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NUEVATRIBUNA.ES - 10.3.2010

...sobre si Garzón se merece todo lo que le está pasando. El diario francés Le Monde repasa la principales claves del caso y termina con una reflexión poco reconfortante.

El diario francés Le Monde publica un artículo de su corresponsal en Madrid Jean-Jacques Bozonnet en el que incide en la antipatía del magistrado del Supremo que instruye la causa contra Baltasar Garzón por la exhumación de las fosas de desaparecidos durante la guerra civil y el franquismo, Luciano Varela, hacia el juez de la Audiencia Nacional.

El artículo empieza con una anécdota: "A Luciano Varela le gusta explicar a sus estudiante de Derecho que Dios descendió dos veces sobre la tierra. La primera vez fue hace más de dos mil años en Palestina. La segunda hace cincuenta y cuatro años, aquí, en Jaén". La ocurrencia, dice Bozonnet, "se refiere a Baltasar Garzon, nacido en 1955 en Torres, un pequeño pueblo de la provincia andaluza de Jaén, convertido en el juez más célebre de España, y uno de los más admirados en el extranjero desde que ordenó, en noviembre de 1998, la detención a Londres del exdictador chileno Augusto Pinochet por " genocidio, terrorismo y tortura ".

El artículo repasa los celos y rencores que el magistrado ha sembrado a lo largo de veintidós años de carrera y que han cristalizado en Varela, "un jurista brillante de quien los allegados dicen quien los allegados que posee 'un ego tan desmesurado como el de Garzon' y que en estos momento tiene el destino de "Dios" en sus manos."

Varela instruye desde hace meses las querellas por prevaricación de dos organizaciones de extrema derecha, a las que se ha unido Falange, por presunta prevaricación contra Garzón por haber abierto la investigación sobre las desapariciones de 114.000 republicanos duante la guerra civil y el franquismo. "Garzón ha penetrado en el jardín prohibido de la guerra civil y va a pagar el precio de veintidós años de independencia", resume su abogado, Gonzalo Martínez Fresneda, a quien se cita en el artículo, que recuerda como todos sus recursos contra las causas abiertas contra Garzón han sido rechazados.

Tras reseñar la escasez de apoyos con que cuenta el juez entre sus compañeros de carrera, (como lo demuestra el hecho de que su candidatura a ocupar cargos electivos en la judicatura como la presidencia de la Audiencia Nacional no hayan prosperado), y referirse a las otras dos causas que pesan sobre Garzón, (los honorarios que percibió por las conferencias que dio en Estados Unidos durante una licencia de estudios y las escuchas telefónicas a los abogados de la trama Gürtel), se detiene en la dimensión política de todo el asunto. Por una parte, habla de la intervención del PP para frenar las investigaciones sobre los casos de corrupción que afectan a varios de sus altos cargos y por otro recoge los apoyos socialistas a Garzón (Zapatero y José Bono) que se producen, dice, por primera vez desde que Garzón intentó sentar a su antiguo líder, Felipe González, en el banquillo de los acusados por los GAL.

"Queriendo añadir los crímenes del franquismo a la lista impresionante de asuntos que le han valido la celebridad ¿ha pecado de exceso el juez Garzón?", se pregunta el periodista. Y termina con una previsión de futuro poco reconfortante: "Muy probablemente -dice- 'el juez que jamás descansa' se sentará en el banquillo al que durante años ha enviado a malhechores, estafadores, banqueros, policías, políticos y terroristas. Si se admite su culpabilidad, se enfrentaría a una suspensión de diez a veinte años. Si es declarado inocente, nada indica que quiera retomar el curso de su carrera. Entre las personas más próximas cunde el temor de que estemos ante el fin del juez Garzón".

¿Estamos ante el fin de Garzón?