sábado. 20.04.2024

lavinia4@Montagut5 | Al parecer, el día 24 de agosto de 1552 era bautizada en Bolonia Lavinia Fontana, destacada pintora del primer Barroco italiano.

Como en otros casos de mujeres pintoras del Renacimiento y del Barroco nuestra protagonista era hija de un pintor. Su padre era Próspero Fontana, pintor de la escuela de Bolonia, con un estilo propio del Manierismo final en la transición con el Barroco. Lavinia debe mucho a ese estilo en sus inicios por evidente influencia paterna, ya que aprendió en su taller. Bolonia siempre se había destacado porque las mujeres tenían más fácil el acceso a la cultura que en otros lugares, ya que podían ingresar en su famosa Universidad. Por otro lado, hay constancia de que en la ciudad actuaban muchas pintoras, destacando además de nuestra protagonista Elisabetta Sirani, aunque ya en pleno siglo XVII. Este fue el contexto en el que vino al mundo nuestra protagonista y comenzó a trabajar. (En la imagen: autorretrato)

Cuando se casó, Lavinia no dejó los pinceles y se dedicó a pintar para sustentar a la familia mientras su esposo se encargaba de las tareas domésticas, a atender a once hijos, y a ayudar a su esposa

Muy joven comenzó a significarse pintando retratos de importantes personajes de la ciudad, y que le proporcionaron importantes ingresos. Lavinia supo moverse bien en los círculos aristocráticos boloñeses. Son retratos conjugan la pose natural del retratado con un cuidado trabajo de ropajes y joyas. Debemos destacar el retrato de la familia Gozzadini (1584). También pintó cuadros religiosos. En el Prado contamos con un Cristo con los símbolos de la Pasión (1576). También debe apreciarse su Noli me Tangere de 1581, y en los Uffizi, en donde destaca, sin lugar a dudas, una María Magdalena iluminada, pero con ropajes contemporáneos, acercando el personaje al espectador del momento.

UN MATRIMONIO CURIOSO PARA LA ÉPOCA

En el año 1577 una joven Lavinia se casaba con un discípulo de su padre, Gian Paolo Zappi. Fue un matrimonio curioso para la época, porque Lavinia no dejó los pinceles y se dedicó a pintar para sustentar a la familia mientras su esposo se encargaba de las tareas domésticas, a atender a once hijos, y a ayudar a su esposa, conocedor de su valía como artista. Zappi solía pintar los fondos de los cuadros de Lavinia.

En el año 1589 recibió un encargo desde España. Se le solicitaron pinturas para el Monasterio de El Escorial, lo que demuestra que su fama ya trascendía internacionalmente. Allí se conserva su Sagrada Familia con San Juan Bautista, un cuadro magníficamente pagado.

lavinia2La familia se trasladó a Roma en 1603 y entró a servir como pintora con el papa Clemente VIII. En la ciudad eterna contó con el apoyo y mecenazgo de la familia Boncompagni. Allí ingresó en la Academia romana. En Roma comenzó pintando para el altar de la Basílica de San Paolo Fuori le Mura una obra que desapareció en un incendio en el siglo XIX. También pintó al papa Borghese, Paulo V. Famoso fue el cuadro que pintó a la niña Antonietta Gonsalvus (en la imagen), que sufría la enfermedad llamada hipertricosis o “síndrome del hombre lobo”, caracterizada por un exceso de vello.

El estilo de Lavinia evolucionó por la fuerza de sus contemporáneos los Carracci, también boloñeses. Los Carracci establecieron un modelo clásico alejado ya del Manierismo, pero también contrario al naturalismo de Caravaggio. Lavinia tuvo relaciones de amistad con Ludovico Carracci. También recibiría influencias de Antonio Allegri Correggio y de Scipione Pulzone.

lavinia3Lavinia supo combinar los retratos, en los que fue una indiscutible maestra, con el arte sacro y el profano, pintando muchos desnudos masculinos y femeninos, algo poco común en una mujer pintora de la época. En este sentido, nos quedamos con su Minerva vistiéndose de 1613. (En la imagen).

Lavinia falleció en Roma el 11 de agosto de 1614.

En los Uffizi se conserva un magnífico autorretrato de Lavinia. En la Academia de San Lucas de Roma también podemos admirar un autorretrato de nuestra protagonista tocando la espineta del año 1577. Esta obra tiene su interés porque, además de una cierta relación con una pintura de Sofonisba Anguissola, aparece lujosamente vestida, con una criada que le sostiene la partitura, e interpretando música, una forma de demostrar su valía social como artista. Lavinia consiguió gran fortuna gracias a su genio pictórico, dedicando parte de la misma a adquirir antigüedades, en línea de lo que decimos de su prestigio profesional y social. En este sentido, en 1611 el escultor Felice Antonio Cassoni acuñó una medalla de oro en su honor. En una cara aparecía su perfil y en la otra pintando con su caballete, orgullosa de su oficio. Por fin, el poeta Giulio Cesare Costa nos ha dejado estos versos sobre Lavinia:

                        “Sorpresa de la gente y de Natura

                         Lavinia Fontana, gran pintora,

                        es única en el mundo como el Fénix”

Lavinia Fontana fue muy prolífica, aunque solamente se conserva una pequeña parte de su obra. Sin lugar a dudas, puede ser considerada una de las pintoras más destacadas de la Historia del Arte.

Lavinia Fontana, indiscutible maestra de la pintura barroca italiana