viernes. 29.03.2024
No. 914
La violación de Lucrecia

@Montagut5 | Sara B. Pomeroy escribió ya hace unos años un libro fundamental para entender la historia de las mujeres en la Antigüedad clásica, titulado en español, Diosas, Rameras, Esposas y Esclavas, y que en 1987 publicó Akal en España. En este trabajo comentaremos algunas de las cuestiones que trata sobre la violación en Grecia y Roma, aunque dejando de lado las “violaciones mitológicas”.

En Atenas, el marido de una mujer adúltera o violada estaba obligado legalmente a divorciarse de ella. La mujer pasaba a ser una verdadera proscrita de la sociedad, y jamás podría encontrar un nuevo marido. El castigo por violación era inferior al de la seducción porque ésta última era considerada más grave, ya que implicaba una relación durante un tiempo y atacaba el matrimonio, una institución fundamental en Atenas, porque el seductor habría ganado los afectos de la esposa, entrando en las propiedades familiares. El marido agraviado tenía derecho, aunque no la obligación, de matar al seductor. El violador, en cambio, era una amenaza menor para el marido porque no había mediado el consentimiento de la esposa. Por eso la pena por violación era una multa pecuniaria, no teniéndose en cuenta, por tanto, el daño ejercido sobre la mujer, algo secundario.

Uno de los hechos fundacionales de Roma fue la violación de Lucrecia por parte de Sexto Tarquinio, provocando el final de la Monarquía y el establecimiento de la República, generando, además, una gran atención por parte de artistas y literatos en la historia cultural occidental. Pero lo que aquí nos interesa es el relato del historiador Livio porque nos transmite la mentalidad romana sobre la violación y el adulterio.

Lucrecia estaba aterrorizada ante la amenaza de Tarquinio de matarla junto a su esclavo, que estaba desnudo y en su propia cama, por lo que se sometió a la violación. Había sido violada, pero, en realidad, también era una adúltera o podía ser considerada como tal aunque no hubiera estado con el esclavo, ya que, también se puede interpretar, por otras fuentes, que Tarquinio habría amenazado a Lucrecia con elegir a uno de sus esclavos más bellos, matarlo y poner su cadáver desnudo en su lecho, con lo que quedaría deshonrada por adúltera en la memoria de Roma y de su esposo si no accedía a sus deseos, proclamando que él había castigado a ambos con la muerte, vengando el honor de Colatino. En todo caso, Lucrecia refirió la violación a su esposo y a su padre, pidiéndoles venganza, y decidiendo suicidarse porque, al parecer ninguna mujer podía quedar autorizada con su ejemplo a sobrevivir a su deshonor.

La violación en el Bajo Imperio romano consagró un modelo de culpabilidad para la víctima, como podemos comprobar en el Codex Theodosianus, la compilación de leyes del Derecho Romano en la etapa final imperial. Constantino estableció una diferencia entre las mujeres vírgenes violadas que, sin lugar a dudas, ha tenido una gran repercusión posterior en el derecho y en las mentalidades. Por un lado, estarían las mujeres que provocaban el hecho de la violación con su comportamiento, y las que habían sido forzadas en contra de su voluntad. En el primer caso la pena que recaía sobre la víctima era la de ser quemada viva. En el supuesto en el que el violador hubiera ejercido fuerza y la víctima no hubiese hecho nada con su comportamiento para provocar la violación también recaería una pena sobre la mujer, aunque más leve. Debía ser castigada porque podía haber evitado el hecho si hubiese gritado o realizado acciones que hubieran podido alertar a vecinos del lugar donde se había producido el hecho, para evitar la violación. No había, pues, en ningún caso, escapatoria para la mujer, ya que siempre era considerada culpable de la violencia ejercida sobre ella.

Además de la obra citada, es imprescindible consultar, para ampliar conocimientos sobre todo lo relacionado con la violencia ejercida contra las mujeres en la época antigua, el trabajo titulado La violencia de género en la Antigüedad, dirigido por María Dolores Molas Font, que publicó en 2006 el Instituto de la Mujer, y que podemos consultar en la red.

La violación en la Antigüedad clásica