jueves. 18.04.2024
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@jgonzalezok | El fallecimiento este domingo (20) de Hebe de Bonafini, la histórica presidenta de las Madres de la Plaza de Mayo, a los 93 años, provocó una serie de reacciones contrapuestas que han servido para poner de relieve la profunda grieta que atraviesa la sociedad argentina de los últimos años. La señora de Bonafini, que fue una de las fundadoras de la organización, tuvo a dos hijos y una nuera desaparecidos. Esto la llevó a integrar el grupo de mujeres que, a partir del 30 de abril de 1977, empezaron a marchar en la Plaza de Mayo pidiendo por la aparición de sus familiares. 

Bonafini se opuso valientemente a la dictadura más sangrienta que conoció Argentina y recibió el apoyo y reconocimiento de todas las democracias del mundo. Sus denuncias ayudaron a que se conociese la dimensión de la tragedia que estaba viviendo la Argentina y a desgastar a la dictadura. Las Madres de la Plaza de Mayo también sufrieron en carne propia la violencia de los militares, que asesinaron e hicieron desaparecer a algunas de sus integrantes, como Azucena Villaflor de Maizani. A pesar de eso, siguieron adelante y consiguieron debilitar al régimen militar, impulsando la lucha por la memoria, la verdad y la justicia. 

Pero la señora de Bonafini fue perdiendo simpatías y contribuciones a medida que adoptó una serie de posiciones incompatibles con la democracia e, incluso, con los derechos humanos. Celebró los atentados del 11 de Septiembre contra las Torres Gemelas en Nueva York, apoyó a la banda terrorista ETA y a la guerrilla colombiana de las FARC, además de reivindicar la guerrilla de los 70 en Argentina. 

Bonafini se opuso valientemente a la dictadura más sangrienta que conoció Argentina y recibió el apoyo y reconocimiento de todas las democracias del mundo

Después decidió convertir la organización, un símbolo universal por los Derechos Humanos, en una formación política al servicio de los Kirchner: “Somos una organización política y nuestro partido es el kirchnerismo”, dijo el 23 de marzo de 2017. Al tiempo que eligió partido político, también definió sus enemigos: la prensa independiente (organizó juicios populares contra periodistas), los jueces (amenazó con tomar el Palacio de Justicia), y la Iglesia, hasta que Cristina Kirchner decidió que era mejor tener de su parte al papa Bergoglio. 

La victoria de Mauricio Macri en las elecciones del 2015 la llevó a radicalizar sus posiciones. Asimiló al presidente con la dictadura militar y llegó a hacer declaraciones como que había que probar las pistolas eléctricas Taser, que provocan una paralización momentánea, en Antonia, la pequeña hija del presidente. Dicha arma, que no es letal, estaba queriendo ser adquirida por el nuevo gobierno para la policía. 

Las repercusiones que su fallecimiento están provocando en Argentina son una consecuencia de su controvertida figura. Después de decretar tres días de luto nacional, el presidente Alberto Fernández escribió en su cuenta de Twitter: “Con la partida de Hebe de Bonafini perdimos una luchadora incansable. Reclamando verdad y justicia junto a las Madres y Abuelas, enfrentó a los genocidas cuando el sentido común colectivo iba en otra dirección. Con enorme cariño y sentido pesar, la despido. Hasta siempre Hebe”. 

Después decidió convertir la organización, un símbolo universal por los Derechos Humanos, en una formación política al servicio de los Kirchner

La respuesta inmediata que salió de la cuenta oficial de prensa de la organización de Bonafini fue insólita: “Sr. Presidente, no se perdió nada, el legado de las Madres vive en el pueblo. Relacionar la lucha de nuestra presidenta con otra organización (en referencia a las Abuelas) es un insulto. Por suerte Hebe hizo público todo lo que pensaba de usted”. 

El mensaje de la organización pone en evidencia dos conflictos. La (mala) relación con el presidente y las diferencias profundas con las Abuelas de la Plaza de Mayo, a pesar de que sus dos líderes históricas, Hebe de Bonafini y Estela de Carlotto, compartieron en innumerables ocasiones los actos del kirchnerismo. Pero la relación entre ambas era casi nula, aunque se conocían desde hacía décadas y las dos eran de la ciudad de La Plata. 

Con la recuperación del nieto de Estela de Carlotto, en agosto de 2014, se volvieron a poner de relieve las diferencias. Frente a un generalizado clima de alegría por el hecho, las Madres recordaron que nunca habían hecho público ningún comunicado con la aparición de algún nieto y que, en cualquier caso, todos eran bienvenidos. Pero Estela de Carlotto recordó que Hebe había dicho en algún momento que no había que buscar a los nietos porque “estaban contaminados”.

En 1986 hubo una división interna que se saldó con el nacimiento de Madres Línea Fundadora, que abandonaron a Bonafini cuestionando falta de democracia interna y autoritarismo

La presidente de Abuelas había dicho en el pasado: “No se puede con esta señora (…) ella insulta, agravia y desmerece”. También destacó, por contraste, que las Abuelas reciben ayudas del Estado, pero con auditorias permanentes. Pero, ahora, en la hora de su muerte, prefirió recordar lo positivo: “No coincidíamos absolutamente en nada en muchas cosas, pero fue una mujer reconocida por el mundo entero y es una mujer que se dedicó a pregonar la necesidad de la condena a los responsables, de buscar a los que no volvieron”. 

En 1986 hubo una división interna que se saldó con el nacimiento de Madres Línea Fundadora, que abandonaron a Bonafini cuestionando falta de democracia interna y autoritarismo. En 2012, en una controvertida entrevista en la revista de las Madres que le hizo el jefe del Ejército, general Milani, cuestionado por otros organismos de derechos humanos por su actividad durante la dictadura, descalificó a las Abuelas y las Madres Línea Fundadora, al afirmar que al recibir las indemnizaciones establecidas por el Estado para los familiares de las víctimas, habían vendido “la sangre de sus hijos”. 

Las Madres línea Bonafini tampoco quieren admitir la muerte de sus hijos, para mantener la dinámica. No aceptan las indemnizaciones del Estado y prohíben dar muestras para comparar el ADN

El ex director de la Radio de las Madres, Pedro Lanteri, también dio una explicación sobre las diferencias. La lucha de las Madres es la de sus hijos, “por esa razón no vamos a buscar huesitos como otros organismos”. Las Madres línea Bonafini tampoco quieren admitir la muerte de sus hijos, para mantener la dinámica. No aceptan las indemnizaciones del Estado y prohíben dar muestras para comparar el ADN, aunque algunas lo hacen en secreto. 

Entre los últimos conflictos de Bonafini con Alberto Fernández estuvo su oposición a que se negociara con el Fondo Monetario Internacional. Y reprochaba al presidente que acudiera a “canales de mierda” (sic), en referencia a canales de televisión considerados enemigos. “No hable más porque no le creemos”, dijo también, Bonafini, que señaló: “Es una desilusión cada vez que habla”. 

Bonafini empezó a aproximarse al kirchnerismo en el primer mandato de Néstor (2003-2007). El presidente, que necesitaba ampliar su apoyo político y social, vio en las organizaciones de derechos humanos una forma de aproximarse a sectores progresistas. Y una de sus primeras actividades como presidente fue recibir a organizaciones de piqueteros y a Hebe de Bonafini. La combativa dirigente de las Madres de la Plaza de Mayo creía hasta ese momento que Kirchner era “la misma mierda” (sic) que los presidentes que lo antecedieron, Menem y Duhalde. 

Pronto cambiaría de idea. Al salir de la primera entrevista que tuvieron en la Casa Rosada, diría: “Él no es como los demás”. Los Kirchner la convirtieron en una aliada incondicional, impulsando la reapertura de los juicios contra los militares de la dictadura y concediéndole grandes espacios de actuación política: el control de una radio en AM, del plan Sueños Compartidos, de construcción de viviendas populares, y de una Universidad. 

Sus restos serán enterrados, por voluntad propia, en la Plaza de Mayo, a la que seguía acudiendo cada jueves a primera hora de la tarde, incluso en los últimos tiempos

El plan de construcción de viviendas terminó en escándalo tras descubrirse un desvío millonario de fondos, casi un cuarto del total destinado a dicho programa. En la investigación se descubrió también que no hubo licitaciones para la construcción de las viviendas ni controles por parte del Estado. Además de la propia Hebe de Bonafini estuvieron involucrados también los hermanos Schocklender -dos parricidas que conoció en la cárcel y después acogió en la Fundación-, el ex ministro de Planificación, Julio De Vido y dos ex altos cargos del mismo ministerio, Abel Fatala y José López. 

Días antes de su fallecimiento, su defensa había presentado un pedido para extinguir la acción penal, alegando que estaba afectado el derecho a ser juzgada en un plazo razonable. Contó siempre con el apoyo del gobierno y del primer juez de la causa, Norberto Oyarbide, que solo la citó como testigo y aceptó a la Fundación como querellante. La Cámara Federal anuló después todo y apartó a Oyarbide. El nuevo juez, Marcelo Martínez de Giorgi, la convocó en 2016 para interrogarla, a lo que se negó, obligando al juez a emitir una orden de detención. Pero el kirchnerismo se movilizó, formando una muralla humana e impidió el ingreso de la policía. La indagatoria se hizo finalmente en la cocina de la Fundación, frente a la Plaza del Congreso, como pretendía Bonafini.

En definitiva, desaparece una figura sumamente polémica en Argentina, que tuvo un papel protagonista durante décadas. Sus restos serán enterrados, por voluntad propia, en la Plaza de Mayo, frente a la Casa Rosada, donde encabezó miles de rondas alrededor de la pirámide que está situada en el centro. Una plaza a la que seguía acudiendo cada jueves a primera hora de la tarde, incluso en los últimos tiempos en que ya debía trasladarse en un transporte especial y en silla de ruedas. 

Las reacciones a la muerte de Hebe de Bonafini reflejan la enorme grieta política en...