sábado. 27.04.2024
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El canónigo de Valencia Alfonso López Benito. (Imagen: X)

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Lo que indigna a buena parte de la ciudadanía, en este caso, no es solo el abuso sexual mediante dinero a personas vulnerables, es sobre todo el silencio cómplice del Arzobispado sobre lo que todo el mundo sabía desde hacia 15 años: desde las quejas de la Comunidad de vecinos de Avellanas 22, al lado del Arzobispado, y de personas vinculadas a la Jerarquía de la Iglesia.

Dice ahora el Arzobispado que alguna vez le habían dicho al Canónigo algo “sobre la cantidad de jóvenes que subían a su casa”, eso sí, sin saber ellos que la finalidad de llevar a jóvenes era sexo a cambio de dinero.

La Iglesia Católica miente casi siempre, pero ya casi nadie los cree. Ante las evidencias nunca saben nada: ni de abusos, ni de bebés robados, ni de su complicidad con la dictadura que ellos tanto protegieron y legitimaron llamándola Cruzada de liberación. Nunca han pedido perdón por ello.

En la calle Avellanas, el Arzobispado tiene bastantes inmuebles por los que, cómo no podía ser de otro modo, están exentos del IBI, así que este personaje vivía gratis allí, además de su apartamento en la playa donde también recibía a jóvenes a cambio de sexo mediante pagos bastante baratos según publican los medios. Parece ser que el último joven, con discapacidad, vino de un pueblo a 700 kilómetros de Valencia y recibió 50 euros como pago para 2 días completos.

Cuesta creer la hipocresía de esta Corporación que hace gala constante de sus dogmas morales.

Este individuo era experto en la denominada persecución religiosa de 1931 a 1939 y trabajaba en la canonización de más de 250 mártires por causa del “odio a la fe” que sufrieron pero seguramente le parecería de apostolado la santísima colaboración que la Iglesia tuvo con el golpe fascista y los 40 años de dictadura. ¿Recuerdan aquello de “Pidamos hermanos por nuestro caudillo Franco” que se decía en las misas durante el franquismo?

Y qué me dicen de esto que venden y que le llaman “Juicio Final”, algo que la Corporación del susodicho tiene como referente antes de la vida eterna. ¿Cuánta gente de la Jerarquía Católica creerá en el Juicio Final? Probablemente casi ninguno porque ellos entonces ¿qué, al fuego eterno?

En otras épocas, la Iglesia quemaba a la gente en la hoguera, los ahorcaban, los torturaban, sin acusaciones claras, solo porque se desviaban de la fe dogmática.

Cayetano Ripoll fue el último ajusticiado por la Inquisición en Valencia, en 1826, el último ahorcado por el Santo Oficio. Este hombre era un librepensador creyente pero se desviaba un poco de los dogmas y fue declarado hereje.

Hoy en día siguen con sus privilegios escandalosos, con el adoctrinamiento de las mentes infantiles en las instituciones educativas, con su discurso machista contra las mujeres y con la complicidad hacia los abusadores sexuales.

Hasta cuando un gobierno democrático puede seguir protegiendo a esta Corporación privada por la vía de la financiación estatal. Se calcula en más de 12 mil millones de euros entre los impuestos que deberían pagar y lo que reciben directamente por muchos conceptos, uno muy importante es su gran negocio de la escuela privada concertada.

Llevamos más de 45 años desde la Constitución del 78 y esta Corporación sigue disfrutando de un trato exquisito aunque cada vez tenga menos seguidores ya que solo hay que ver lo que siguen haciendo, lo contrario de lo que predican.

Es verdad que toda la vida han dicho una cosa y han hecho la contraria pero ahora ya va saliendo a la luz pública alguna cosa como el caso de Don Alfonso, canónigo de la catedral de Valencia y elegido por el cardenal Cañizares, aquel de la capa roja de los 7 metros. Cuanto show y cuanto dolor producen…

Ah, y no se olviden de las indemnizaciones a las víctimas de abusos, tras el informe del Defensor del Pueblo: las vamos a pagar toda la ciudadanía, no la Iglesia española aunque en otros países si lo han hecho.

El canónigo de Valencia: una práctica continuada, consentida y extendida en la Iglesia...