueno de derecha a izquierda. Como fábula no tiene precio.

Esta lectura simplista y falsa de los acontecimientos de esa época, da sin duda un gran servicio intelectual al objetivo conservador de la derecha española. Que se apropia de ese relato para protagonizar, con efectos retroactivos, unos acontecimientos que la desbordaron por completo. Ensuciar aquel periodo histórico, presentándolo como obra capitalizada por la derecha económica y política, acompañada de una izquierda comparsa es, lamentablemente, además de una mentira flagrante, una posición política conservadora y reaccionaria.

Porque esa fábula (muñida por una supuesta izquierda alternativa a la eterna traición socialdemócrata) ha suministrado en gran medida la munición necesaria para que antiguos opositores al periodo de transición democrática, y a la constitución de ella nacida, se presenten ahora como sus principales valedores y los constitucionalistas que defienden nuestro estado de derecho frente a la anomalía democrática de la gobernabilidad de la izquierda.

Segundo. El otro gran tópico que ha arrasado entre propios y extraños, incluidos una generación entera de padres y madres de la patria de izquierda a derecha, y de una unanimidad insultante en los medios de comunicación, se resume en una frase lapidaria “Nuestros hijos jamás podrán tener el nivel de vida del que disfrutamos nosotros”. Así, sin manos y sin paracaídas en cada lugar de España se repite tamaña estupidez, que se yuxtapone y conecta con la del “régimen del 78”. Un momento histórico, al parecer feliz, en el que los problemas se resolvían hablando y donde las condiciones de vida estaban en la cúspide de un inexistente “estado del bienestar español..

Sin embargo, la palmaria realidad era bien otra. Ahí van algunos datos para la comprensión de esa época.1971 población mundial 3.500 millones. 2023 8.000 millones. España 1971 el 21 % de "cabezas de familia" es analfabeta en Andalucía. Más del 75% de los hogares en Órense, Soria o Cuenca no tenían agua corriente. Y en más del 25% de ellos en Las Palmas o Cádiz vivían 2/3 personas por habitación. Para los expertos ahora en crisis derivados de la inflación ahí van las tasas de la época: 1971 tasa de inflación 9.64%.1973 11,37 %. 1974 17,88 %, 1975 14,10 %. 1976 17,56 %.1977 24,44 % y 1978 19,98 %

Son datos significativos de la situación socioeconómica de una transición de la dictadura a la restauración de la democracia mediante pacto político y constitucional de la inmensa mayoría de las fuerzas políticas de izquierda a derecha. Excluidas la ultraderecha, parte de la derecha que lideraba Manuel Fraga Iribarne y los radicales independentistas. Pero donde la izquierda tuvo un protagonismo hegemónico y evidente en la resolución de esa crisis sistémica y profunda plena de incertidumbres y conflictos. Si no es imposible entender la mayoría parlamentaria del PSOE en 1982 y la obtención de las plenas libertades democráticas en la constitución elaborada solo tres años después de la muerte del dictador.


Pero hay otros datos de interés, como es la renta per cápita de los españoles (1971 1.355 $. 1975 1.010,50$. 1976 1.202$. 1977 1522$), que permiten comprobar la desproporción entre el incremento de las rentas y las brutales tasas de inflación, en el contexto de una España con datos evidentes de subdesarrollo y que presentan la imagen real del enorme esfuerzo para consolidar un nuevo proyecto democrático para el país, posibilitando un acuerdo entre las fuerzas políticas aún ilegales y clandestinas en el periodo previo a la muerte del dictador y la liquidación de su régimen militar.

Por lo que parece, en aquel supuesto mundo feliz (que ahora publicitan) no debieron de haber existido las decenas de secuestros y asesinatos terroristas de los independentistas vascos y la ultraderecha franquista. Ni las bandas fascistas campando por sus respetos y armas en el periodo 1976-1981. (matanzas de Atocha, bombas en periódicos y centros culturales y asesinatos de antifranquistas). Además de un golpe de estado en 1981 (precedido por dos intentonas previas).Todo ello con un saldo de centenares de muertos y miles de heridos. Sin crispación, claro. Porque la crispación actual es una inaceptable novedad.
No, no era un mundo feliz. Era una España en blanco y negro teñida en sangre y conflictos que fuimos capaces de voltear y ponerla de nuevo en la historia democrática. Lo hizo la izquierda española y es imprescindible defender eso en el contexto de la guerra ideológica que está articulando la derecha española con inexplicables compañeros de viaje. De varias disciplinas. Que los hay.

Porque, en efecto, nuestros hijos jamás podrán -afortunadamente- vivir como nosotros. Y ese logro democrático no se nos puede arrebatar. Son datos para la Memoria Histórica e imprescindibles para comprender el pasado y avanzar en el futuro. No solo éramos jóvenes. Cambiar la España crispada de 1977 fue nuestro objetivo. Y lo logramos.

Cambiar pues la crispación actual es un reto necesario que exige tal vez nuevos protagonistas. Capaces de lograrlo. Tal vez sea imprescindible para ello sustituir también algunos liderazgos recientes, ya rotundamente fracasados, para afrontar seriamente ese nuevo objetivo y profundizar en la democracia española y en los cambios reales necesarios que las nuevas generaciones demandan. Porque, como nos dijo Shakespeare, no es bueno que los locos guíen a los ciegos.Veremos si se consigue.

Los datos de este artículo proceden del Informe FOESSA 1970 y del INE

La crispación que fuimos