viernes. 29.03.2024
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Resulta instructivo saber que la original “Lotería Primitiva” española que celebró su primer sorteo el diez de diciembre de 1763, fue propuesta por un ilustrado italiano nacido en Mesina y fallecido en Venecia como embajador de España.

Si decimos el nombre de Leopoldo de Gregorio a nadie le dice nada. Si mencionamos “Marqués de Esquilache” rápidamente vienen a nuestra mente imágenes de hombres oscuros embozados en largas capas con grandes sombreros, espadas al cinto y motines populares delante del Palacio Real de Madrid.

En efecto, fue este militar, inspector de aduanas y embajador al servicio del rey Carlos III, primero en Nápoles y después en Madrid y Venecia, quien dentro de sus reformas ilustradas planteó y llevó a buen puerto la puesta en marcha de la primera Lotería Primitiva, entonces llamada Lotería de números, con el buen propósito de recaudar dinero para las obras públicas sin crear un nuevo impuesto.

Conviene recordar que a Carlos III se le conoce como el mejor Alcalde de Madrid, gracias a sus obras de alcantarillado y saneamiento, alumbrado, fuentes y ornamentación junto con un moderno trazado urbano que todavía perdura en la capital del Reino. Pues bien, el administrador e impulsor de esas obras fue la misma persona que ideó y ejecutó la Lotería Primitiva para poder acometer las mencionadas obras sin mayor endeudamiento y, como indicábamos anteriormente, sin crear nuevos impuestos que gravasen a los que entonces podían pagarlos que no eran otros que los ricos.

Para que todo el mundo pudiera participar en el nuevo juego de azar se ideó un sistema que,como se suele decir en términos populares, “Era más sencillo que hacer la O con un canuto”. Basta con elegir 6 número distintos entre el 1 y el 49, con el objetivo de acertar la combinación ganadora en el sorteo, formado por siete bolas de las cuales seis se extraen de un bombo con cuarenta y nueve  números y una  se extrae de otro bombo con diez bolas del cero al nueve, que corresponde al reintegro. Este último número no lo elige el apostante sino la administración de loterías en cada uno de los boletos participantes.  Cuando se celebra el sorteo el apostante debe comprobar la primitiva y si habido suerte cobrar el cuantioso premio.

No fue hasta 1812, cuando se creó la Lotería Moderna, germen de la actual Lotería Nacional, que la Lotería por Números mudó su nombre por Lotería primitiva para diferenciarla de la primera. Este sorteo se celebró hasta 1862, que se suspendió para favorecer exclusivamente a la Lotería Moderna y no volvió hasta pasados 123 años, cuando en 1985 fue recuperada y que,con pequeñas variaciones, ha llegado hasta nuestros días.

Reconozco que aunque jamás me ha tocado en ninguna lotería después de más de 50 años jugando, ningún premio que no sea la pedrea o el reintegro, todas las semanas vuelvo con la ilusión del primer día a rellenar el boleto de la lotería primitiva. Nunca se sabe si la fortuna te espera a la vuelta de la esquina, como hacían los espadachines embozados  que el Marqués de Esquilache se propuso sin éxito inicial extirpar, prohibiendo el uso de la capa larga. A pesar de todos sus buenas y grandes obras eso le costó el exilio por los hechos acaecidos entre el 23 y el 26 de marzo de 1766  en Madrid en el conocido como Motín de Esquilache que llevó a su exilio y a la salida del gobierno de todos los extranjeros. El 5 de abril de 1766 en el puerto de Cartagena, camino de Napoles escribió amargamente “ Yo he limpiado Madrid, le he empedrado, he hecho paseos y otras obras…que merecería me hicieran una estatua y en lugar de eso me han tratado tan indignamente”.

Lotería Primitiva. Una lotería con historia