jueves. 25.04.2024
periodista argentino Alfredo Leuco en canal La Nación +
El periodista argentino Alfredo Leuco en canal La Nación +

Desde que se dio a conocer la noticia de las negociaciones entre la Casa Blanca y el gobierno de Nicolás Maduro -en post de la seguridad energética- los medios hegemónicos de comunicación han pretendido retractarse de los adjetivos con los que hasta el pasado lunes definieron al presidente venezolano.

Cualquier ciudadano de a pie medianamente informado por la voz oficial de la realidad, sabría interpretar que sentarse a dialogar con Maduro contradice el discurso sostenido por Washington durante las últimas tres administraciones; especialmente durante la presidencia de Donald Trump, que en 2019 sentó en su Senado a Juan Guaidó, pretendiendo imponerlo por la fuerza como legítimo presidente de Venezuela y reafirmando la idea de un tirano Nicolás Maduro, responsable de cometer sendas violaciones contra los derechos humanos en su país.      

Ahora es el gobierno de EEUU el que necesita a Venezuela para poder reemplazar parte del petróleo que le compra actualmente a Rusia

Estados Unidos y Venezuela rompieron relaciones diplomáticas a principios de 2019, luego de que Maduro asumió un segundo mandato en elecciones ampliamente cuestionadas, especialmente por la Casa Blanca. Washington reconoció entonces al líder opositor Juan Guaidó, presidente del Legislativo, como única autoridad legítima, e impuso una batería de sanciones a Caracas en pos de forzar la salida de Maduro. Sin embargo no lo consiguió. Ahora es el gobierno de los Estados Unidos el que necesita a Venezuela para poder reemplazar parte del petróleo que le compra actualmente a Rusia.

Lavarle la cara a Maduro es la tarea en la que se abocan ahora los medios hegemónicos de comunicación, que desde el pasado lunes han reemplazado la carátula de “dictador” para referirse al mandatario como “presidente de Venezuela”.

Mientras tanto afloran en forma de titulares toda clase de demonización hacia el nuevo-viejo archienemigo de los Estados Unidos: Rusia. El mensaje ha calado hondo. Y la rusofobia se manifiesta en el creciente odio hacia Putin que revelan las encuestas que ensayan los mismos medios demonizadores del primer mandatario ruso.

Todo vale en post de la defensa de la democracia “made in USA”; incluso la sorpresiva relación comercial que planea un diálogo entre Biden y un Maduro que ya no parece ser tan malo como se suponía que era hasta hace apenas cinco días. En la narrativa oficial en Estados Unidos, Rusia ha vuelto al puesto que ocupó durante el medio siglo de la Guerra Fría; es el enemigo número uno del llamado “mundo libre”. 

Este martes anunciaron el cese de sus actividades comerciales en Rusia las empresas americanas Starbucks, Coca Cola, McDonald´s y Pepsi Cola, sumándose a varias empresas cibernéticas y financieras. En territorio norteamericano se ha clausurado  el medio ruso RT América, cancelado conciertos y bailes rusos, y hasta despedido a atletas profesionales y personalidades de la cultura de ese país.

Putin es malo. Maduro no es tan malo. Esta es la premisa infantil a la que han recurrido ahora los medios de la derecha capitalista. Hasta el canal argentino La Nación +, que desde la asunción misma de Nicolás Maduro a la presidencia venezolana no dejó pasar un solo día sin recordarle a su audiencia que “en Venezuela hay una feroz dictadura” y que “Nicolás Maduro es un tirano”, ayer mismo dedicaba uno de sus espacios de política económica a “uno de los mejores líderes de Latinoamérica”.

Y mientras el conflicto bélico se endurece y las víctimas civiles ocupan las páginas principales de los diarios más leídos, la Casa Blanca sigue sin responsabilizarse por los 14 mil civiles asesinados por sus fuerzas militares durante la invasión arbitraria a Irak, con la complicidad –claro está- de la intocable OTAN.

Putin es malo. Maduro es bueno