martes. 16.04.2024
capitan-lagarta

Los lapsus linguae son pequeños resbalones que se cuelan sin querer en los discursos. Cuando la metedura de pata es grande y quien la mete un necio, las excusas suelen ser tragicómicas: “yo realmente quería decir otra cosa”, “se han sacado de contexto mis palabras”, “lo que realmente quería decir era que....”. La cansina perorata política es profusa en lapsus; veamos algunas de estas inocencias inconscientes y sus  sutiles significados. Quien necesita darle a la lengua durante una hora para acabar el discurso sentenciando “yo solo quiero decir que...” está comunicando, sin querer, que podría haber sido mucho más breve diciendo tan solo lo que quería decir. Quien afirma “lo único que quiero decir es que...” está dando a entender, sin quererlo, que lo otro que dijo es paja, borra, filfa, relleno. El aserto “lo que sí es cierto es que...” afirma que lo otro que también se dijo es más que probable mentirijilla. Quien suelta aquello de “yo lo que no haré es....” está metacomunicando que aparte de lo que no hará, no tiene propuesta alguna que hacer. Provocará desconfianza el pájaro a quien se le escape eso de “si quiere que le diga la verdad”. Pájaro será de cuidado cuando diga: “siéndole totalmente sincero....”. Fue en aquel debate, días antes de la Nueva Era, donde Rubalcaba interrumpió a Rajoy diciendo “ahora es usted quien miente...” reprochando así, en forma de inconsciente lapsus, lo que él habría hecho antes... Sin embargo no incurriría stricto sensu en lapsus linguae quien dijera o dijese refiriéndose a las víctimas del franquismo “se acuerdan de sus padres solo cuando hay subvenciones” pues esto solo puede ser proferido de modo maquiavélico, doloso, y voluntario. Tan miserable mensaje atávico, nacido de los obscuros impulsos de la mente animal, arcaica, obscena y homicida, estaría construido palabra a palabra de modo consciente; solo por joder. Capitán Lagarta.

Solo por joder