viernes. 19.04.2024
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Lavanderas bajo el Puente de Segovia en Madrid.

La labor de los Grupos socialistas femeninos ha sido estudiada, entre otros autores, por Rosa María Capel en un trabajo fundamental titulado “Mujer y Socialismo. 1848-1939”. Por el mismo, sabemos que los estatutos de la Agrupación Femenina Socialista de Madrid se aprobaron en 1910, como una adaptación de los que regían para la Agrupación Socialista Madrileña. Estos estatutos planteaban los objetivos fundamentales de los grupos socialistas femeninos que se estaban creando por España: educar a la mujer para el ejercicio de sus derechos y la práctica de sus deberes según lo que establecía el socialismo, pero, además, fomentar la organización social de las mujeres, y luchar para conseguir la aprobación de leyes a favor del trabajo femenino e infantil.

Estos Grupos Femeninos pretendían, en palabras de la historiadora citada, acercar el socialismo a las mujeres y las mujeres al socialismo, aunque hubo diferencias de interpretación, algunas de una clara defensa del feminismo, y otras todavía muy ancladas en la mentalidad tradicional al considerar que debían ser escuelas de madres y esposas. Rosa María Capel hace un esfuerzo para estudiar cómo eran y cómo funcionaban, a pesar de la falta de documentación existente. Pero aquí nos interesa más la parte de acción. Sabemos, siempre siguiendo a la autora, que eran grupos claramente vinculados a la estrategia política y social del Partido y del Sindicato, pero eso no quiere decir que los Grupos no tuvieran autonomía y criterio propio. Abarcaron tareas sindicales, solidarias, educativas, culturales, políticas, ideológicas y propagandísticas. El Grupo de Madrid estaba muy vinculado con los sindicatos femeninos que estaban en la Casa del Pueblo, como los de lavanderas, planchadoras, sastras, etc. Siempre apoyó sus reivindicaciones, luchas y huelgas. En este contexto nos acercamos a uno de los primeros actos de movilización socialista femenina.

Efectivamente, el mitin para lavanderas se celebró el domingo 13 de noviembre de 1910 a las tres de la tarde en la Casa del Pueblo de Madrid, y fue organizado por la Agrupación Femenina Socialista y la Sociedad de Lavanderas. El mitin era calificado de propaganda “societaria y socialista”, es decir, que versó sobre la importancia de la asociación de las trabajadoras en línea con las ideas del socialismo. El mitin fue presidido por el compañero Reyes, la compañera Taboada y la presidenta de la Sociedad de Lavanderas.

La primera oradora, de nombre Brígida, por las lavanderas y planchadoras, recomendó la necesidad de la asociación de las trabajadoras para contener las “demasías de los burgueses”. El compañero y miembro de las Juventudes Socialistas, Arroyo, se dedicó a exponer las ventajas de la organización como único medio para que la mujer alcanzase la educación necesaria para que pudiera ser libre. Agustina Marcos, también de las Juventudes, intentó advertir que las mujeres no debían fiarse de los “políticos burgueses”, aunque anunciasen que iban a legislar a favor de las mujeres, debiendo sólo hacerlo de su propia fuerza, en línea con la tradicional defensa socialista del protagonismo del obrero en su emancipación.

A continuación, intervino Francisca Vega Montes de la Agrupación Femenina. Vega fue una de las luchadoras más intensas que tuvo el sindicalismo socialista durante su larguísima vida. Bordadora y activa en la Sociedad de Obreras del Vestido y Planchadoras de la UGT, ingresó en junio de 1910 en la Agrupación Femenina Socialista de Madrid, en la que tuvo distintas responsabilidades directivas. Muchos años después llegaría a ingresar en la Masonería. Pues bien, en línea con su alto compromiso, Francisca Vega le dio un mayor contenido ideológico y político al mitin, ya que insistió en que las trabajadoras no debían contentarse con la lucha en el sindicato de su oficio, sino que debían preocuparse de la política en clave socialista.

Por su parte, Micaela Cervera disertó sobre la explotación que se producía en los conventos-talleres donde se practicaban métodos crueles.

También intervino Maeso, y creemos que se refiere a José Maeso Granados, activísimo sindicalista vinculado al sector de la madera y la carpintería, y que desempeñó distintas responsabilidades en la UGT y en el PSOE. Maeso insistió en la necesidad de la organización.

Por fin, Galán denunció la labor de las Sociedades de damas católicas, en línea con la denuncia de los conventos-talleres, porque, aunque propagaban la caridad, explotaban a las trabajadoras.

El resumen del mitin se publicó en el número 1289 de El Socialista, fuente que hemos consultado, además del Diccionario Biográfico del Socialismo Español para ampliar el conocimiento de los protagonistas de aquel acto, sin olvidar la cita al trabajo de Rosa María Capel, harto recomendable para los interesados en la compleja relación entre mujer y socialismo hasta la Guerra Civil. (En “Pasado y Memoria, Revista de Historia Contemporánea, 7, 2008, págs. 101-122).

Las lavanderas madrileñas en el movimiento obrero (1910)